
El trípode
Trump y Sánchez, candidatos al Nobel de la Paz en New York
No menos llamativa resultó su autorreivindicación del Premio Nobel de la Paz por haber conseguido acabar con siete conflictos militares de diversa gravedad en los apenas nueve meses que lleva en La Casa Blanca
Ayer, Trump en la Asamblea General de la ONU en Nueva York no sorprendió a quienes le acusan de un protagonismo excesivo por sus llamativas afirmaciones. Una entre las mismas destaca por su contenido, al establecer un cambio significativo en la que ha sido su posición en el conflicto bélico en Ucrania y su mediación entre Putin y Zelenski para su final. Ante la decepción que afirma le ha provocado Putin al no cumplir con lo acordado con él, dijo que Ucrania podría recuperar «todo» el territorio apropiado por Rusia, lo que supondría toda la región rusófona del Donbass y nada menos que la península de Crimea, lo que ya son palabras mayores. Porque conviene tener conciencia clara de lo que Crimea representa para Rusia y también de algunos antecedentes históricos y políticos al respecto, que son muy importantes para constatar que ese es un objetivo literalmente imposible de conseguir. O dicho de otra manera, que ponerlo como una eventual condición para un final de la «operación militar especial» iniciada el 24 de febrero de 2022 es apostar claramente por continuarla indefinidamente. Lo que a su vez abre importantes interrogantes al respecto: ¿«Quid prodest»?, ¿a quién beneficia...? (¿la prolongación de ese conflicto?). Entre las llamativas afirmaciones de Trump desde la tribuna, estuvo el quejarse del boicot de la ONU a su presencia allí, al pararse a mitad de recorrido la escalera mecánica en la que estaba junto a su esposa Melania, y a no funcionar el «teleprompter», que es el mecanismo que permite leer en la cámara el texto que pronuncias ante ella. No menos llamativa resultó su autorreivindicación del Premio Nobel de la Paz por haber conseguido acabar con siete conflictos militares de diversa gravedad en los apenas nueve meses que lleva en La Casa Blanca. Si bien es cierto que los dos más importantes y en los que se confiaba en su decisiva mediación para acabarlos –Gaza y Ucrania–, el éxito no le ha acompañado hasta el momento. Esas 7 guerras las publicita el Departamento de Estado y corresponden a: Camboya y Tailandia; Kosovo y Serbia; República del Congo y Ruanda; Pakistán e India; Israel e Irán; Egipto y Etiopía; y Armenia y Azerbaiyán. Aunque no hay consenso al respecto, lo que sí es indudable es que su mediación es conocida. Quizás fue una respuesta a su competidor Sánchez, que el día anterior y también en Nueva York, recibió de manos de Bill Gates el premio que otorga anualmente su fundación al líder que más ha contribuido al avance de los ODS de la Agenda 2030. Y donde dijo que con él España «estaba salvando vidas».
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