Histórico

Cinco siglos después

Momentos muy simbólicos son los que se vivieron en Roma con la visita de Estado del Rey Carlos III de Inglaterra y la Reina Camila.

El Rey Carlos III y la Reina Camila a la salida de la Basílica San Pablo Extramuros en Roma
El Rey Carlos III y la Reina Camila a la salida de la Basílica San Pablo Extramuros en Roma Imagen Alicia Romay

Fue un día repleto de momentos que los libros de historia los incluirán en sus reseñas. En los actos se combinaron las tradiciones católicas con las anglicanas con los cuales se inicia una nueva era de entre las dos iglesias.

Momentos claves en la historia

El Rey Enrique VIII de Inglaterra rompió sus relaciones con Roma en el año 1534. Desde entonces, la relación oficial entre el monarca británico / Iglesia de Inglaterra (anglicana) y el Vaticano (catolicismo romano) ha estado marcada por la división, por los desacuerdos teológicos, la política de Estado y la separación institucional. La creación de la Iglesia de Inglaterra significó que el monarca británico dejó de reconocer la autoridad papal en ciertos ámbitos. Esto creó una barrera institucional.

Durante siglos hubo tensiones entre católicos y anglicanos en el Reino Unido: leyes de exclusión, persecuciones, disputas sobre el estatus de la iglesia entre otros. Esta historia condicionó los acercamientos. En los últimos tiempos se han producido diferentes gestos simbólicos que antes habrían sido imposibles o políticamente conflictivos.

Una visita de Estado y un momento muy simbólico

Fueron varios los gestos que se sucedieron durante la visita del Rey de Inglaterra a Roma, pero sin duda, el principal fue el rezo del Rey Carlos III en la Capilla Sixtina en junto al Papa León XIV. Este rezo ecuménico busca la unidad entre los cristianos dedicado al cuidado de la creación. Cabe destacar que Camila la esposa de Carlos III, no es católica sino anglicana pero su primer matrimonio fue celebrado con los ritos de la iglesia católica. El rezo se celebró en la Capilla Sixtina ya que este espacio dentro del Vaticano representa la continuidad de la Iglesia Católica y su autoridad espiritual. Por eso, los actos que allí se celebran tienen una carga simbólica enorme, vinculada a la historia, la tradición y el poder papal.

Su uso se reserva para momentos en los que la iglesia “se mira a sí misma” y define su rumbo histórico.

El Rey Carlos nombrado Cofrade Real, un signo de diálogo con la Iglesia Anglicana

Como colofón de la visita de Estado de los soberanos ingleses a Roma, se celebró un oficio en la Basílica San Pablo Extramuros.

El monarca británico recibió el honor en este templo que tiene vínculos históricos con Inglaterra. El rey ocupó un trono con la inscripción evangélica «Que sean uno». Un deseo compartido por el cardenal Harvey, quien, durante la celebración ecuménica, destacó las relaciones cada vez más profundas y cordiales entre la Iglesia católica y la Iglesia inglesa. Se llevó a cabo también la ceremonia de concesión del título de "Royal Confrater of Saint Paul” (Hermano Real de San Pablo). La celebración que tuvo lugar por la tarde, fue presidida por el abad Donato Ogliari, en presencia del cardenal arcipreste James Michael Harvey, del arzobispo Stephen Cottrell de York y de la moderadora de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia, Rosie Frew. Cuatro representantes acompañaron a la familia real por la nave de la basílica, mientras sonaban los acordes del Hosanna al Hijo de David , en la versión de Orlando Gibbons, caballero y organista de la Capilla Real de Londres de 1605 a 1625. Las canciones fueron interpretadas por la Schola de la Abadía de San Pablo Extramuros, los clérigos laicos de la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor y los niños de la Capilla Real de San Jaime en Londres; el órgano fue tocado por Christian Almada, obispo titular de la basílica papal.

Al finalizar el cardenal Harvey y el abad Ogliari guiaron a los soberanos en un momento de oración ante la tumba del apóstol Pablo. Allí, el arzobispo Cottrell oró para que el Evangelio se diera a conocer "en la oscuridad de nuestro tiempo".

Los vínculos entre la basílica San Pablo Extramuros e Inglaterra

En la basílica San Pablo Extramuros tras los ritos introductorios, el cardenal Harvey se dirigió a la audiencia, recordando los fuertes lazos históricos que unen a la Basílica de San Pablo con el Reino de Inglaterra.

Tras la llegada a Gran Bretaña, entre los siglos VI y VII, de Agustín de Canterbury y Paulino de York —monjes misioneros enviados desde Roma—, los gobernantes sajones, entre ellos Offa y Ethelwulf, comenzaron a apoyar el mantenimiento de las tumbas de los apóstoles. Con el tiempo, esta "benevolencia" se centró especialmente en la tumba de San Pablo. Hacia finales de la Edad Media, recordó el cardenal, los reyes de Inglaterra fueron reconocidos como "protectores" de la basílica y la abadía, cuyo escudo de armas aún está rodeado por la insignia de la Orden de la Jarretera, uno de los más altos honores británicos.

El cardenal arcipreste de la basílica recordó cómo tras el Concilio Vaticano II, anglicanos y católicos oraron y trabajaron juntos «en innumerables circunstancias», buscando esa unidad «por la que oró el Señor Jesús». Este diálogo alcanzó un punto decisivo en el encuentro de 1966 entre Pablo VI y el arzobispo de Canterbury, Michael Ramsey, que dio inicio a un diálogo oficial entre ambas confesiones por primera vez desde la reforma.

La Basílica de San Pablo Extramuros mantiene desde la Edad Media un vínculo histórico con Inglaterra. Tras la evangelización de las islas británicas por monjes enviados desde Roma en los siglos VI y VII, los reyes anglosajones comenzaron a enviar donaciones para el mantenimiento de las tumbas de los apóstoles.

Con el paso del tiempo, ese apoyo se centró especialmente en la tumba de San Pablo y hacia finales de la Edad Media los monarcas ingleses fueron reconocidos como “protectores” de la basílica y de la abadía. El escudo de la abadía aún conserva la insignia de la Orden de la Jarretera.

La silla que ocupó Carlos III en la basílica San Pablo Extramuros
La silla que ocupó Carlos III en la basílica San Pablo ExtramurosImagen cortesía Phil Pullella

Cofrade Real de la Basílica

Este honor fue otorgado con la aprobación del Papa León XIV, es, por lo tanto, explicó el cardenal, un gesto de "hospitalidad y comunión espiritual". Refleja el "respeto mutuo" entre el Pontífice y el soberano inglés, los lazos históricos entre la monarquía y San Pablo Extramuros, y la "profunda amistad" entre las Iglesias católica y anglicana.

El cardenal Harvey destacó que el trono del rey Carlos, creado para la ocasión y que, junto al escudo real, ostenta la inscripción en latín del Evangelio de Juan: " Ut unum sint " (Para que sean uno): un signo de esperanza y compromiso con el futuro. La silla permanecerá en el ábside de la basílica papal y será utilizada en el futuro por el propio rey y sus sucesores.