Salud
Sólo 15 días para detectar y tratar la artritis reumatoide
Quirónsalud pone en marcha una unidad para el diagnóstico precoz de esta enfermedad
Dolor, rigidez, inflamación, pérdida de función de las articulaciones son algunas de las secuelas que causa la artritis reumatoide. Esta enfermedad que afecta al 0,5% de la población puede desarrollarse, pese a las falsas creencias, a cualquier edad, incluso en menores de 18 años, que es lo que se conoce como artritis reumatoide juvenil. La mayor incidencia y gravedad, eso sí, ocurre entre los 20 y los 40 años. Es por tanto una patología que afecta a la población joven y activa. El problema es que «en la actualidad, no resulta posible establecer una única causa que justifique la aparición de la enfermedad», explica el doctor Antonio Gracia, que lidera, junto al doctor Juan José Lerma, la nueva Unidad de Detección Precoz de la Artritis Reumatoide puesta en marcha en el Hospital Quirónsalud Valencia.
El objetivo de esta unidad es garantizar la detección precoz de la enfermedad, lo que permitirá aliviar el dolor al paciente, y acabar con la inquietud que supone no saber el diagnóstico de una dolencia. «A mayor precocidad en el tratamiento, mejores resultados terapéuticos. La prevención del daño estructural, es decir, las lesiones erosivas en las articulaciones afectadas que se aprecian en imágenes de radiografías y resonancias es fundamental que se realice lo más tempranamente posible, ya que de lo contrario el daño estructural se vuelve irreversible», incide el doctor. Así, según las recomendaciones de la Liga Europea de Enfermedades Reumáticas, un paciente con esta enfermedad debería ser atendido por un especialista en el plazo de los seis primeras semanas para conseguir mejores resultados. Es por ello por lo que se ha creado esta unidad de detección precoz de artritis. «A través de sus médicos de atención primaria, especialistas relacionados con aparato locomotor y enfermedades inflamatorias, y sobre todo a través de los médicos de urgencias se crea un circuito rápido de derivación al reumatólogo para que en un plazo de 15 días el paciente sea visitado y tratado de su enfermedad», detalla Gracia.
Los síntomas son algunos de los descritos y hay que tener en cuenta que, como precisa el doctor, «casi siempre tienen carácter aditivo y progresivo, y están acompañados de rigidez matinal. El dolor de tipo inflamatorio aparece más en reposo y se acompaña de inflamación articular y rigidez. También aparecen como síntomas como debilidad muscular, abstemia y fatiga. Y con el tiempo, si no se detiene el proceso inflamatorio, aparecen deformidades estructurales a nivel articular».
En los casos más severos, los pacientes presentan «manifestaciones extra-articulares, pudiendo afectar al pulmón, al corazón, al riñón, al sistema hematopoyético (anemias) y también a los ojos (inflamación de la cápsula del ojo o escleritis)», afirma el doctor, que añade que otras complicaciones habituales son «las vasculitis o inflamación de los vasos y trastorno circulatorio periférico acompañante».
De ahí que una vez diagnosticada esta enfermedad, que «es tres veces más frecuente en mujeres que en varones», seguir el tratamiento sea esencial. Éste «debe de ser individualizado. Cada paciente, en función de su edad, factores de riesgo» y, sobre todo, el estadio de la enfermedad, «porque no es lo mismo una artritis diagnosticada precozmente que una avanzada». Aunque, en general, el tratamiento consiste primero en reducir el dolor y la inflamación «mediante fármacos tipo aines y esteorides. Lo segundo es frenar la cascada inflamatoria mediante fármacos específicos tipo fames o biológicos», detalla.
En cualquier caso, es importante saber que se puede llegar a hacer una vida normal. «Afortunadamente, y sobre todo desde la llegada de las terapias biológicas, ha habido un cambio positivo en el pronóstico y la evolución de esta enfermedad. El objetivo es la remisión total de los síntomas. Aunque las estadísticas son muy dispares, se llega a una remisión total en torno al 50% de los casos, y a una parcial en la mayoría de ellos a partir del primer año de tratamiento. De ahí que muchos de nuestros pacientes hagan vida normal, trabajen, desempeñen actividades de ocio o incluso deportivas», concluye.
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