Al portador

«Lo que hay que tener» para encarcelar a Puigdemont

Nada está claro, pero hay muchos juristas que dudan de la conveniencia de enviar a alguien a prisión preventiva si es beneficiario de una amnistía en tramitación

Tom Wolfe (1931-2018), el padre del llamado «Nuevo periodismo», escribió «The right stuff», libro de éxito, luego llevado al cine, que se tradujo al castellano como «Lo que hay que tener». Narraba las peripecias de la elección y adiestramiento de los astronautas del programa espacial Mercury en los años sesenta del siglo pasado. Wolfe también decía que «el problema de la ficción es que tiene que ser plausible. Eso no es cierto con la no ficción». El «procés» y todo lo que le rodea, desde el paripé de referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017, la declaración de independencia que duró segundos, la huida de Puigdemont, las peripecias carcelarias de Junqueras y compañía y ahora la amnistía, diseñada por los amnistiados, no serían plausibles en un relato de ficción. La no ficción, en la que Wolfe demostró su maestría, lo supera todo.

El prófugo de Waterloo, en busca y captura por la Justicia española, adelanta que el jueves anunciará sus intenciones, es decir, si se presenta o no a las elecciones catalanas del 12 de mayo, adelantadas por Pere Aragonés, sin que esté muy claro a quién beneficia el cambio de calendario. Puigdemont es impredecible, pero sus exégetas de cabecera apuntan que acudirá a las urnas con el objetivo de volver a ser presidente de la Generalitat. Puede hacerlo, como ya ocurrió en su día, sin estar presente. Sin embargo, surge la gran duda –el morbo– de si, como parte de su campaña y golpe de efecto, se presentará más o menos por sorpresa ya sea en Girona o en Barcelona. Gonzalo Boye, su abogado, tan discutible como hábil, será decisivo. El día que Puigdemont pise suelo español, si es antes de que entre en vigor la amnistía, debería ser detenido y, a partir de ahí, el juez decidiría si lo envía a prisión preventiva. Para el prófugo, por muy incómodo que sea, el paso por la cárcel sería la mejor campaña electoral imaginable. El problema para él es que quizá nadie «tenga lo que hay que tener» para enviarlo a prisión y no por falta de arrestos de los jueces. La ley es interpretable, recuerdan siempre en el Tribunal Supremo, que no decidiría el futuro inmediato de Puigdemont si regresa ahora. La papeleta sería para el juez Llarena sin duda. Nada está claro, pero hay muchos juristas que dudan de la conveniencia de enviar a alguien a prisión preventiva si es beneficiario de una amnistía en tramitación. Surrealista, pero Puigdemont quizá quiera garantías de ir un rato a la cárcel para volver ahora. La ficción tiene que ser plausible, pero eso no es cierto en la no ficción, insistía el autor de «Lo que hay que tener», Tom Wolfe.