Defensa

El nuevo caza futurista de China hace frente al F-35: su huella de calor es mínima

Con una firma de radar, según Pekín, más pequeña que la palma de una mano, el nuevo caza naval J-35 se postula como el gran rival chino del F-35 estadounidense en la carrera por el dominio de los cielos

Dos prototipos del J-35 volando en formación.
Dos prototipos del J-35 volando en formación.X.

El nuevo caza furtivo J-35 es mucho más que un avión. Es la punta de lanza de una estrategia con la que Pekín busca proyectar su poder militar lejos de sus costas y, de paso, lanzar un mensaje inequívoco sobre sus capacidades tecnológicas. Este avión se ha convertido en una pieza central en la modernización de sus fuerzas armadas, una declaración de intenciones en la carrera por la hegemonía global. Esta aeronave es solo una muestra del salto cualitativo de su industria militar, que también ha logrado avances significativos en otros campos, como el de los peligrosos misiles hipersónicos.

De hecho, la concepción del proyecto responde a una calculada filosofía industrial. El caza se basa en un diseño modular pensado para optimizar la producción en masa, una estrategia que permite abaratar costes y acelerar los plazos de desarrollo. El objetivo final es poder construir una flota de quinta generación a un ritmo competitivo sin que el presupuesto de defensa se dispare.

Además, su versatilidad es una de las claves. El programa no se limita a la variante naval, sino que ya cuenta con un homólogo para el Ejército del Aire, el J-35A, presentado recientemente en el salón aeronáutico Airshow China 2024. Esta polivalencia demuestra la madurez del programa, una idea que comparten desde Interesting Engineering, y su ambición de cubrir las necesidades de mar y aire con una plataforma común. Dicha ambición responde a un escenario geoestratégico concreto en el que la superioridad aérea es clave, un hecho que no pasa desapercibido para Taiwán, que ya prepara sus propios drones para contrarrestar la amenaza.

En este sentido, el desarrollo de la versión naval avanza a un ritmo notable. El J-35 ha superado con éxito una fase crucial de pruebas a bordo del Fujian, el portaaviones más moderno de la flota china. Los ensayos de lanzamiento y recuperación en su cubierta suponen un hito en su desarrollo, especialmente porque este buque cuenta con catapultas electromagnéticas, una tecnología que hasta ahora dominaban casi en exclusiva los norteamericanos.

Un caza de quinta generación para desafiar a Occidente

Por otro lado, sus especificaciones técnicas revelan la envergadura del proyecto. Con un peso máximo al despegue que ronda las 30 toneladas, el caza está impulsado por dos motores de desarrollo propio, un avance fundamental para la autonomía estratégica del gigante asiático. Su diseño también le permite despegar con la carga completa de combustible y municiones, lo que se traduce en un mayor alcance operativo y una potencia de fuego superior. Este esfuerzo tecnológico busca igualar y superar las capacidades del caza que se ha convertido en el estándar occidental, el polémico F-35, cuyo desarrollo no ha estado exento de dificultades.

Con todo, la propaganda estatal china ha lanzado una afirmación contundente que define la ambición del proyecto: su firma de radar es minúscula. Llevan la comparación al extremo, asegurando que su sección transversal equivale al tamaño de un gorrión. De confirmarse un detalle de esta magnitud, el J-35 se colocaría de inmediato en la élite mundial de la tecnología de sigilo y se consolidaría como un rival directo para el F-35C estadounidense.