Estados Unidos

La espiral de silencio

Las redes sociales se han convertido, para muchos, en una ventana de aire fresco, un espacio de libertad en el que expresar sus opiniones en un mundo en el que ser políticamente correcto es la norma. Facebook, Twitter, Instagram, Google +... todas estas herramientas son, a priori, un mundo libre sin censuras ni más límites que los que marquen las propias leyes.

Sin embargo, no parece que esto sea realmente así. O al menos eso se desprende de un estudio de Pew Research hecho público hace un par de semanas, en el que se constata que la teoría sobre la espiral de silencio sigue vigente en el mundo digital de las redes sociales.

Fue en la década de los setenta cuando la politóloga alemana Elisabeth Noell-Neumann planteó por primera esta teoría sobre el mundo de la comunicación, según la cual, la opinión pública se muestra como una forma de control social sobre los individuos que expresan posiciones contrarias a las asumidas como mayoritarias.

La teoría de la espiral del silencio parte del supuesto de que la mayoría de la gente tiene miedo al aislamiento social, razón por lo que, antes de manifestar sus opiniones, tratan de identificarlas con las más aceptadas, para luego sumarse a éstas. Y son los medios de comunicación los principales «constructores» de esta opinión pública mayoritaria que Noell-Neumann define como una forma de control social en la que los individuos adaptan su comportamiento a las actitudes predominantes sobre lo que es aceptable y lo que no.

Pues bien, el informe de Pew Research, basado en una encuesta sobre 1.801 individuos, preguntados por las revelaciones hechas por Edward Snowden a través de Wikileaks y sobre el programa de vigilancia masiva realizado por la agencia de seguridad nacional (NSA) de Estados Unidos.

El estudio pretendía conocer las opiniones de los encuestados sobre un tema polémico y que levantó un arduo debate en la sociedad.

Pues bien, las conclusiones a las que se llegaron fueron que las personas encuestadas estaban menos dispuestas a expresar sus opiniones en las redes sociales que cara a cara frente a otro individuo: sólo un 42% daría su opinión en Facebook o Twitter sobre el tema, frente a un 86% que lo haría en persona.

El análisis también reveló que cuando los usuarios de medios sociales sienten que sus opiniones no cuentan con el apoyo de la comunidad on-line, están mucho menos dispuestos a decir lo que piensan realmente.

También se desprende de este estudio que aquellas personas que tenían un mayor conocimiento del tema y cuyas opiniones eran más sólidas se mostraron mucho más dispuestas a compartirlas que el resto.

En cualquier caso, quizás lo más importante de este trabajo es que, pese a que las herramientas permiten la libertad de expresión, la espiral de silencio, es decir, la dictadura de la opinión mayoritariamente aceptada, sigue vigente en el mundo de las redes sociales.

«El argumento tradicional es que la espiral del silencio aparece ante el temor de una persona a ser condenada al ostracismo o criticada por los demás. Una posible explicación es que los usuarios de medios sociales son más conscientes de la diversidad de opiniones, especialmente en un tema donde las opiniones están muy divididas», señaló Lee Rainie, del centro de investigación Pew. «Esta polaridad podría ser la causa de que estén poco dispuestos a hablar por temor a iniciar una discusión, ofender a alguien o, incluso, perder a un amigo».