Sin Perdón

El sanchismo y la orquesta del Titanic

A Sánchez no le importan los resultados gallegos, la derrota en las europeas, que gobierne Bildu o PNV y que Illa sea o no presidente del gobierno catalán, porque su única prioridad es seguir en La Moncloa hasta las elecciones de 2027

Todo el mundo conoce la triste historia de la orquesta del Titanic. La banda no dejó de tocar, aunque el famoso y trágico hundimiento era irreversible. Sus ocho miembros perecieron y solo se recuperaron tres cuerpos. Es fácil hacer un paralelismo con lo que está sucediendo en el PSOE, aunque por motivaciones exentas de cualquier atisbo de ética o dignidad. La dirección socialista ha cerrado filas alrededor de Sánchez, aunque solo faltó una ovación cerrada tras el desastre gallego. Es bueno que nos recuerden que es el presidente del Gobierno y Feijóo el líder de la oposición, porque parece que el sanchismo solo se siente cómodo ejerciendo la oposición contra el PP. Hace años aprendí que recordar el cargo que se ocupa es un claro síntoma de debilidad. Es innecesario. La capacidad de análisis de los hagiógrafos y palmeros del inquilino de La Moncloa es más bien escasa, porque tienen la fe ciega del converso. Es bueno recordar que sus fervorosos defensores eran sus más firmes detractores hasta que consiguió el poder. El Gobierno socialista comunista ha salido muy tocado tras la cita del domingo, porque ofrece una imagen agonizante y la respiración asistida se la ofrece el «doctor» Puigdemont, que hace unos meses era un enemigo a batir y ahora es su única esperanza para sobrevivir.

A Sánchez no le importanlos resultados gallegos, la derrota en las europeas, que gobierne Bildu o PNV y que Illa sea o no presidente del gobierno catalán, porque su única prioridad es seguir en La Moncloa hasta las elecciones de 2027. Todo está supeditado a ese bien a proteger que es su supervivencia. Necesita agotar la legislatura y esperar tiempos mejores. No hay trabajo mejor que ser presidente del Gobierno. Hay pocas personas en el mundo que vivan en un palacio, dispongan de recursos ilimitados, centenares de asesores y una flota de aviones y helicópteros a su disposición. Por ello, es ingenuo pensar que no hará lo que sea y comprará todas las voluntades que se le pongan a tiro para seguir viviendo ese sueño. Por ello, su médico de cabecera, el «doctor» Puigdemont, puede pedir lo que quiera.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).