Religion
Lucas, el niño «resucitado» gracias a los pastorcillos
Los padres del menor rompieron ayer su silencio para atestiguar cómo su hijo salió del coma gracias a la intercesión de Jacinta y Francisco, el milagro por el que serán canonizados mañana.
Los padres del menor rompieron ayer su silencio para atestiguar cómo su hijo salió del coma gracias a la intercesión de Jacinta y Francisco, el milagro por el que serán canonizados mañana.
No lloraron, pero la emoción atenazó en varias ocasiones la garganta de João Batista y su esposa, Lucila Yurie –ambos brasileños– cuando explicaron el extraordinario acontecimiento que sacudió sus vidas. Ayer, en una breve rueda de prensa en el Santuario de Fátima, relataron cómo sucedió hace cuatro el milagro que arrancó de la muerte a su hijo Lucas, de tan sólo cinco año. El mismo por el que mañana el Papa Francisco canonizará a los hermanos Jacinto y Francisca Marto, dos de los pastorcitos de Fátima.
El Pontífice llegará a esta pequeña localidad portuguesa para celebrar los cien años de las apariciones de la Virgen a tres sencillos niños que se dedicaban a llevar a pastar a las ovejas. Dos de ellos serán proclamados santos gracias al milagro que se dio por su intervención: La curación de Lucas.
«El 3 de marzo de 2013, nuestro hijo Lucas, que estaba jugando con su hermanita Eduarda, se cayó de una ventana desde una altura de 6,50 metros. Sólo tenía 5 años», comenzó diciendo João Batista, padre del niño. Aquel fatídico día «se golpeó la cabeza en el suelo y se hizo una herida muy grave que le produjo una pérdida del tejido cerebral», lo que llevó a una dura lucha entre la vida y la muerte. El padre de Lucas explicó que «fue asistido en nuestra ciudad, Juranda, pero que dada la gravedad de su estado, tuvo que ser trasladado al hospital de Campo Mourao, en Paraná». «Cuando llegamos Lucas estaba en estado de coma, muy grave. Tuvo dos paros cardíacos y fue operado de urgencia». Ante esta situación, «los médicos nos avisaron que tenía pocas posibilidades de sobrevivir», añadió João Batista, visiblemente emocionado.
Entonces, «empezamos a orar a Jesús y a Nuestra Señora de Fátima, a la cual tenemos gran devoción». «Al día siguiente llamamos al convento del Carmelo de Campo Mourao para pedir a las hermanas que rezaran por el niño, pero la hermana que respondió la llamada no pasó el recado a la comunidad», puesto que «estaban en la hora de silencio».
Pero «los días pasaban y Lucas empeoraba». Debido a su estado crítico, los médicos pensaron en trasladarlo un hospital infantil especializado. «Nos dijeron que las posibilidades de que el niño sobreviviera eran bajas y que si lo hacía tendría una recuperación muy lenta, o que incluso podría quedar en estado vegetal».
João Batista relató que «volvió a llamar al convento». «Ese día, la hermana sí transmitió el mensaje a la comunidad. Una de ellas corrió hacia las reliquias de los beatos Francisco y Jacinta y sintió el impulso de rezar». Y así lo hizo: «Pastores, salvad a este niño, que es un niño como vosotros». Al momento, toda la comunidad se unió a sus oraciones y a las de la familia del pequeño para que los pastores intercediesen por Lucas.
Dos días después, el 9 de marzo, Lucas despertó y comenzó a hablar, preguntando incluso por su hermana pequeña. Finalmente, «once días después de que tuviera el accidente, salió de la UCI y a los 15 días recibió el alta», aseguró el padre. Desde entonces, «está completamente bien y no tiene ninguna secuela».
Como en todos los milagros que permiten la beatificación o la canonización de alguien, el de Lucas fue investigado durante años, tanto por la comunidad científica del país, como por parte de la Iglesia. Tal fue el prodigio, que incluso «los médicos, entre ellos algunos no creyentes, dijeron que su recuperación no tenía ninguna explicación científica».
No obstante, João y Lucila se sienten infinitamente agradecidos a los doctores que lo atendieron. Pero sobre todo se sienten agradecidos a Dios porque, además, «sabemos con toda la fe que tenemos en nuestros corazones que este milagro se obtuvo por la intercesión de los pastorcillos de Fátima».
«Sentimos una gran alegría, porque este es el milagro que lleva a su canonización, pero sobre todo sentimos la bendición de la amistad de estos dos niños que ayudaron al nuestro». Por eso mañana, toda la familia al completo, y por supuesto Lucas, estarán en primera fila para ver como el Papa Francisco eleva a los altares a estos dos sencillos hermanos pastorcitos que han cambiado la historia de la Iglesia.
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