Desescalada
La vuelta a la “normalidad” aumenta la demanda de servicios estéticos
Nutrición y dietética, celulitis, grasa localizada y tratamientos faciales como el Botox o la mesoterapia parecen ser los “favoritos" de los clientes ante la perspectiva del verano. Sentirnos bien con nuestro aspecto físico, es también salud.
Lejos de ser algo superficial o frívolo, la atención a nuestra imagen física es un parte de nuestra esencia como seres humanos. El concepto de salud, según lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS), no es solo estar libres de enfermedad física, sino la suma de los factores psicológicos y sociales que disminuyen la probabilidad de que nuestro organismo desarrolle problemas. Textualmente, es “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no la mera ausencia de enfermedad o discapacidad”.
Sin confundir las prioridades y ante la situación en la que nos encontramos, el alivio paulatino de las medidas de confinamiento está haciendo resurgir el interés por someternos a tratamientos estéticos, que habíamos postergado. “Aunque no hemos dejado de recibir consultas on line desde el inicio de la cuarentena- mayormente centradas en temas de nutrición y dietética-, es ahora cuando estamos notando un aumento en la demanda, especialmente de tratamientos corporales para mejorar la celulitis y la grasa localizada, y, respecto a los faciales, Botox e infiltración de vitaminas (mesoterapia)”, señala Petra Vega, presidenta de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME). “Obviamente, la demanda no es ni cercana a lo que teníamos antes de esta situación, sobre todo en ciudades como Madrid o Barcelona, que han sufrido con más virulencia el azote de la pandemia. Pero si podemos decir que, en aquellas en las que se ha dado un menor numero de casos, o la situación ha estado más controlada, se ha notado mayor demanda”, añade.
Seguridad para el paciente
Ante el inicio de la desescalada, esta Sociedad ha elaborado unos protocolos de re-apertura que garantizan la seguridad tanto de los pacientes como del personal sanitario que trabaja en las clínicas estéticas. Estos protocolos han sido comunicados al Ministerio de Sanidad y a las Consejerías de Sanidad, y ya están siendo implantados en otros países del mundo.
Como clínicas que son, integradas por personal sanitario, sus objetivos principales son dar la mayor seguridad posible al paciente y no ser un foco de contagio. “Todo lo contrario, de hecho además de ser extremadamente escrupulosos aplicando las medidas e instrucciones aprobadas por el Ministerio de Sanidad, nuestro contacto con el paciente hace que, en ocasiones, podamos ver algún síntoma externo y recomendar al paciente que acuda a su médico”, afirma Vega. “Pero, obviamente, aunque la intención sea que quién tenga pensado acudir a la clínica sepa que se están tomando todas las medidas pertinentes para protegerle, existen todavía reticencias a la hora de dar el paso, fundamentalmente por parte de aquellos que conviven con personas vulnerables, ya que siguen teniendo miedo a ser una fuente de contagio", matiza.
Tratamientos más demandados
Durante el confinamiento, y de modo general, no solo hemos tenido más tiempo para actividades como cocinar, pasar tiempo con los nuestros, o dedicarnos a nuestros hobbies, sino que también lo hemos tenido para mirarnos más en el espejo. “Ha sido un momento de conocerse mejor a uno mismo, tanto por dentro como por fuera. De ahí que las personas que nos han consultado tuvieran bastante claro el foco de su preocupación, y además hayan coincidido en temas relacionados con los efectos del confinamiento”.
A grandes rasgos, estos serían los temas con mayor demanda en el ámbito estético:
- Pérdida de peso y actividad física. Personas que consultaban porque “no paraban de comer en todo el día” y no sabían cómo frenarlo, pacientes mayores de 70 años, con sobrepeso, a los que la falta de movilidad durante periodos prolongados les provocaba no llegar ni al supermercado cuando podían salir, entre otras situaciones. “Este tipo de consultas sobre cómo moverse sin salir de casa han sido muy habituales. A muchos de mis pacientes les recomendada usar pulseras de actividad para pasear por su piso de 5.000 a 10.000 pasos al día, por ejemplo”, explica Vega.
- Celulitis y grasa localizada. Dos “clásicos” mayoritarios a los que solemos dedicar nuestros esfuerzos entre marzo y abril, pero que este año se han postergado a mayo-junio, por razones obvias. “El verano está aquí, a la vuelta de la esquina, pero hasta que no hemos empezado a ver una relajación del confinamiento (unida a una subida de las temperaturas), no hemos empezado a preocuparnos por esas zonas más 'conflictivas’, que mostramos, especialmente, en traje de baño”.
- Botox y mesoterapia facial (o infiltración de vitaminas). El primero es un tratamiento de continuidad, por lo que es lógico que los pacientes quieran mantenerlo. En el caso del segundo, “para mí, su alta demanda es un indicador de que queremos ‘plantar al mal tiempo, buena cara’, como se suele decir”.
Futuro del sector
La Medicina Estética está y estará profundamente ‘tocada’ por esta situación, como el resto de sectores. Pero los profesionales y dueños de clínicas lo afrontan con esperanza. “Esta situación ha creado un efecto dominó, y ningún ámbito está exento de las consecuencias. Para nuestro sector, lógicamente, hay medidas que afectan más que otras, la reducción de aforo no es algo que nos afecte como a un hotel o un restaurante, pero si nos afecta mucho la restricción de la movilidad y, obviamente, la situación económica que se está viviendo”, afirma Vega. “La mayoría de los empresarios dueños de clínicas de Medicina Estética han pedido un crédito ICO, lo que indica que, de algún modo, tenemos esperanza en el futuro y hemos elegido aguantar y no cerrar. Respecto a los trabajadores de este sector, estamos intentando protegerles, recomendado cerrar ERTES a medida que las clínicas vuelvan a funcionar con cierta “normalidad”, añade.
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