Iglesia Católica
Lydia Jiménez: «Los jóvenes necesitan librarse de su narcisismo»
Encabeza el movimiento de las Cruzadas de Santa María, creado por el Padre Morales. El religioso está en la recta final de su proceso de canonización.
Encabeza el movimiento de las Cruzadas de Santa María, creado por el Padre Morales. El religioso está en la recta final de su proceso de canonización.
Directora General de las Cruzadas de Santa María y presidenta del Consejo Directivo de la Universidad Católica de Ávila, Lydia Jiménez González fue testigo de la labor y entrega del Padre Morales, fundador del movimiento eclesial que ahora dirige, dedicado especialmente a la evangelización de la juventud. Este jesuita, declarado Venerable por el Papa Francisco, está en la recta final de su proceso de canonización.
–Usted conoció al Padre Morales. ¿Cómo lo describiría? ¿qué recuerdos guarda de él?
–Un hombre dotado de grandes cualidades humanas, con una personalidad muy acusada, un gran líder, que se manifestó sobre todo en sus años estudiantiles y por encima de todo un hombre de Dios, entregado a la evangelización especialmente de los jóvenes y de las familias. Cuando le conocí era un jesuita entregado a la atención humana y espiritual de jóvenes. A través de su apostolado específico impartía los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Viendo cómo actuaba entendí que los santos respondían siempre, con su vida y sus obras, a las necesidades del momento. Ya entonces tenía fama de santo. Fui testigo de su caridad heroica, de su fe inquebrantable...
–Hace poco, el Papa le ha declarado Venerable ¿en qué punto se encuentra el proceso para su canonización?
–Efectivamente, el 8 de noviembre el Papa Francisco aprobó la virtudes heroicas del Padre Morales, ratificando así el juicio unánime que los teólogos, después de un estudio minucioso, habían emitido. Con esta declaración, se encuentra en la recta final de su proceso de canonización, a la espera de que realice un milagro que sea reconocido como tal. El Padre murió en el año 1994; en el 2000 se abrió su proceso de canonización en la diócesis de Madrid, proceso que concluyó en 2007. A partir de esa fecha, ha sido el Dicasterio para las Causas de los Santos el que ha estudiado minuciosamente el proceso.
–¿Qué inspiró al Padre Morales a fundar el Instituto Cruzados de Santa María?
–Inició el Hogar del Empleado en el año 1947 para atender a los más desfavorecidos, creando escuelas, viviendas, economatos, un servicio de enfermos, una obra social de gran envergadura, que respondió precisamente a las necesidades y carencias en la España de la postguerra. Del Hogar del Empleado surgió un grupo de jóvenes que quisieron comprometerse de por vida en esa obra, que había comenzado en Madrid. El Padre Morales siempre dijo que él no había querido fundar nada. Los Cruzados de Santa María surgieron del compromiso que aglutinaba a miles de jóvenes, pero bien podemos decir que lo que inspiró al Padre Morales fue el deseo de remediar tantas necesidades materiales como veía a su alrededor y, sobre todo, prestar una verdadera atención espiritual. Respondió así a las urgencias del mundo y de la Iglesia de su tiempo.
–¿Cuáles son los rasgos básicos de su espiritualidad?
–Anticipándose al Concilio Vaticano II, intuyó la importancia decisiva que tienen los laicos en la Iglesia y quiso darles un protagonismo del que no gozaban hasta ese momento. Podemos decir que sus rasgos distintivos son los que derivan de la espiritualidad ignaciana y la carmelitana. El definió la espiritualidad de su obra como «tronco ignaciano y savia carmelitana» y, desde luego, un rasgo distintivo de su espiritualidad es el amor apasionado a la Virgen María. El fue el iniciador de las Vigilias de la Inmaculada y quiso que todas sus obras se llamasen y fuesen de Santa María.
–¿Qué significa ser Cruzado/Cruzada de Santa María?
–Es un laico consagrado a Dios mediante los consejos de pobreza, castidad y obediencia y comprometido en todas las realidades temporales en las que ejerce una profesión, como cualquier otro laico, pero impregnando todo del dinamismo que brota del Bautismo.
–¿Cuáles son las familias que componen este movimiento?
–Lo que llamamos «Familia de Santa María», las obras fundadas por el Padre Morales integran dos Institutos Seculares, uno masculino, Cruzados de Santa María; otro femenino: Cruzadas de Santa María. También está un movimiento familiar, Asociación de Fieles Hogares de Santa María, y un movimiento juvenil, Asociación de Fieles Milicia de Santa María.
–¿Cuál es la misión de la Cruzada en el momento actual?
–Seguir prestando atención a nuestra formación intelectual, espiritual y humana para poder ser creíbles en el mundo donde tenemos que realizar nuestra misión evangelizadora. Tenemos un compromiso prioritario con la educación.
–Su movimiento se ha mostrado preocupado por la educación de los jóvenes y de las familias. ¿Cuál es el estado de salud espiritual de la juventud?
–La juventud actual tiene grandes valores; está reclamando de muchas maneras una atención personalizada, necesita un acompañamiento cercano y educadores, padres, maestros que crean en sus posibilidades. Es urgente creer en los jóvenes, en sus posibilidades.
–El año que viene se va a celebrar el Sínodo de los jóvenes. ¿En qué línea se debería de trabajar para que los jóvenes se acerquen de nuevo a la Iglesia?
–Precisamente acabo de llegar de Roma. He asistido a un Congreso Internacional donde se debatía la situación actual de los jóvenes para tratar lo que podemos aportar los formadores al próximo Sínodo. Y había una tendencia unánime: los jóvenes necesitan ser implicados en obras que les liberen de su narcisismo. Quieren tener cerca personas creíbles por su coherencia de vida y que dediquen mucho tiempo y paciencia a escuchar, a aconsejar, y a proponerles ideales que lleguen a entusiasmarles. El acercamiento a la Iglesia se producirá por contagio. Los jóvenes actuales rechazan lo que les suene a imposición o proselitismo.
–Se ha impulsado el Instituto Berit de la Familia ¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta la familia como institución?
–La falta de preparación al matrimonio. Es un contrasentido que se inviertan 5 o 6 años en prepararse para una profesión y no se dedique un tiempo largo y bien programado a preparar a los jóvenes para la empresa más decisiva que es la de formar una familia. Los jóvenes tienen miedo al compromiso estable, pero también eso puede prepararse y educarse, si queremos que la institución familiar no se vaya desmembrando cada vez más.
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