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Sustos
La infalible táctica del miedo. La eficiente amenaza. Amenazar consiste en intimidar, coaccionar, amonestar, hacer amago
Asustan mucho, y cada vez con más frecuencia. No tienen que hacer nada, en realidad. Solo anunciar que «van a hacer» y dejar que el delirio paranoico se apodere de la imaginación «facha»; que el tema colee hasta pudrirse, como boquerón purulento en la pescadería de la aldea gala de Astérix, que apestaba hasta el limes. Ellos sueltan la amenaza: «Que se preparen los fascistas del fango, sin olvidar a los del bulo. Iremos a por ellos. Haremos tal ley remendona que las Tablas de Moisés se apolillarán de envidia bíblica. Vamos a perseguir, multar, arruinar, a todo facha vivo. Y a los fascistas muertos los vamos a sacar de su descanso eterno para hacerles bailar bachata entre valles y cementerios. ¡Quien no me ame, que me tema!». La infalible táctica del miedo. La eficiente amenaza. Amenazar consiste en intimidar, coaccionar, amonestar, hacer amago. Es una cosa tan rancia que daría risa si no fuera porque habla escalofriantemente de quien utiliza tal procedimiento. Y cuidado. Amenazar, según el diccionario, es dar a entender con actos o palabras «que se quiere hacer algún mal a alguien». Por supuesto, los muchos «alguien» que están al quite, porque no las tienen todas consigo y se pasan la vida corriendo y no se fían ni de la ayuda de los santos…, en cuanto oyen los primeros compases de la amenaza se ponen en guardia. De resultas, nerviosos y al límite, dicen o hacen cosas que pueden ponerles más en riesgo que si se concretaran las amenazas. La amenaza es un mal o un daño que planea sobre quienes son objeto del ultimátum, que es a la vez chantaje y coacción, pues quien amenaza tiene alma de chantajista, pero no porque posea necesariamente algo con lo que chantajear, sino porque abusar y aparentar fuerza está en su esencia de aprovechado patológico. Asustar es propio de gozques ladradores, pero no olvidemos que incluso los poco mordedores pueden llegar a mordisquear aleatoria, sañudamente, hasta hacer trizas y sacar el cacho. Sobre todo, al contado.
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