Medios de Comunicación

Cara a cara mediático

Más allá de que la puesta en escena de este tipo de debates sea mejorable, generan un enorme interés entre la audiencia

Cara a cara mediático
Cara a cara mediáticolarazon

Tras el «cara a cara» entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez del pasado lunes, organizado por la Academia de la Televisión y moderado por el periodista Manuel Campo Vidal, han sido muchas las voces, incluida la del propio moderador, que han asegurado que con este debate se ponía fin a un ciclo y se daba paso a un nuevo modelo, fiel reflejo de una sociedad en la que el bipartidismo ha muerto.

Bien es verdad que el debate entre los líderes del PP y el PSOE fue bronco y tenso, que apenas hubo propuestas y no se confrontaron ideas ni programas. No lo es menos que la puesta en escena dejó mucho que desear, sosa y anodina, y que no tuvieron presencia las redes sociales, más allá de que Campo Vidal leyese algún tuit con preguntas. Tampoco se dio opción a que se permitiese plantear cuestiones a los candidatos por parte de otros periodistas o del público. La tecnología brilló por su ausencia y los contrincantes, lejos de enfrentarse a su oponente móvil o tableta en mano, lo hicieron a base de papeles. Todo muy analógico, vamos.

Y sin embargo, el «cara a cara» fue emitido por 12 cadenas y seguido en televisión por más 9.728.000 espectadores, alcanzando una cuota de pantalla del 48,7 por ciento, convirtiéndose en el quinto más visto de la historia de la televisión en España. El primer puesto fue para el debate Zapatero-Rajoy de 2008, con 13 millones de espectadores.

Según los datos de Kantar Media, durante las más de dos horas que duró el «cara a cara», al menos 19 millones de individuos contactaron en algún momento con la retrasmisión en algunas de las cadenas. La más vista fue laSexta, seguida por Antena3 TV, La 1 y 13TV. El minuto de oro se produjo a las 22:31 horas, con 11.194.000 espectadores.

Pero si grande fue el interés de las cadenas de televisión por ofrecerlo, no lo fue menos el de los medios digitales, muchos de los cuales, como LA RAZÓN, también lo ofrecieron en directo. Así, el «streaming» de la Academia de Televisión, realizado por Lixesa, fue seguido en internet por más de 260.000 internautas de 146 países, a través de los diferentes medios que lo emitieron. El 80 por ciento de las visitas se realizaron desde dispositivos móviles, lo cual muestra que fueron muchas las personas que lo estaban viendo en televisión y, al mismo tiempo, se mantenían informados a través de algún medio on–line. Algunas ciudades como París, Londres, Berlín o Lima registraron más visitas que algunas ciudades españolas.

Además, en las redes sociales y con distintos hashtags, generó cerca de 1,7 millones de tuits. A esto se añaden los picos de audiencia que tuvieron los medios digitales en sus ediciones on–line durante y después del «cara a cara», en busca del análisis y la opinión de los periodistas. La mayoría realizó algún tipo de encuesta en su web en busca del ganador del debate ellas participaron centenares de miles de internautas para dejar su voto.

En definitiva, que más allá de que la puesta en escena de este tipo de debates sea manifiestamente mejorable, lo que parece claro es que generan un enorme interés entre la ciudadanía. Además, las nuevas tecnologías y las generaciones, «multipantalla» han permitido una interacción vía redes sociales en tiempo real capaz de plasmar el sentir de la audiencia.

Por tanto, lejos de ser un formato acabado, los debates televisados tienen un prometedor futuro por delante en el que la combinación del directo, los dispositivos portátiles y las redes sociales abren un sinfín de posibilidades aún por aprovechar.