
Mente infantil
Los cinco recuerdos de la infancia que más impactan en los niños, según la psicología
Estos momentos moldean profundamente la forma en que los niños se relacionan con el mundo, con los demás y consigo mismos

La mente de los niños es un mundo inimaginable para los adultos, tanto es así que psicólogos infantiles han intentado ayudar a padres que querían entender un poco más los pensamientos de los más pequeños de la casa.
La infancia es una etapa crucial del desarrollo humano, y aunque muchos de nuestros primeros años parecen no recordarse con el tiempo, ciertos momentos son imposibles de olvidar.
¿Qué es la amnesia infantil?
Este fenómeno, conocido como “amnesia infantil”, se refiere a la escasa capacidad que tenemos para recordar acontecimientos anteriores a los tres o cuatro años de edad. Aun así, desde los primeros meses de vida, los bebés pueden reconocer rostros y establecer vínculos emocionales.
Con el paso del tiempo, su memoria evoluciona hasta poder construir sus propios recuerdos, gracias en gran parte al desarrollo del lenguaje y a la interacción social.
Los expertos en psicología infantil han identificado ciertos tipos de experiencias que suelen mantenerse en la memoria a largo plazo y que influyen significativamente en el desarrollo emocional y cognitivo de los niños.
Vínculos familiares sólidos
Las comidas en familia, las vacaciones juntos o las celebraciones como los cumpleaños son momentos especiales da igual la edad que tengas. Refuerzan la identidad del niño y su sentido de pertenencia.
Las dinámicas familiares positivas sirven como modelo de comportamiento y contribuyen al desarrollo moral y emocional. Según especialistas, estas experiencias ofrecen seguridad y estabilidad, elementos fundamentales para un crecimiento saludable.
Experiencias de autonomía y responsabilidad
Cuando se permite que los niños enfrenten desafíos por sí mismos, se fomenta su pensamiento crítico y autoconfianza. Jean Piaget, pionero en psicología del desarrollo, sostenía que el aprendizaje auténtico surge de la exploración activa.

Estas experiencias, cargadas de esfuerzo y logros personales, se graban en la memoria como momentos de libertad y autosuperación.
Manifestaciones de amor y afecto
Los gestos de cariño, como abrazos, palabras de aliento o el simple hecho de estar presente, son fundamentales para construir una base de seguridad emocional. Esta base sólida les permite a los niños enfrentarse al mundo con más seguridad y menor temor.
El ejemplo de los adultos al reconocer errores
Cuando los padres o personas mayores relevantes para ellos admiten sus errores y piden disculpas, enseñan una lección que se les guarda en la memoria. Tener errores es parte del crecimiento, y asumir responsabilidades demuestra empatía y madurez.
Este tipo de actitudes fomenta la comprensión emocional y el respeto mutuo, valores que los niños tienden a replicar en sus propias relaciones.
Apoyo en momentos de fracaso
Los errores y fracasos son inevitables, pero la forma en que se gestionan puede marcar la diferencia. Si un niño es acompañado con comprensión y estímulo en lugar de críticas, aprende a confiar en sí mismo y a desarrollar su capacidad para adaptarse a situaciones adversas.
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