Belleza
¿Es un error hacerse mascarillas faciales caseras? Los expertos no lo aconsejan, te explicamos por qué
La oxidación de los ingredientes y el uso de principios inestables o de exfoliantes dañinos son algunos de los motivos por los que no deberíamos optar por la versión casera de este producto tan esencial en una buena rutina de belleza.
Seguro que ya has sucumbido a la tentación de hacerte una mascarilla home-made, ya sea para el pelo, el cutis o el cuerpo. Es normal, tenemos más tiempo y menos ganas de gastar dinero, y la idea de elaborar estos productos de modo casero es tan atractiva como la de hacer una rica receta. Además, Internet ofrece un amplio abanico de opciones, sencillas e inocuas a primera vista, que prometen mejorar el estado de nuestra piel con el uso de ingredientes al alcance de cualquiera. Sin embargo, los expertos aconsejan no hacerlo, y esgrimen varios motivos de peso:
- La oxidación de los ingredientes. Parece lógico que determinados ingredientes con beneficios específicos puedan formar parte de una mascarilla que podría realizarse con la ayuda de una batidora, como el pepino, la manzana o el jengibre. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las frutas y verduras tienden a oxidarse con facilidad. Lo vemos con una manzana si la dejamos expuesta al aire pocos minutos. Así, los ingredientes que pueden ser antioxidantes, pueden convertirse en pro-oxidantes. Por este motivo, las firmas cosméticastrabajan con principios tratados en laboratorio y con extractos re-formulados o, muchas veces, sintetizados.
- Principios inestables. Frutas como el limón y la naranja son famosas por tener beneficios despigmentantes y por ser una gran fuente de vitamina C. Sin embargo, también es conocida la capacidad de la vitamina C para irritar la piel o causar, incluso, más manchas. Para evitarlo, “las firmas cosméticas trabajamos con formulaciones en las que la vitamina C está estabilizada. Es por ello que no se suele trabajar con el ácido ascórbico como tal, sino con formas estables como el tetraexildecil ascorbato o el ácido ascórbico etilado. Si a una mascarilla le aplicamos, por ejemplo, zumo de limón, seguramente irritemos la piel y generemos manchas a largo plazo, porque no es un principio estable y variará dependiendo de la luz, el aire, etc., produciendo el efecto opuesto al deseado”, explica Raquel González, directora de educación de Perricone MD.
- Mascarillas no vehiculizadas. ¿Qué significa esto? Cuando se aplica un producto cosmético a la piel, este varía su efectividad según el sistema de encapsulación en el que vaya introducido. “Los principios activos no se suelen soltar en la piel así como así. Una buena formulación exige que el activo vaya encapsulado -normalmente en polímeros- que dirige el principio y lo entrega a la piel o las células. De hecho, los más revolucionarios sistemas de encapsulación cuentan con sistemas de drones que conducen a la cápsula para que consiga entregar el principio en el fibroblasto celular, o se diseñan con un sistema de entrega por fases -time reléase-, para que aquellos principios más sensibilizantes sean recibidos poco a poco y así evitar irritaciones”, explica Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8.
- Exfoliantes dañinos. Gránulos de azúcar de caña, copos de avena, semillas de chía, entre otros, son ingredientes que se usan mucho en mascarillas caseras para aportar ese efecto de exfoliación. “Sin embargo, es necesario utilizar exfoliantes físicos que hayan sido perfectamente esferificados (bambú o semillas de albaricoque, por ejemplo), y esto se suele hacer en laboratorio. La utilización de azúcares o sales puede dañar la piel, ya que tienen aristas que pueden crear micro dermo abrasiones o heridas”, explica Valeria Navarro, directora técnica de Boutijour. Aparte, y sobre todo en relación con las pieles más sensibles, la especialista de Perricone MD aconseja que “siempre que podamos, es mejor usar exfoliaciones químicas o enzimáticas. Serán igual de efectivas pero más suaves con la piel y prevendrán una posible inflamación celular que, a la larga, puede incluso acelerar el proceso de envejecimiento del tejido”.
- Biodisponibilidad de los principios. "La biodisponibilidad es la aceptación que tiene la piel para recibir diferentes principios. Determinados activos pueden ser muy beneficiosos para la piel, pero ésta no los asimila con facilidad. Ocurre con los minerales, por ejemplo, que se asimilan hasta determinado punto. Cuando se hacen biodisponibles, la piel los comprende como ingredientes afines y los acepta, permitiendo que sean más efectivos”, explica Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza. La firma de hecho cuenta con una patente, Healing Concentrate, que hace biodisponibles los minerales del agua termal húngara para que tengan mayor capacidad de recuperar la piel.
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