Francisco, nuevo Papa

Un pulmón que vale por dos

Pese a la pérdida de una parte de uno de los órganos respiratorios en su juventud, el Pontífice cuenta con una salud de hierro

Un pulmón que vale por dos
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Sano y fuerte. Con 76 años, aunque supera esperanza de vida de los argentinos, su Santidad desprende fortaleza. Así ven los expertos consultados por LA RAZÓN a Francisco, que señalan que a pesar de que se haya temido en principio por su longevidad al carecer de parte de un pulmón, no hay peligro ni razones para pensar que esta condición vaya a pesar en su pontificado.

Ha sido el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, quien ha confirmado que al Papa Francisco le fue extirpado parte de un pulmón, y ha añadido que «quienes le conocen de hace 30 o 40 años lo han visto siempre en buena salud». Y en las páginas del libro biográfico autorizado «El jesuita», escrito por los periodistas Francesca Ambrogetti y Sergio Rubín, se encuentran más detalles de cómo tuvo lugar la intervención quirúrgica. Ésta sucedió poco después de ser ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969 y en el mismo se subraya que no le ha dado problemas a lo largo de su vida. «Tres días terribles entre la vida y la muerte, tanta fiebre tenía Bergoglio, de 21 años, que estaba abrazado a su madre y decía: «¿Qué me ocurre?» Los médicos estaban desconcertados y no sabían qué responder», así describen el estado del joven Jorge Mario los autores. Y continúan, en el capítulo tercero: «La diagnosis indicó una pulmonía grave. Tenía tres quistes, la enfermedad pudo ser controlada y tras un periodo de tiempo fue sometido a la extracción de la parte superior del pulmón derecho». Con estos datos, los expertos barajan algunas posibilidades en cuanto al tipo de cirugía al que tuvo que someterse. «Se puede tratar de una neumonectomía –extracción de una parte o la totalidad de un pulmón– o una lobectomía –en la que se extirpan los lóbulos pulmonares–, pero sin datos exactos y dada la época en que se produjo es hacer medicina ficción», apunta Julio Ancochea, jefe de Servicio del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid. Además, Manuel Durán, jefe de Servicio de Cirugía General del Hospital Rey Juan Carlos de Madrid, explica que «en el caso de faltarle parte de un pulmón o su totalidad ese espacio se ocupa por fibrosis, sin aparente repercusión fisiológica para el paciente en el futuro».

Cuidados

Como persona de avanzada edad, «pese a portar un aspecto saludable y contar con una gran fortaleza, debe cuidar su salud, tanto física como mental», explica Isidoro Ruipérez, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Cruz Roja y ex presidente de la Sociedad Española de Geriatría (SEG). Ante la gran cantidad de trabajo que tiene por delante el Pontífice, los continuos viajes, las reuniones, las misas... «Uno debe medir el desgaste físico que puede hacer en cada momento y sobre todo debe anticiparse a las infecciones respiratorias que puedan presentarse y sus complicaciones, ya que el pulmón sano asumiría la mayor parte del trabajo de curación», añade Ruipérez.

Por eso, Ancoechea recomienda que «se ejerza una labor preventiva frente a las posibles patologías pulmonares a través de una vacunación preceptiva y también antineumocócica. Además, debe someterse a periódicos estudios funcionales pulmonares para conocer la capacidad de sus órganos, al mismo tiempo que su estado fisiológico». Dado que la extirpación del órgano tuvo lugar hace casi medio siglo, nada hace pensar que si en ese tiempo no lo ha hecho, y con la vida ordenada que haya llevado el Pontífice, pueda recaer ahora.

En cuanto a la cantidad de trabajo intelectual que le espera, Ruipérez manifiesta que «se halla en una excelente condición mental pese a su edad conserva todas las facultades y se halla en plenitud para ejercer su labor. Con 76 años, cuenta con una gran experiencia, y dado que el cerebro es lo último que envejece, puede encontrarse perfectamente para tomar decisiones durante muchos años». El ex presidente de la SEG asegura que «es un ejemplo de cómo se puede llegar a una edad avanzada pese a contar con la ausencia –parcial– de un órgano».