Santoral

¿Qué santo se celebra hoy, 25 de enero? Todo lo que debes saber del santoral de hoy

El santoral puede ser un recurso de gran valor para profundizar en la historia de la Iglesia y el cristianismo

La conversión de san Pablo, de Luca Giordano | Musée des Beaux-Arts de Nancy.
La conversión de san Pablo, de Luca Giordano | Musée des Beaux-Arts de Nancy.Dominio Público

El santoral católico es un compendio que reúne los nombres de los santos y beatos que la Iglesia Católica celebra oficialmente en días específicos a lo largo del año. Cada día del calendario litúrgico está asociado con uno o más de estos personajes sagrados, que son conmemorados durante las misas y son objeto de las oraciones de los fieles.

El santoral puede ser un recurso de gran valor para profundizar en la historia de la Iglesia y el cristianismo, y para encontrar inspiración en la vida y las enseñanzas de los santos. Al conectar con estas figuras históricas, los fieles pueden encontrar guía y fortaleza para sus propias vidas, al mismo tiempo que honran el legado de estos individuos ejemplares.

En el santoral de hoy, 25 de enero, se conmemora a varios santos y santas que han dejado una huella en la historia de la cristiandad. Entre ellos están San Agileo, San Artemas, San Bretanión, San Palemón, San Popón, Beato Antonio Migliorati, Beato Antonio Swiadek, Beata Arcángela (Leonor) Girlani y Beata María Antonia (Teresa) Grillo. Hoy destacamos la conversión de San Pablo en su viaje a Damasco.

¿Por qué celebramos la conversión de San Pablo?

El apóstol San Pablo, también conocido por su nombre judío Saulo de Tarso, nació entre el año 5 y el año 10 en Tarso (en la actual Turquía), por lo que nunca llegó a conocer realmente a Jesucristo. De hecho, durante los primeros años de la Iglesia primitiva, Pablo fue uno de sus más fieros perseguidores. Incluso, llegó a presentarse ante las autoridades judías para solicitar que le permitieran viajar a Damasco para "llevar atado a Jerusalén a cualquier hombre o mujer que perteneciera a Cristo" a fin de que fueran castigados.

Sin embargo, en el camino a Damasco, un resplandor cayó del cielo y le arrojó al suelo. Después de oír la voz de Jesús diciéndole “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”, decidió convertirse, una conversión que hasta el día de hoy es considerada milagrosa. Según lo afirmado por el Papa Benedicto XVI, "no fue simplemente una conversión, sino más bien una muerte y una resurrección para el mismo Pablo".

Después de aquello, fundó varias comunidades cristianas en los centros urbanos más importantes del Imperio romano, como Antioquía, Corinto, Éfeso y Roma. Cuando Pablo y Pedro residían en la ciudad, ambos apóstoles fueron hechos prisioneros y condenados a muerte en el contexto de la persecución de Nerón. Ambos murieron el mismo día, aunque Pablo fue decapitado y Pedro fue crucificado boca abajo (como lo solicitó él mismo, porque no se sentía digno de morir del mismo modo que Jesús). Según la tradición cristiana, el martirio de ambos ocurrió el 29 de junio del año 67. Sobre sus tumbas actualmente se erigen las Basílicas de San Pedro y San Pablo.