Alimentación
Solo dos de cada diez españoles reconoce haber seguido una dieta milagro
La presencia de nutricionistas en la sanidad pública puede revertir el “boom” de este tipo de modas que siguen especialmente los menores de 25 años y las personas con bajos ingresos, según el estudio elaborado por la Fundación Mapfre
Subirse a la balanza no es fácil, seguir una dieta tampoco. De ahí, que con el fin de ver resultados rápidamente no sean precisamente pocos los que opten por las famosas dietas mal llamadas milagro. De hecho, la mitad de los encuestados cree que no hay diferencia en cuanto a dificultad se refiere entre hacer una dieta milagro (por su cuenta) a una que requiera prescripción del centro de salud. Y el 27% de ellos considera que realizar una dieta planificada desde el centro de salud sería más complicado que seguir una dieta milagro. Estas son algunas de las conclusiones del estudio «Las Dietas Milagro en España», elaborado por la Fundación Mapfre, en colaboración con la Academia Española de Nutrición y Dietética, con el fin de entender mejor las razones por las que se recurre a ellas para resolver el exceso de peso.
Este estudio analiza los conocimientos, actitudes (positivas y negativas) y prácticas de 2.600 españoles acerca de este tipo de dietas. El 22% de encuestados reconoce haber seguido una dieta milagro y un 45% afirma que alguien de su entorno próximo ha seguido un régimen de este tipo.
En lo que se refiere a dietas en general, el 27% de ciudadanos asegura haber seguido alguna. El grupo de edad que mayor probabilidad tiene de seguir una dieta milagro son los menores de 25 años y el grupo de población con bajos ingresos y bajo nivel educativo. Estos últimos (población de bajos ingresos y nivel educativo) son los que mayor frecuencia han seguido este tipo de dietas por recomendación de un comercial.
El 81% de quienes han seguido alguna dieta milagro, reconoce haber realizado entre una y tres dietas de media en los últimos años. Y pese al notorio efecto rebote, menos del 80% considera que este tipo de dietas no tienen los resultados esperados a largo plazo. Eso sí, el 90% de la muestra reconoce que este tipo de dietas no funcionan. El estudio también recoge que el 40% de los encuestados que siguieron una dieta milagro la hizo durante una semana y un mes; el 31%, entre tres y cuatro meses, y un 13% estuvo a dieta más de seis meses seguidos. El porcentaje de personas que dedican más tiempo a hacerla se incrementa ligeramente con la edad.
La aparición periódica de métodos y productos milagrosos que prometen soluciones fáciles para el manejo de la obesidad podría deberse, según este estudio, a la dificultad para modificar los estilos de vida, la falta de dietistas-nutricionistas en la sanidad pública, así como la alta exposición a entornos obesogénicos. «La labor de los profesionales de Atención Primaria es encomiable, pero si contaran con la ayuda de profesionales como los Dietistas-Nutricionistas o los de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, probablemente se podría llegar más lejos en la prevención de la obesidad y todas las enfermedades asociadas», explica a este periódico Óscar Picazo, experto en Nutrición de la Fundación Mapfre, horas antes de presentar el estudio.
Este tipo de dietas y productos se caracterizan por prometer una eficacia rápida, definitiva y sin apenas esfuerzos, y exageran las propiedades de algunos alimentos, nutrientes o de un patrón de consumo, que van más allá de lo que las pruebas científicas permiten afirmar. En la mayoría de los casos, tienen un interés comercial directo por la venta de productos específicos asociados a la dieta, o indirecto, por la existencia de un mercado de productos o programas, que, sin ser necesarios para conseguir los objetivos de pérdida de peso, se comercializan como si lo fueran.
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