Quisicosas

El rey está desnudo y es reina

En las escuelas se está enseñando a los niños que la diversidad genital es irrelevante y que la identidad sexual se «siente»

Ha sacado el Vaticano un documento contra las violaciones graves de la dignidad humana que incluye la «teoría de género». Roma no se refiere a las operaciones (ciertamente excepcionales) de las personas con indefinición genital. Lo que señala es que la teoría de género es mentira. Que cambiarse de sexo es una barbaridad.

En las escuelas se está enseñando a los niños que la diversidad genital es irrelevante y que la identidad sexual se «siente». Uno es mujer u hombre por una emoción y, en la medida que percibe esa realidad, evoluciona hacia un aspecto u otro, hacia un comportamiento u otro. Por ejemplo, se puede ser una mujer con genitales masculinos, lesbiana. O un hombre con vagina y pechos, pero con relaciones bisexuales. O ser de «género fluido» e ir, además, cambiando preferencias. En definitiva, se niega la diversidad sexual biológica y se reducen las diferencias a un «constructo cultural» que puede ser sustituido a voluntad. Este pensamiento es hijo obvio del relativismo. Supone la desvinculación con cualquier forma de realidad que me impida «ser» lo que me dé la gana. Por eso es fácil entender que se plantee como una forma de libertad. No se trata aquí de condenar a nadie. Estoy segura que los adalides del movimiento «queer» creen hacer un bien. La pregunta es más bien cuándo nos robaron a todos la evidencia de las cosas. Primero perdimos la certeza de que Dios nos cuidaba, Dios pasó a ser un relojero. Luego se escapó la fe en Su existencia. Finalmente hemos perdido la confianza en la bondad de lo real. Enseñamos a nuestros hijos a recelar de lo que tienen entre las piernas, perdóneseme la crudeza de la expresión, y los condenamos a carecer de certeza alguna. Las amputaciones de tantos chicos y chicas nos pasarán una grave factura de sufrimiento.

Escuchar a una autoridad moral como el Vaticano enunciar con toda naturalidad que todo esto es falso me da un enorme alivio. Por fin alguien se arriesga a decir que el rey está desnudo. Las mujeres no podemos ser varones; o viceversa, los varones, mujeres, por impedimento genético, cromosómico. Ser mujer no es llevar tacones, o melena, o ir muy pintado, o gesticular mucho o identificarse bastante con la madre de una. Ser mujer es ontológico. La confusión lleva hasta el extremo de que se pone en duda la feminidad de una chica de aspecto varonil o sin pecho o que deteste depilarse o tenga carácter dominante. La presión ambiental es tal, que jóvenes que atraviesan momentos de confusión psicológica y angustia, sueñan con ver resueltos sus problemas por la vía del cambio de sexo. En realidad, Roma se ha atrevido a decir que lo real es real. Y bueno.