Barcelona
«En los designios de la Providencia no hay meras coincidencias...»
La emoción, la sorpresa, la prisa me apura a llegar a casa y dejar, o al menos intentar, que las palabras den fe de lo vivido, pues quien ha tenido el privilegio de escuchar la información que le proporcionó el día 13 de noviembre –otro 13 en nuestra vida–, el ex gobernador de Oviedo y Barcelona , ex ministro del Interior y actual diputado nacional don Jorge Fernández Díaz, al mediodía, en el Colegio Los Robles, a las 14:00 horas, antes de la comida, donde después los presentes harían las preguntas oportunas, y donde el tema catalán y su «procés» no faltó, aunque más en su base histórica y sociológica, sabe que no lo tiene fácil, pues son muchas las vivencias, anécdotas, aclaraciones, datos y fechas aportadas. De ahí que tenga que priorizar , pero, repito, es mi impresión, y como tal la cuento.
A un lego como yo, siempre le ha sorprendido que los medios de comunicación no resalten la importancia o más bien la concatenación o relación existente entre dos fechas que han marcado la historia del siglo XX y que aún influyen en la actualidad. Me refiero por orden cronológico primero a las Apariciones de la Virgen María en Fátima, que se inician un 13 de mayo de 1917 y concluyen un 13 de octubre, con los conocidos secretos de Fátima donde Rusia juega un papel importante –recuerdo que cuando la Virgen les pedía rezar por Rusia, ellos pensaban que era una mujer de mala vida–, y en segundo término al triunfo de la Revolución rusa de octubre del 17. Estamos en su centenario y no me han pasado desapercibidos y eso por muchos motivos, religiosos, culturales, personales, pues nacer un 13 de mayo, coincidencias de la vida, obliga, y más si es año mariano. En todo este tiempo de celebraciones he colgado tres artículos sobre el tema en mi blog. El primero titulado «Fátima llama a la puerta» ,el 18 de febrero, coincidiendo con los 97 años de la muerte de la entonces Beata Jacinta Marto. El segundo, el día de Fátima y canonización de los pastorcitos, y que lleva como título «Ay trece, 13 de mayo», título de una copla o zambra de doña Concha Piquer y que después han popularizado artistas como Lola Flores, Mari Fe de Triana... y el último, de fecha 14 de octubre, «Octubre, del 17», que con su título reitera la relación entre ambas fechas.
Lo vivido en el Colegio Los Robles desbordó. Don Jorge inició su brillante exposición titulada «La dimensión histórico-política del mensaje de Fátima», con unas palabras de San Juan Pablo II que titulan este artículo «En los designios de la Providencia no hay meras coincidencias», que fue el tema principal de su argumentación y para ello se sirvió de hechos y fechas que sólo con nombrarlos evidencian la mano de la Providencia en la salvación de la barca de Pedro y del género humano y a los hechos me remito.
El Papa Benedicto XV , un 5 de mayo de 1917, pide el fin del conflicto, «del suicidio de la Europa civilizada». La respuesta no tarda en llegar de la Virgen María, en Fátima (Portugal), cuando explica a tres pastorcitos de Aljustrel que la guerra es fruto del pecado, que sólo la conversión pondrá fin al conflicto, pero para ello se necesita mucha oración, pues si no el conflicto volverá a repetirse . Después de las seis apariciones todas en trece, menos en agosto que fue un 19 por secuestro de los pastorcitos, quedarán sus tres secretos y el cumplimiento y seguimiento de los mismos. Entre ambas guerras mundiales pasan veintiún años, con Jacinta y Francisco ya fallecidos, y a Sor Lucia, monja en Tuy (Pontevedra) como albacea de lo prometido, que tiene dos visiones del Corazón Inmaculado de María que recuerda promesas pendientes. Sorprende –dice Don Jorge– que estas dos visiones de Sor Lucía, en España, no hayan tenido la repercusión que se merecen.
La conferencia amena y fundada siguió su camino para mostrarnos los hilos de la Providencia y para ello se sirvió de la Historia y sus protagonistas como Hitler, Stalin, invasores de Polonia; de papas como Pío XII, ordenado obispo un 13 de mayo de 1917 –primera aparición–, de Juan XXIII, de Pablo VI, de Juan Pablo I y Juan Pablo II, de Benedicto XVI o del actual Papa Francisco – no hay Papa que no haya visitado o visite Fátima–, o de los eminentes Alfonso y Teodoro de Ratisbona... o fechas que hablan por sí solas, así un 13 de mayo de 1943 se disuelve el Áfrika Korps, unidad de élite del ejército alemán –es de citar que a partir de 1942 y cuando se celebran los veinticinco años de Fátima empieza el declive nazi–, que se inicie la construcción del Muro de Berlín un 13 de agosto de 1961, que un 13 de mayo de 1981 sufra un atentado en Roma, en la Plaza del Vaticano, Su Santidad Juan Pablo II –estrechamente relacionado con el tercer secreto de Fátima– o que un 8 de diciembre de 1991, día de la Inmaculada Concepción, se extinga la llamada Unión Soviética –el principal objetivo de Fátima es promover la devoción al Corazón Inmaculado de María– , que un 8 de noviembre de 1989, sin pegar un tiro, sin víctimas, se desmorone, se desintegre, se derrumbe el Muro de Berlín... o que Sor Lucía –añado yo– fallezca un 13 de febrero de 2005 a los 97 años.
Podría dar más fechas que justifican la ponencia de don Jorge Fernández Díaz y que él mismo nos aportó, pero creo que las emitidas son suficientes para sorprendernos, hacernos pensar y mostrarnos cómo la Providencia vela por nosotros siempre que «la humildad, oración, sufrimiento y devoción a la Santísima Virgen» nos acompañen, y esto, en tiempos en que «uno se considera amo del mundo, aunque no sea dueño de sí mismo», como decía el poeta José Hierro, es bueno saberlo y mejor aplicarlo.
Hace unos días Inglaterra rendía homenaje a sus compatriotas fallecidos en la I Guerra Mundial (1914-1818) en la tradicional ceremonia del 11 del 11 o Día de la Amapola o del Recuerdo. Nosotros en Los Robles, el 13 de noviembre del 2017 –otro 13–, veneramos a la Virgen de Fátima en su centenario e imploramos su protección, merced a las doctas y esforzadas palabras que Don Jorge Fernández Díaz tuvo a bien dirigirnos. Por todo ello mi más sentido agradecimiento, que una vez más me recuerda que quien mucho ha recibido, mucho debe.
No quiero terminar este escrito sin mencionar unas oportunas palabras de Santa Jacinta, –en otro tiempo pastora y ahora en la ciudad de Dios– que, poco antes de morirse, al hablar del pecado dijo: «Las personas que sirven a Dios no deben seguir las modas... Nuestro Señor es siempre el mismo».
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