Santoral
¿Qué santo se celebra hoy, domingo 15 de octubre? Todo lo que debes saber del santoral de hoy
Cada día del calendario litúrgico está vinculado a uno o varios santos, que son recordados por los fieles
El santoral católico es una lista de santos y beatos que la Iglesia católica conmemora oficialmente en diferentes fechas a lo largo del año. Cada día del calendario litúrgico está vinculado a uno o varios santos, que son recordados en las misas y en las oraciones de los fieles. La tradición de celebrar la vida de los santos se remonta a los primeros siglos del cristianismo, cuando se comenzaron a venerar a los mártires y otros personajes considerados ejemplares por su vida y su testimonio de fe.
En el santoral de hoy, domingo 15 de octubre, se conmemoran a varios santos y santas que han dejado una huella en la historia de la cristiandad, entre los que podemos destacar a San Barses de Edesa, Santa Magdalena de Nagasaki, San Severo de Tréveris, Santa Tecla de Kitzingen, Beato Gonzalo de Lagos y Beato Narciso Basté Basté. Aunque desde el periódico LA RAZÓN destacamos a Santa Teresa de Ávila, primera mujer de la historia en ser reconocida doctora de la Iglesia.
¿Quién fue Santa Teresa de Ávila?
Nació en Ávila en el año 1551 como Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, fue monja, mística y escritora. Primera mujer de la historia en ser proclamada Doctora de la Iglesia Católica por Pablo VI en 1970. El gran proyecto de la vida de Santa Teresa de Ávila, también conocida como Santa Teresa de Jesús, lo emprendió a los cuarenta años y consistió en la reforma de la orden carmelitana. Reformó tanto la rama masculina como la rama femenina de la orden, separando a los Carmelitas descalzos de los calzados.
Cuando Santa Teresa entró al Monasterio de la Encarnación, quedó decepcionada. La vida monástica reflejaba la sociedad de esa época. Además de las monjas con vocación religiosa, también había hijas de familias adineradas que no habían encontrado un matrimonio "adecuado" según su posición social. Al convento también ingresaban viudas piadosas, hijas rebeldes y mujeres de alta sociedad que se habían desviado de su camino.
Las llamadas "doñas" tenían habitaciones grandes con cocina, despensa, oratorio, recibidor y alcoba privada. Sorprendentemente, muchas mujeres adineradas llevaban al convento vestidos, joyas, alimentos e incluso su propio personal de servicio. Santa Teresa escribió sobre ellas diciendo que "corren más peligro que en el mundo" y que "es mejor que se casen humildemente en lugar de ingresar al convento".
En esta situación, Teresa se sintió desplazada, pero agradecida. Porque podía centrarse en lo que siempre fue su pasión: la lectura. Y siempre aconsejó a las monjas que fueran lectoras de los buenos libros, que “son alimento para el alma como la comida lo es para el cuerpo”. Ella misma enseñó a leer y escribir a algunas de las novicias que ingresaron analfabetas en los conventos.
“Era tan en extremo lo que en esto me embebía que, si no tenía libro nuevo, no me parece tenía contento”, decía la santa. Asimismo, Santa Teresa constantemente expresa su deseo de escribir y su convencimiento de que tiene algo valioso que decir. Pero los letrados, siempre varones, no solo van a leer los escritos teresianos, sino que los van a juzgar, revisar y, en su caso, mandar que sean destruidos.
Santa Teresa de Jesús escribió cuatro grandes obras: "El libro de la vida", "Camino de perfección", "Castillo interior" y el "Libro de las fundaciones". En su tiempo, estos escritos no fueron comprendidos por todos a pesar de su genialidad. Ella sabía que el Santo Oficio no confiaba en su obra fundadora ni en los libros que escribía; de hecho, temía constantemente ser delatada. A pesar de tener cuidado, sus primeros problemas empezaron en 1559, cuando se publicó el "Índice de Libros Prohibidos" del inquisidor Fernando de Valdés. Los inquisidores revisaron su pequeña biblioteca en el Monasterio de la Encarnación y requisaron algunas obras, lo cual lamentó mucho.
A partir de este incidente, los censores examinaron detenidamente sus escritos y dejaron constancia de sus correcciones: tacharon párrafos y le hicieron reescribir páginas enteras. Uno de los censores, al referirse a sus disertaciones sobre el amor, anotó al margen la siguiente advertencia: "Váyase con tiento". La obligaron a rehacer por completo "Camino de perfección". Ella, sumisa, obedeció, pero conservó en una arquilla del convento de San José de Ávila el cuaderno primero, que hoy se guarda en El Escorial.
En 1575, Santa Teresa de Jesús tuvo que comparecer ante la Inquisición en Sevilla tras haber sido denunciada por una beata expulsada del convento. No se conserva el informe oficial que se presentó con las acusaciones. Pero por los despachos enviados al Tribunal de Madrid se puede saber algo de su contenido. Se acusa a Teresa de Jesús de practicar una doctrina nueva y supersticiosa, llena de embustes y semejante a la de los alumbrados de Extremadura. Los inquisidores investigan sobre «El libro de la vida»; están seguros de que contiene engaños muy graves para la fe cristiana. El documento está fechado en Triana, en el castillo de San Jorge, el 23 de enero de 1576.
Santa Teresa fue interrogada, molestada, amenazada y estuvo a punto de ir a prisión, según nos refieren los escritos del padre Gracián. Él mismo le notificó a Teresa que pensaban acusarla a la Inquisición y que probablemente la encarcelarían, y se sorprendió al ver que ella ni se inmutaba ni experimentaba disgusto en ello, antes bien, se frotaba las manos. Finalmente, en un determinado momento, los inquisidores se dieron cuenta de que la denuncia de aquella testigo, María del Corro, eran patrañas infundadas tejidas por su imaginación enfermiza.
Dice María de San José: «Vino un inquisidor, y averiguada la verdad y hallando ser mentira lo que aquella pobre dijo, no hubo más. Aunque como éramos extranjeras y tan recién fundado el monasterio y en tiempo que se habían levantado los alumbrados de Llerena, siguiéronse hartos trabajos». Como dice el padre Gracián, «todo acabó en quedarse ellas con más crédito y dar los inquisidores una muy buena mano a aquel clérigo que andaba zarceando estas cosas».
Un tribunal compuesto por tres letrados jesuitas recogió las declaraciones de Teresa. Se conservan dos Cuentas de conciencia, que son los escritos que ella hizo en su defensa, en 1576. La sentencia definitiva se desconoce; pero hay que suponer que existió un documento absolutorio. El tiempo y las hagiografías se encargaron de difuminar estos hechos por ser considerados turbios y por temor a que ensuciasen en cierto modo la fama de la Santa.
El 24 de agosto de 1562 el Papa Pío IV le concedió su traslado con cuatro monjas al pequeño convento de San José de Ávila. La reforma del Carmelo se ponía en marcha. Apoyada por el general de la Orden del Carmen, recorrió todos los caminos de España fundando conventos. En total fueron dieciséis en veinte años: Ávila, Medina del Campo, Malagón, Valladolid, Toledo, Pastrana, Salamanca, Alba de Tormes, Segovia, Beas de Segura, Sevilla, Caravaca, Villanueva de la Jara, Palencia, Soria, Granada y Burgos.
En su empresa encontró grandes dificultades, pero tuvo la ayuda de una de sus hermanas, algún pariente, varios piadosos y la duquesa de Alba. Santa Teresa de Jesús falleció después de realizada su obra de reforma, en Alba de Tormes, el 4 de octubre de 1582, a los sesenta y siete años. Durante 1614 fue beatificada por Paulo V y en 1622 el Papa Gregorio XV la canonizó. Pablo VI la nombró Doctora de la Iglesia en 1970. Su fiesta se celebra el 15 de octubre.
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