
Extremo centro
Que recuerden la rueda de prensa del apagón
Las horas de discurso de un Presidente Fake no han servido más que para que algunos nos preocupemos más

España vivió un apagón histórico. También hemos sufrido tres ruedas de prensa. Dos tardías y sin preguntas. Las tres vacías de verdad. Horas de discurso de un Presidente Fake que no han servido más que para que algunos nos preocupemos más.
Es falso que exista un misterio en relación con las causas del fenómeno que nos dejó sin luz. Las circunstancias son conocidas y estaban avisadas. Las decisiones que nos han llevado a la fragilidad en nuestro sistema eléctrico tienen responsables políticos claros. Con nombres y apellidos y cargos. La verdad tozuda y desagradable, como otras tantas veces, se abrirá paso. Cuando lo haga, les pido que recuerden la rueda de prensa el día después del apagón.
Que recuerden los nombres que formaban el gabinete que presentó a los españoles esa ristra de mentiras. Que por lo menos en el espacio de esta columna sobreviva el recuerdo de ese grupo humano de ejecutadores cínicos, fontaneros armados con sistemas personales ausentes de cualquier verdad, que a fuerza de rebozarse en el estiércol de la comunicación amoral ejecutan sin fricción el mismo truco barato.
No hubo víctima propicia, comida o cena inoportuna, así que al Gobierno, tras un día entero, le tocaba ya señalar a un chivo expiatorio. Sánchez y sus fontaneros de Semillas saben cómo funcionan los titulares y sienten un respeto perfectamente descriptible por la profesión periodística. En su declaración repitió lo de los operadores privados quince veces en cuarenta minutos. Las he contado. Decir que Pedro y los suyos son buenos comunicando sería ignorar que lo que son es extraordinarios engañando. Son amorales, y por eso pueden abordar cualquier crisis o suceso que afecte a los españoles exclusivamente como una campaña de comunicación. Saben que cualquier proceso de culpa colectiva comienza por hacerle un traje a alguien. El poder hace lo que le dejes. Nuestra sociedad no reaccionó con el covid. Y Sánchez sabe que ha comprado todo lo que estaba a la venta en este país.
No sé si lo que vimos en el ejercicio de la mentira y la desinformación bordea la responsabilidad criminal. Lo cierto es que el objetivo de la comunicación del presidente no era proteger y ayudar a los padres de familia a tomar decisiones responsables. Y así, día tras día en contacto con estas cosas, nos volvemos todos un poco peores.
Fuera de toda duda está que el presidente está ocultando información en su poder de manera activa. En su valoración no ha señalado la posibilidad de un fallo en Red Eléctrica. Ni el diseño político de un «sistema energético» que decidió apostarlo todo al verde en el casino de las renovables. Ni se ha dignado a cuestionar la planificación energética de esa lobista que responde al nombre de Teresa Ribera.
Sería capaz de tomármelo con humor si no tuviéramos ya las dos primeras víctimas del apagón. Dos ancianas. Una muerta por el uso de una vela que acabó con 13 intoxicados por humo. Y otra, que se asfixió porque la máquina que le suministraba oxígeno se apagó. Existe una España alternativa, donde el Gobierno es de otro color y el System Contreras ya está haciendo documentales sobre estas tragedias.
Disculpen la crudeza. Pero esta manera de hacer política, esta manera de no rendir cuentas y mentir a cada minuto se ha vuelto cada vez más peligrosa para las familias españolas. Gripe, volcán, nevada, apagón, riada. Haya dolor, víctimas o muertos.
Del primer jefe de gabinete al último minion de las redes. Ese grupo se muestra incapaz de reaccionar con responsabilidad hacia el dolor evitable. Perros de un solo truco. Capaces de tomarse un café en Semillas mañana, como si no pasara nada, mientras de fondo suena su canción miserable. Mala gente, únicamente buenos en lo rápido que envían sus mentiras por wasap a los tertulianos de pago. Pésimas personas que son los mejores intoxicando las redes sociales a través del fraude del internet muerto, con bots, automatización de contenido y operaciones proxy. Mediocres profesionales grises que destacan extraordinarios en lo de insertar mentiras a través de mercenarios de partido en los medios, que los presentan como expertos académicos neutrales. Obtenidas las credenciales en algún Instituto de esos que se asocian a las universidades públicas y se dedican a facturar dinero público a cambio de investigación fraudulenta cobrada al precio de inserción publicitaria de un Ministerio. Si me preguntan mi opinión: profesionales deformes en lo moral que atracan a la opinión pública paseando bajo el palio de «estrategas», cuando lo único que deberíamos presentarlos es como «mentirosos».
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