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El electoralismo de Sánchez no moviliza a la izquierda: PSOE y Sumar pierden 3,4 millones de votos

Sondeo de NC Report para LA RAZÓN. El PP y Vox se consolidan por encima de los 200 escaños.

Encuesta electoral NC Report
Encuesta electoral NC Report.T. GallardoLa Razón

La estrategia electoralista que el Gobierno está siguiendo desde la vuelta del verano, casi a la desesperada y con constantes anuncios ideológicos por sorpresa, no parece estar dando sus frutos para Pedro Sánchez. Según el último sondeo de NC Report para LA RAZÓN, ni el PSOE ni Sumar están consiguiendo remontar y el PP se queda estancado, en el mejor sentido de la palabra, como el irremediable ganador de las elecciones.

Si hoy se celebrasen los comicios, el PP de Alberto Núñez Feijóo obtendría el 34,4% de los votos y entre 150 y 152 escaños, según la encuesta. El PSOE, en cambio, caería al 26,6% del voto y lograría entre 106 y 108 escaños. En ambos casos, se trata de una diferencia de entre 13 y 15 diputados con respecto al 23-J, hacia arriba para los populares y a la baja para los socialistas.

Vox quedaría consolidado indudablemente como tercera fuerza política gracias a un crecimiento enorme: sacaría el 16,1% de los votos, que se traduciría en entre 53 y 55 diputados. En cualquier escenario de la horquilla, el partido de Santiago Abascal estaría ahora superando su mejor resultado histórico, el de la repetición electoral de 2019, cuando sentó a 52 diputados en el Congreso. Actualmente tiene 33, así que sería una crecida de entre 20 o 22.

Encuesta electoral NC Report
Encuesta electoral NC ReportT. GallardoLa Razón

Con estos resultados, Feijóo podría llegar a ser investido presidente del Gobierno de manera holgada con el apoyo de Abascal. Juntos, sumarían 203 escaños en la previsión menos optimista para ellos y no necesitarían el apoyo de otras fuerzas nacionalistas, como el PNV o Junts, que no casan bien con Vox y con las que el PP no pasa por su mejor momento (especialmente con los vascos).

La izquierda, en cambio, no tiene margen para el optimismo. Sumar, sin contar con Podemos, sacaría ahora un 4,8% de los votos, que se traducirían en 7 u 8 escaños. Pero concurriendo por separado, el partido morado tampoco tiene mejores previsiones: obtendrían el 4,6% y entre 3 o 4 escaños. Esto significa que la coalición liderada por Yolanda Díaz perdería entre 23 y 24 escaños en comparación con el 23-J y Podemos ni siquiera mejoraría sus resultados de las elecciones anteriores (tuvo 5 diputados).

Sangría de votos

Persona a persona, estos porcentajes significan que PSOE y Sumar perderían 3,4 millones de votos con respecto al 23-J. Si se incluyera a Podemos, el golpe sería menor pero igualmente grande: perderían 2,2 millones. Y si se mete a todas las fuerzas de izquierda en el Congreso, la izquierda se dejaría hoy en unas elecciones generales a 2,3 millones de votantes.

En términos porcentuales, los resultados de este sondeo de octubre son muy similares a los de septiembre. Apenas hay grandes variaciones entre los bloques, y los movimientos son dentro de los mismos: el PP baja 0,8 puntos, Vox sube 0,7 puntos; el PSOE sube 0,8 puntos y Sumar y Podemos retroceden 0,1 y 0,6 puntos.

Este escenario no es nada bueno para el Gobierno, que desde septiembre ha estado llevando el foco político a cuestiones que, en teoría, deberían haber servido para movilizar al electorado de izquierdas. Por ejemplo, con el asunto de Palestina, con Sánchez anunciando medidas contra Israel, presentando un embargo de armas, animando a las protestas contra La Vuelta o poniendo un buque de la Armada a disposición de la Flotilla propalestina. También con el anuncio de intentar blindar el aborto en la Constitución, tras el error de cálculo del PP al aceptar una iniciativa de Vox en el Ayuntamiento de Madrid.

Pero estas medidas no calan. Por un lado, la izquierda ha criticado muchos de los impulsos de Sánchez respecto a Palestina. No hay unidad. Lo muestra el embargo, que para los socios es insuficiente y se debatirá en el Congreso cuando ya está en marcha un proceso de paz. Pero, por otro, porque siguen saliendo escándalos de corrupción que no animan a los votantes de izquierdas a ir corriendo a las urnas.

Según el sondeo de NC Report, el 11,5% de los votantes del PSOE se iría ahora hacia la abstención. Es una cifra muy elevada y a la que hay que añadir que el 9,4% votaría al PP. La única lectura positiva es que Sánchez puede intentar recuperar a esos desmovilizados con una estrategia similar a la del 23-J, cuando la campaña se hizo mientras PP y Vox pactaban en las autonomías.

Gran parte de esa desmovilización socialista proviene, según apuntan prácticamente todos los sondeos, del electorado femenino. Una explicación lógica sería que los distintos escándalos de corrupción que están azotando al partido, en los que no dejan de surgir polémicas en torno a la prostitución, están lastrando ese voto de las mujeres que tradicionalmente tanto ha ayudado al PSOE. Es por eso que el Gobierno está anunciando medidas como que quiere abolir la prostitución o incluir el aborto en la Constitución. No tiene los apoyos necesarios para ninguna de las dos, pero generará un debate ideológico en el que espera salir bien parado y movilizar a los suyos.

Pero mucho tiene que movilizar, porque en el caso de Sumar, el 14,3% de los votantes se abstendría ahora. La coalición de Yolanda Díaz sólo recibiría el 30,7% de los votos que obtuvo en las anteriores elecciones. La transferencia más elevada se produce hacia Podemos, el 29,9% de los votantes de Sumar el 23-J cogerían ahora la papeleta morada. Si fueran juntos, apenas llegarían al 60% de fidelidad, que sigue siendo un porcentaje muy bajo. Ahí el PSOE tendrá un problema, porque deberá hacer un equilibrio difícil entre robar a los partidos a su izquierda para poder crecer, pero no ahogarlos demasiado como para no poder apoyarse en ellos. Ahora, los socialistas le roban el 19,8% del voto a Sumar.

Encuesta electoral NC Report
Encuesta electoral NC ReportT. GallardoLa Razón

Vox roba al PP

En la derecha, el PP parece haber tocado techo y sólo tiene una oportunidad de crecimiento: volver a atraer al votante popular que ahora ve con buenos ojos a Vox. Feijóo ya ganó las elecciones en 2023 y muy pocos votantes se abstendrían (sólo el 2,5% dice que se quedaría en casa).

Su único problema es que Abascal le roba el 10,1% de los que votaron al PP en las pasadas generales. En votos, esto son alrededor de 824.244. Es una cifra muy elevada y si crece, Vox podría llegar a robar al PP cerca de un millón de electores. Para evitarlo, Feijóo tiene que hacer ahí también un equilibrio, volver a ser atractivo para esos votantes más escorados a la derecha sin perder de vista el centro.

Fuera de Madrid

En cuanto a las formaciones nacionalistas, lo más interesante sucede en Cataluña. Según el sondeo, ERC se dejaría un escaño por el camino y caería a los 6 diputados. Junts, en cambio, se mantiene en los siete que tiene actualmente. Esto significa que dentro de la batalla que mantienen ambas formaciones, los republicanos estarían saliendo más desgastados.

Quizás por eso su líder, Oriol Junqueras, ha imitado la estrategia tanto de Junts como de Podemos y le ha dicho a Pedro Sánchez que no pactará nada nuevo con él, ni siquiera los Presupuestos, si no cumple antes con todo lo prometido. Y lo ha hecho en dos planos, en la Generalitat catalana y en el Congreso, algo que molesta mucho a los socialistas, que prefieren las negociaciones por separado. Pero es que en Cataluña el PSOE ya es muy fuerte (son las circunscripciones que más diputados le aportan) y a ninguno de los partidos independentistas les interesa aparentar que son un sostén para el Gobierno.

Sin embargo, estos resultados catalanes están embargados. Falta por saber qué hará Aliança Catalana, si se presentará a unas elecciones generales o no. El partido independentista y xenófobo está creciendo desorbitadamente en la comunidad autónoma y lo está haciendo principalmente a costa de la formación de Carles Puigdemont. Aunque, de momento, su líder, Sílvia Orriols, asegura que no se presentará a las elecciones generales, no es de fiar: ya dijo lo mismo en las autonómicas y ahora amenaza en todas las encuestas con adelantar a los postconvergentes.

Esto también ha puesto muy nervioso a Carles Puigdemont, que se ha instaurado en una política de no a todo con el Gobierno y asegura que no va a pactar nada más con Pedro Sánchez hasta que cumpla las carpetas que aún están pendientes, como el catalán en la Unión Europea o la cesión de las competencias migratorias. Su secretario general, Jordi Turull avisó el pasado mes de septiembre que Junts tomará una decisión "trascendente" antes de Navidad, amagando con romper.

Fuera de Cataluña, PNV y Bildu se quedarían con los mismos escaños y la sorpresa la da BNG, que acabaría con dos diputados, uno más que ahora. Así, los nacionalistas gallegos consolidan el crecimiento que ya se vio en las últimas autonómicas de Galicia, donde se encumbraron como segunda fuerza gracias al descalabro del PSOE.