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El canto del cuco

La resistencia numantina

Hay una abrumadora mayoría, también entre los votantes socialistas, partidaria de acudir ya a las urnas

Van apareciendo graves irregularidades en las cuentas del PSOE, hasta el punto de que se abre paso la sospecha de la financiación irregular del partido gobernante. La investigación, aún en marcha, se centra en el comportamiento de Ábalos y Cerdán, los alfiles colocados, sucesivamente, por Pedro Sánchez en la sede de Ferraz. Uno está a punto de sentarse en el banquillo y el otro espera ya en la cárcel. La financiación ilegal se considera el argumento definitivo de alguno de sus aliados, como el PNV, para romper con el sanchismo. Los junteros de Puigdemont han roto ya de hecho con Sánchez por otros motivos. Y el desencuentro con los socios de extrema izquierda se agudiza por la política de defensa y las relaciones con Israel.

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No es extraño que, ante este panorama, que impide hablar siquiera de los Presupuestos, ensombrecido además por el estrechamiento del cerco de la Justicia a la familia del presidente del Gobierno y a «su» fiscal general, aumente la sospecha de que no queda otra salida, aunque sólo sea para despejar el ambiente asfixiante, que convocar elecciones. Hay una abrumadora mayoría, también entre los votantes socialistas, partidaria de acudir ya a las urnas. Parece que Pedro Sánchez se lo está pensando. Hasta ahora se resiste a entregar el poder a la derecha, mientras los socialistas veteranos, herederos de Suresnes, multiplican sus reuniones para preparar el postsanchismo. Si el desbarajuste se prolonga, no es descartable, observando las tendencias, que Vox, como ha ocurrido en la mayor parte de los países europeos, adelante al PSOE, como segunda fuerza, en las elecciones generales. El zarpazo de la extrema derecha ha ocurrido hasta en el Portugal de Soares, Guterres y Costa. Ya no se puede hablar de excepción ibérica.

Hay dos suposiciones, a cual más inquietante, para explicar la resistencia numantina de Pedro Sánchez a acudir a las urnas: su miedo a quedar a la intemperie ante la probable actuación de la Justicia contra él y su sentido patrimonial del poder. Queda una tercera hipótesis, más peligrosa aún: su «mesianismo» progresista, entre Hamás y el grupo de Puebla, con Lula, Petro, Boric y Zapatero de comparsa. Desde la Internacional Socialista se propone salvar al mundo del fantasma de la extrema derecha, que encarnan Trump y Netanyahu y que avanza imparable sobre Europa. Para cumplir su misión histórica necesita, contra viento y marea, mantenerse indefinidamente al frente del Gobierno de España, con o sin respaldo parlamentario, impidiendo la alternancia, neutralizando la actuación de la Justicia y apoderándose gradualmente de todos los resortes del poder. Eso se llama autocracia.