El trípode

Sánchez: “Sin presupuestos no hay nada que gobernar”

Esas descalificaciones de Sánchez para un gobierno sin presupuestos eran su opinión de entonces y ya no la actual

El Pp ha anunciado una ofensiva política contra el Gobierno para exigirle que cumpla con la Constitución y presente en el Congreso el proyecto de ley de Presupuestos. Tenían que haber sido presentados los del próximo ejercicio de 2026 no más tarde del 30 de septiembre y, a estas alturas, ni siquiera ha presentado sus obligatorias y preceptivas preliminares como son la senda del déficit y el techo de gasto. Con su actuación, el Frente Popular sanchista está creando una situación política que constituye una total anomalía democrática al no haber aprobado tampoco ni los presupuestos específicos de 2024 ni los de 2025. Hasta ahora, siempre se había considerado que un gobierno sin Presupuestos debía dimitir y convocar elecciones por tratarse de las cuentas públicas donde se cuantifican las prioridades políticas de su programa de gobierno. En base a ello, el mismo Sánchez, tras recuperar el mando del PSOE, criticaba al Gobierno de Rajoy en 2018 porque no había aprobado los Presupuestos que “era la primera y principal tarea de un Gobierno”, y que “sin presupuestos no hay nada que gobernar”. Enfatizaba su crítica, aludiendo a que “los actores económicos necesitan de esa confianza”; “la ciudadanía necesita esa seguridad” y “la vida política” también precisa de ellos “para dar credibilidad y estabilidad”. Y finalmente resumía su argumentación con esa frase ya de general conocimiento: “un Gobierno sin presupuestos es como un coche sin gasolina”: “Es un objeto inútil”. Lo lamentable es que poco después el Gobierno los pactó con el PNV que a continuación apoyó la moción de censura que derribó al gobierno. Para que con esos presupuestos pudiera “gobernar” Sánchez a continuación. Tal para cual el uno y el otro: ese nacionalismo vasco y felón y Sánchez. Ahora ambos integran el sanchismo que lleva desde 2023 “sin gobernar” en expresión literal suya. A la vista de estos hechos incontestables, no debe extrañar que la sociedad española cada vez valore peor a la actividad política y a sus protagonistas, al considerar que priorizan otros intereses obviando los del conjunto de los españoles como es su principal deber. Sin duda, con este juicio “pagan justos por pecadores”, pero es una consecuencia de la degradación ética y moral a la que está arrastrando el sanchismo con su conducta. En la que no existe la verdad ni la mentira sino meros “cambios de opinión”, de tal manera que esas descalificaciones de Sánchez para un gobierno sin presupuestos eran su opinión de entonces y ya no la actual. Su diferente opinión se basa en que ahora es él quien protagoniza, y por triplicado, aquella conducta política. Imprescindible esa ofensiva política anunciada.