Santoral
¿Qué santo se celebra hoy, 31 de marzo? Todo lo que debes saber del santoral de hoy
Descubre las historias del profeta Amós y del virtuoso y milagroso obispo Renovato de Mérida
El santoral católico es una lista que recoge los nombres de los santos y beatos reconocidos oficialmente por la Iglesa Católica y los asigna a una fecha específica en el calendario. En total, el santoral incluye alrededor de 7.000 personajes insignes. Los santos son hombres y mujeres que han dejado una huella en la historia del cristianismo, destacándose por su sacrificio y su vínculo especial con lo espiritual. Los beatos, por otro lado, están en camino hacia la canonización, es decir, en proceso de ser reconocidos como santos.
En el santoral de hoy, 31 de marzo, se festeja a los siguientes santos:
- San Amós profeta
- San Renato de Mérida
- San Agilolfo
- Santa Balbina
- San Benjamín de Argol
- San Guido, abad
- Beato Amadeo de Saboya
- Beato Buenaventura Tornielli
- Beata Juana
- Beata Natalia Tulasiewicz
En el periódico La Razón destacamos a San Renato de Mérida y a San Amós profeta .
San Renato de Mérida
San Renato de Mérida, también conocido como Renovato, es una figura prominente en la historia eclesiástica del siglo VII. Este obispo, cuyo pontificado abarcó desde aproximadamente el año 616 hasta antes de 631, dejó un legado inmortal marcado por su virtud, celo pastoral y sus milagros.
Poco se conoce de la vida de Renovato fuera de los escritos del diácono Paulo, quien proporciona detalles precisos sobre la personalidad y el carácter de este influyente sacerdote. Descrito como un godo de alto linaje y nobleza de sangre, Renovato destacaba tanto por su imponente presencia física, de gran estatura y bello rostro, como por sus virtudes interiores. Poseedor de un ingenio perspicaz y una profunda erudición en las Sagradas Escrituras, combinaba sabiduría con compasión, manifestando un espíritu manso, misericordioso y justo.
Antes de ascender al episcopado, Renovato fue abad del monasterio caulianense, ubicado junto al río Guadiana, cerca de Mérida. Su liderazgo se caracterizó por su celo a la mejora espiritual de los monjes, aunque enfrentó desafíos, como el descarrío de uno de ellos. A través de su guía y el poder de la extremaunción, Renovato logró la conversión milagrosa del monje, cuya vida terminó en santidad.
Su pontificado estuvo marcado por su incansable labor pastoral y su compromiso con la doctrina cristiana. Rigiendo la diócesis emeritense con igual celo que el monasterio, se dedicó a enseñar con su ejemplo y su palabra. Su influencia perduró durante muchos años, aunque los registros históricos no brindan muchos detalles específicos sobre su gobierno episcopal.
Fue enterrado junto al altar de la catedral, al lado de los restos de Santa Eulalia de Mérida, donde reposó hasta la llegada de los sarracenos (árabes o musulmanes). La profanación de los objetos sagrados durante este periodo tumultuoso condujo al traslado de las reliquias, pero la memoria de Renovato continuó viva en la comunidad cristiana.
¿Quién es San Amós profeta?
San Amós, cuyo nombre en antiguo hebreo significa "el que lleva la carga", emerge como una figura destacada entre los doce profetas menores del antiguo Israel. Este pastor y cultivador de higos en Tecoa, al borde del desierto de Judá, dejó un legado profundo que resuena a través del tiempo.
Según los registros históricos, Amós ejerció su profecía en un período tumultuoso durante el reinado de Jeroboam II, entre los años 783 a.C. y 743 a.C. Su valiente mensaje, imbuido de la fidelidad a Yahveh, denunció sin reservas la corrupción de las élites, la injusticia social y el vacío espiritual del ritualismo desligado del compromiso ético. En su libro bíblico homónimo, Amós plasmó estas advertencias con una franqueza que desafiaba las normas establecidas.
La vida de este santo, estuvo marcada por la adversidad y el conflicto. Acusado por el sacerdote Amasías de conspirar contra el rey, se vio obligado a abandonar el templo de Bethel, enfrentando el rechazo de las autoridades religiosas de su tiempo. Según relatos posteriores, como el apócrifo Vida de los Profetas, su destino final fue trágico, siendo herido de muerte por un seguidor de Amasías al regresar a su hogar.
La vida cotidiana de Amós, antes de su llamado profético, revela su humilde origen como arriero de bueyes y recolector de higos silvestres, una actividad asociada a la pobreza en la sociedad de su época. Su transformación de pastor a profeta resalta la intervención divina, que lo llevó desde la tranquilidad del desierto hasta los centros del poder y la corrupción en el reino de Israel.
El impacto de la profecía de Amós trascendió su tiempo, resonando incluso siglos después. Su mensaje, pronunciado dos años antes del gran terremoto en el reinado de Ozías, rey de Judá, tuvo repercusiones duraderas en la conciencia religiosa y social de su pueblo. Se estima que Amós profetizó durante un período de 26 años, entre el 829 a.C. y el 804 a.C., dejando una huella imborrable en la historia de Israel.
Su legado perdura como un recordatorio de la responsabilidad moral de confrontar la injusticia y la opresión, aun en los momentos más oscuros de la historia humana.
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