Opinión

Un solo Dios, Uno y Trino

Hoy es una fiesta de singular relevancia en el calendario litúrgico de la Iglesia: el Domingo de la Santísima Trinidad

Hoy es una fiesta de singular relevancia en el calendario litúrgico de la Iglesia: el Domingo de la Santísima Trinidad. Se trata de un Misterio que la razón sola nunca hubiera imaginado, ni hubiera podido entender: «Un solo Dios, en la unidad («hipostática»), de tres Personas Divinas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo». Por supuesto no tres «dioses», sino un solo Dios. Forma parte de la Revelación pública del propio Jesucristo en los Evangelios, por lo que constituye un Dogma de Fe para los católicos. San Agustín, Padre y Doctor de la Iglesia, escribirá que «no hay que entender para creer sino creer para entender», lo que sin duda es de aplicación muy aconsejable para poder penetrar en la comprensión de este gran Misterio de la Fe. También lo enuncia el Arcángel Gabriel cuando le anuncia a la Virgen María que va a concebir en su seno virginal a Jesucristo el Hijo de Dios, y le sintetizará el Misterio: «…El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que nacerá Santo, será llamado Hijo de Dios». En esa frase están resumidas las tres Personas Divinas como vemos. Es también un dato muy significativo, que en las importantes apariciones de la Virgen en Fátima en 1917, se encuentra una dimensión marcadamente Trinitaria. Así vemos como la oración del ángel –que se presenta como «el ángel de la paz y de Portugal»– se les aparecerá en «tres» ocasiones a los «tres» Pastorinhos en 1916, para prepararlos y anunciarles la próxima visita –el año siguiente– de la Virgen María, y les enseña una oración dedicada a la Santísima Trinidad, que les aconseja recen postrados y en frecuentes ocasiones. «Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Os adoro profundamente, y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios de la tierra…». Asimismo, es muy importante la aparición a Lucía en Tuy, el 13 de junio de 1929 donde profesaba como religiosa Dorotea, para decirle que ya «ha llegado para el Cielo la hora de que el Papa consagre Rusia a mi Inmaculado Corazón…», en la que Lucía tiene la visión de la Santísima Trinidad y escribirá que «se le dio luz para penetrar en el Misterio», pero que «no estaba autorizada a divulgarlo». También la Iglesia consagrada en 2005 enfrente del Santuario histórico en la explanada de Fátima, tiene por advocación a la Santísima Trinidad. Son pues significativas las referencias a dicho Misterio en esa gran revelación Mariana que destaca la necesaria Adoración a «Dios, Uno y Trino».