La sucesión de Benedicto XVI

El camino hasta la fumata blanca

«A efectos prácticos–asegura Carlos Izquierdo, profesor de Teología de la Universidad de Navarra–, a partir del 28 de febrero, al renunciar, es como si el Papa hubiese muerto».

La Razón
La RazónLa Razón

«A efectos prácticos–asegura Carlos Izquierdo, profesor de Teología de la Universidad de Navarra–, a partir del 28 de febrero, al renunciar, es como si el Papa hubiese muerto».

La renuncia de Benedicto XVI ha sorprendido al mundo al ser un hecho que pocas veces se ha dado en la historia de la Iglesia. Esto no varía los siguientes pasos que conducirán en poco más de un mes a la elección de un nuevo Pontífice. «A efectos prácticos–asegura Carlos Izquierdo, profesor de Teología de la Universidad de Navarra–, a partir del 28 de febrero, al renunciar, es como si el Papa hubiese muerto».

¿Quién gobierna la Iglesia hasta la elección?

Durante el tiempo de transición, tiempo de «sede vacante», no se toman decisiones trascendentes. Pero para el día a día, es el Colegio de Cardenales quien se ocupa de la rutina y de lo que no puede aplazarse en el tiempo. No tiene potestad o juridiscción sobre cuestiones que corresponden al Santo Pontífice. Hay dos tipos de reuniones durante este tiempo de espera: las congregaciones generales, que celebra el Colegio de Cardenales y en las que se deciden los asuntos más importantes; y la Congregación Particular, formada por el cardenal Camarlengo y otros tres asistentes.

¿Cuál es el papel del cardenal Camarlengo?

Hasta la elección del sucesor de Benedicto XVI, el cardenal Camarlengo es el jefe del Sagrado Colegio Cardenalicio. Es el encargado de dirigir los preparativos del Cónclave y llevar a cabo el mismo. El actual cardenal Camarlengo es Tarcisio Bertone, nombrado en 2007.

¿Qué es el Cónclave?

Es la reunión de cardenales electores para la elección del nuevo Romano Pontífice. Está formado por los cardenales que no hayan cumplido los 80 años. No llegan a 120.

¿Cuándo se celebra?

Desde la renuncia, el 28 de febrero, los cardenales tienen hasta quince para reunirse y, en caso de un motivo grave, se puede retrasar la elección unos días más. Pero como máximo veinte días. Después de ese tiempo, los cardenales electores presentes están obligados a proceder a la elección.

¿Dónde se celebra?

Dentro del territorio de la Ciudad del Vaticano, en lugares y edificios determinados, cerrado a los extraños. Todos los cardenales electores deben estar hospedados en la llamada Domus Sanctae Marthae. Si algún cardenal necesitase un enfermero, a éste se le debe asignar una habitación adecuada. Además, desde el comienzo de la elección hasta el anuncio, los locales de la Domus Sanctae Marthae, como la Capilla Sixtina están completamente cerrados a personas no autorizadas. Se debe asegurar que nadie se acerque a los Cardenales desde el traslado de Domus Sanctae Marthae al Palacio Apostólico del Vaticano.

Mientras dura el proceso, los cardenales deben abstenerse de comunicarse con personas ajenas al ámbito de la elección, a no ser que sea por una necesidad urgente y debidamente comprobada. Además, deben estar disponibles religiosos de varias lenguas para las confesiones y dos médicos, para posibles emergencias. Y se añade un número suficiente de personas para comedor y limpieza. Éstas se encuentran obligadas a prestar un juramento ante el cardenal Camarlengo, en el que prometen y juran guardar el secreto absoluto. «Una infracción del mismo comportaría para mí aquellas penas espirituales y canónicas que el futuro Sumo Pontífice determine adoptar».

Celebración del Cónclave

Se desarrolla en la Capilla Sixtina del Palacio Apostólico Vaticano. Una vez reunidos, el cardenal Decano, actualmente Ángel Sodano, o el primer cardenal por orden de antigüedad, leerá la fórmula del juramento que todos deben llevar a cabo.

¿Quién puede ser elegido?

No hay requisitos para ser Papa. Son los mismos que para ser obispo: ser varón, estar bautizado, célibe y tener el pleno uso de la razón.

La elección

Se requieren los dos tercios de los votos, calculados sobre la totalidad de los cardenales presentes. La primera tarde de la celebración del Cónclave, se produce el primer escrutinio. Si no ha tenido lugar una mayoría de los dos tercios, se harán otras votaciones por la mañana y la tarde del día siguiente. El proceso es el siguiente: se entregan las papeletas, se eligen tres escrutadores, tres «Infirmarii», encargados de recoger el voto de los enfermos y tres revisores. Las papeletas, que son rectangulares, llevan escrito: «Eligo in Summum Pontificem», mientras que en la mitad inferior debe dejarse espacio para escribir el nombre del elegido. Debe doblarse por la mitad y ser escrito de forma clara. La papeleta, con un solo nombre, tiene que doblarse dos veces y se introduce en una urna. Si en siete escrutinios no ha habido elección, se descansa un día y se pueden hacer hasta siete escrutinios más. Si no hay elección, se produce otro descanso y otros siete escrutinios más. Si no se han logrado los dos tercios, se producirá una votación sobre los dos nombres que más votos hayan conseguido.

El elegido.

El cardenal Decano pregunta al elegido: «¿Aceptas tu elección canónica para Sumo Pontífice? Después se le pregunta: ¿cómo quieres ser llamado? El Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias levanta acta de la aceptación del nuevo Pontífice.