Sin Perdón
¿Qué tiene que votar un constitucionalista?
«No creo que ningún constitucionalista quiera apoyar una España basada en la insolidaridad, los privilegios y las castas»
Es una vez más muy sencillo. Cataluña es fundamental para garantizar el Estado de Derecho y la separación de poderes. Por tanto, tiene que votar en contra de Sánchez. No hay otra salida. La derrota del sanchismo impedirá que pueda avanzar en el proceso de acabar con la independencia de la Justicia y silenciar o mediatizar a los medios de comunicación libres. Una victoria de Sánchez le servirá de justificación en su estrategia destinada a consagrar la prevalencia del Poder Ejecutivo por encima del Legislativo y el Judicial. No es una especulación o un temor infundado, porque hemos constatado su estrategia desde que llegó a La Moncloa. A estas alturas sabemos que quiere asaltar el Consejo General del Poder Judicial para nombrar jueces afines al sanchismo, como sucede con Conde-Pumpido, Segoviano, Campo, Díaz o Balaguer en el Tribunal Constitucional. Es abrazar el uso alternativo del Derecho como doctrina que permita interpretar y validar los desmanes legales del sanchismo y su colonización de las instituciones.
Un voto masivo en favor del constitucionalismo pondría punto final a este oscuro periodo en el que la Administración se ha puesto al servicio de los intereses partidistas en contra de lo que es y tiene que ser dentro de nuestro diseño constitucional. Sánchez ha abrazado el populismo iberoamericano. La defensa de la democracia, la separación de poderes y el Estado de Derecho tienen una cita este domingo en Cataluña. Es posible que alguien crea que lo que está sucediendo no llegará a buen fin sea cual sea el resultado catalán. Se equivoca. Otro aspecto inquietante para cualquier demócrata es la sumisión de Sánchez a los caprichos de los independentistas. Una victoria suya garantiza que esta legislatura tengamos un sistema de concierto económico para Cataluña, que será el triunfo de la insolidaridad, y un referéndum. El modelo de pacificación del líder del PSOE se basa en ceder a los deseos de los enemigos de España. No es una exageración, sino una triste realidad. Su continuidad en La Moncloa depende solamente de su sumisión al independentismo. No creo que ningún constitucionalista quiera apoyar una España basada en la insolidaridad, los privilegios y las castas. Un modelo donde unos pocos, los independentistas y los antiguos dirigentes de ETA, se impongan sobre la mayoría.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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