El trípode

La selectiva memoria del Ministro de la memoria

Ya es triste tener que estar a estas alturas discutiendo enfrentados sobre nuestro más dramático pasado de la Historia, cuando el presente y el futuro plantean problemas de particular riesgo que deberíamos afrontar unidos.

El día de ayer, 1º de Abril, durante el franquismo era celebrado como el «Día de la Victoria» en la guerra civil contra el Frente Popular republicano, para entonces ya plenamente sometido al estalinismo totalitario de la Unión Soviética, y cuyos comisarios políticos controlaban el «Ejército rojo». Pretender a estas alturas hacer creer que aquel gobierno era un gobierno legal y democrático, es tan ridículo como pretender defenderlo para el actual gobierno chavista de Maduro, el de Cuba, el de Nicaragua, o el de Corea del Norte, por ejemplo. Eso además, –y sin perjuicio– de que su sangriento golpe de Estado revolucionario de octubre de 1934 contra el legítimo gobierno de la República porque había ganado netamente las derechas, y la república «era de ellos», acompañado de su «pucherazo» en las elecciones de febrero de 1936, le quitan cualquier atisbo de legitimidad democrática.

El actual Frente Popular sanchista quiere ganar ahora aquella dramática guerra, mediante la imposición de un relato de memoria obligatoria que define y reescribe lo que es legal y democrático recordar de nuestra Historia, en un modelo paradigmático de imitación de los regímenes totalitarios. Ahora, gobiernos de coalición de PP y Vox en diversas comunidades autónomas, han derogado o reformado las que sus predecesores habían aprobado y el «ministro para la memoria democrática» anuncia que las van a recurrir al TC de Pumpido «por ser contrarias al Derecho Internacional».

Sin duda, la Fiscal de memoria democrática, ex ministra de Justicia, y ex Fiscal General del Estado, Dolores Delgado, y el bufete del ex juez Baltasar Garzón le podrán asesorar debidamente en esos recursos, dada su acreditada experiencia en asuntos vinculados con la defensa de los DD.HH. en regímenes tan democráticos como aquel Frente Popular. En cuanto al ministro de la memoria, expresidente del gobierno de Canarias, que al parecer fue presuntamente contratista de importantes operaciones con la Koldosfera, sería oportuno avivara su personal memoria sobre aquel asunto. Aunque no afecte al Derecho Internacional pero al parecer sí al derecho nacional, y que lo explique ante la Comisión de investigación parlamentaria del Senado creada sobre esas cuestiones de las mascarillas. Ya es triste tener que estar a estas alturas discutiendo enfrentados sobre nuestro más dramático pasado de la Historia, cuando el presente y el futuro plantean problemas de particular riesgo que deberíamos afrontar unidos. Pero no podemos ser ingenuos, pues el sanchismo pretende controlar el pasado para controlar nuestro presente y nuestro futuro. Orwell en estado puro. Y 40 años después de su distópica «1984».