Instituciones religiosas

Un obispo español, amenazado de muerte en Brasil

La defensa de los indios provoca que Pedro Casaldáliga tenga que esconderse

El obispo emérito español Pedro Casaldáliga fotografiándose, en plena calle, con varios niños brasileños
El obispo emérito español Pedro Casaldáliga fotografiándose, en plena calle, con varios niños brasileñoslarazon

El obispo emérito español Pedro Casaldáliga ha tenido que huir y abandonar la aldea Sao Félix do Araguaia, en el interior de Brasil, debido a un recrudecimiento de las amenazas que recibe desde hace años por su labor en favor de los indios. «Don Pedro está seguro», se limitó a explicar un portavoz del Consejo Indigenista Misionero (CIMI), una organización vinculada al Episcopado brasileño. El prelado español, de 84 años y aquejado de párkinson, ha abandonado Sao Félix do Araguaia y se ha trasladado a una localidad que no puede ser revelada por seguridad y en la que cuenta con protección de la Policía Federal. A su vez, el CIMI denunció que las amenazas se redoblaron en las últimas semanas, al parecer, debido a la inminente decisión de un tribunal que, según fuentes judiciales, fallará en favor de los indios xavante en un proceso por la propiedad de unas tierras cercanas a Sao Félix do Araguaia. Los xavante han contado desde hace más de dos décadas con el apoyo y la solidaridad de Casaldáliga, quien llegó en 1968 a ese remoto rincón del estado de Mato Grosso, en el que reside desde entonces.

En la misma situación de Casaldáliga se encuentran muchos otros católicos, que son amenazados de muerte por su fe y su labor. Por ejemplo, la hermana Giustina Zanato, misionera salesiana de 63 años, amenazada de muerte por luchar contra el abuso de las niñas en la Amazonía brasileña. O el también obispo español monseñor José Luis Azcona, agustino recoleto, amenazado de muerte en su diócesis brasileña, situada en uno de los mayores centros de corrupción de Brasil.

Otros misioneros españoles no han corrido la misma suerte. En su último informe anual, la Agencia Fides reveló que durante 2011 fueron 26 los misioneros asesinados por causa de su fe, incluyendo obispos, sacerdotes y laicos. El continente americano fue el que más muertes violentas registró.