Francisco, nuevo Papa
La izquierda anticlerical, en campaña contra el Papa
Mario Bergoglio nunca fue condescendiente con la dictadura argentina, tampoco es el típico eclesiástico progresista «conservador» y con el correr de los años ha descubierto su vocación de «reformista humilde». Así lo asegura a LA RAZÓN el biógrafo del nuevo Papa Francisco, Sergio Rubín, quien junto con la periodista Francesca Ambrogetti escribió el libro «El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio». Sobre la acusación de supuesto «colaboracionismo» con la dictadura argentina, que se ha lanzado en las últimas horas contra el líder católico, Rubín aseguró que «no hay ninguna razón ni prueba para afirmar eso». «Se debe considerar que él era un simple sacerdote de 37 años ni era una autoridad del episcopado. Se ha hecho una novela con todo este asunto. No ha mostrado ninguna condescendencia con el régimen militar», insistió.
Según Rubín existen otros activistas «con mucha autoridad para hablar», como una de las principales fundadoras de uno de los grupos más importantes en Argentina (La coordinadora Permanente de los Derechos Humanos), que lo conocieron desde antes de la dictadura militar y han dado su testimonio a su favor. «Ellas aseguran que él siempre tuvo una preocupación por estos sacerdotes y otros tantos en problemas. Que luchó por su liberación y después de meses de torturas ellos recuperaron la libertad. Uno ya murió y el otro, cada tanto, lo visitaba en el arzobispado de Buenos Aires», añadió. En tanto, el administrador apostólico de la Diócesis Merlo-Moreno –en la provincia de Buenos Aires, monseñor Jorge Casaretto, replicó al sector del kirchnerismo que acusó a Bergoglio de haber sido «cómplice» de la dictadura. «Bergoglio fue interpelado por la Justicia y quedó claro que él intercedió por dos sacerdotes (durante la última dictadura). Uno de ellos murió y el otro mantiene buenas relaciones con Bergoglio», destacó el religioso. El entonces cardenal fue llamado a declarar como testigo en la megacausa ESMA y el 8 de noviembre de 2010 afirmó haberse reunido con Videla y el almirante Emilio Massera para reclamar por la vida de los curas. El sacerdote Miguel La Civita, quien fue testigo en el juicio por los asesinatos de los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville durante la dictadura, afirmó a este diario que conoció a Bergoglio en 1975 y vio «que ayudó a mucha gente a salir del país, en un momento en que había tanta gente desaparecida». También sostuvo que había visto «cómo en el Colegio Máximo se escondía gente para preparar la documentación y todo lo necesario para hacerla salir del país. Eso lo vi yo, ha sido mi experiencia».
En sintonía, el diputado bonaerense kirchnerista Fernando «Chino», Navarro también rechazó las acusaciones: «Hay compañeros de organizaciones de derechos humanos que están molestos» pero aseguró: «Yo me quedo con la opinión de Pérez Esquivel, de Alicia Oliveira, que son personas intachables que dicen que Bergoglio tuvo una actitud, un compromiso y una conducta durante la dictadura que dista mucho de lo que se lo acusa».
El Vaticano también denunció ayer la campaña difamatoria contra el Papa sobre su actuación durante la dictadura argentina y aseguró que las acusaciones «no tienen base, provienen de una izquierda anticlerical para atacar a la Iglesia y no hay motivos para arrojar sombras sobre la figura de Francisco». Así lo manifestó el portavoz vaticano, Federico Lombardi. «La campaña contra Jorge María Bergoglio es bien conocida y se remonta desde hace varios años. La lleva a cabo una publicación caracterizada por campañas a veces calumniosas y difamatorias. La matriz anticlerical de esta campaña y de otras acusaciones contra Bergoglio es notoria y evidente», dijo Lombardi. El portavoz precisó que las acusaciones se refieren a la época en la que el ahora Papa no era ni siquiera obispo, sino superior de los Jesuitas en Argentina y se asegura que no protegió a dos sacerdotes que fueron secuestrados durante la dictadura. «Nunca ha habido una acusación concreta, creíble, contra él. La justicia argentina lo interrogó una vez pero como persona informada de hechos y jamás fue imputado por algo. El Papa ya negó «de forma documentada» las acusaciones».
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