Mayores
Más allá del propio servicio de ayuda a domicilio
El Servicio de Ayuda a Domicilio se dirige tanto a personas en situación de dependencia como a sus familias con el objetivo de mejorar su calidad de vida y fomentar la autonomía.
En 2006 se aprobó la Ley de Dependencia con el objetivo de apoyar tanto a las personas que se encuentren en esta situación como a sus familias. Una gran parte de la cobertura de esta ley se realiza a través de los Servicios de Ayuda a Domicilio (SAD). A lo largo de este tiempo, estos servicios han demostrado ser muy eficaces: se ocupan de atender a los mayores en su propio entorno, identificar sus necesidades y mejorar su calidad de vida.
La normativa contempla tres grados de dependencia e incluye tanto a personas mayores como a personas con discapacidad y niños. En función de la autonomía personal de cada caso se proveerá el servicio o prestación adecuada. En esta ley también se especifican algunos requisitos que es necesario cumplir para acogerse a estas ayudas.
Servicios básicos y especializados
Incluyen tanto las tareas más elementales y cotidianas de las personas como el cuidado del hogar. Es decir, por una parte, Los Servicios de Ayuda a Domicilio se ocupan de dar apoyo a los cuidados personales, ayudar con la alimentación y la toma de medicamentos y promover actividades y ejercicios que contribuyan a la autonomía individual (movilidad, orientación, estimulación cognitiva…). Por otro lado, se ayuda a la limpieza cotidiana de la vivienda y demás tareas del hogar (preparación de comidas, lavado de ropa, compras…).
También se prestan otros servicios más especializados para complementar y satisfacer otras necesidades que pueden tener los usuarios: peluquería, podología, fisioterapia, enfermería o talleres ocupacionales.
Los Servicios de Ayuda a Domicilio se gestionan de dos maneras: o es la Administración la que se encarga directamente de prestarlos con sus propios recursos o se contrata su gestión mediante un concurso público a empresas. Esta es la forma más habitual a día de hoy. Clece forma parte de las empresas contratadas para llevar a cabo esta labor. En 2019 prestó 91 Servicios de Ayuda a Domicilio, donde un total de 20.699 profesionales atendieron a 119.889 usuarios en municipios de todos los tamaños.
Propuestas con valor añadido
La obtención de estos contratos requiere del cumplimiento de algunos requisitos técnicos que garanticen que el servicio que se va a ofrecer es de calidad. En el caso de Clece, el valor añadido se traduce en introducir mejoras para aumentar la calidad del servicio y el bienestar de los usuarios. Clece promueve la seguridad y la confianza de las personas dependientes y sus familias, potencia su autonomía e integración social y garantiza la integridad. Para ilustrar estos valores, tenemos tres ejemplos de Servicios de Ayuda a Domicilio donde se están aplicando recursos técnicos y humanos de mejora.
Teleasistencia como valor añadido de SAD
A principios de este año, se comenzó a implantar un sistema de teleasistencia en Cantabria que está dando muy buenos resultados: con tan solo pulsar un botón se puede contactar con los operadores de Clece durante las 24 horas los 365 días del año.
Se trata de completar un servicio ofreciendo una forma más fácil y ágil de contacto. Hasta ahora, cuando un usuario quería trasladar cualquier cambio lo hacía por teléfono, pero hay personas que pueden tener dificultades para hacer esto. Pulsar un botón les permite tener contacto directo con la coordinadora.
Aunque tuvieron que parar la instalación en algunos hogares a causa de la pandemia, lo cierto es que los que ya lo tenían han visto cómo este nuevo sistema les resultaba de gran ayuda durante el confinamiento. Muchos usuarios han destacado la agilidad de la comunicación y cómo eso les ha hecho sentir de alguna manera más seguros y acompañados.
Estos testimonios y experiencias son las que se están evaluando de cara a llevar este sistema a más hogares. Después de verano esperan tener los datos suficientes como para sacar conclusiones al respecto, pero todo apunta a que se extenderá a otras comunidades. Es una manera de completar un servicio y trasladar la idea a los usuarios de que están apoyados las 24 horas del día.
Esfuerzo extra para frenar el deterioro cognitivo
Una de las maneras de mejorar la calidad de vida de las personas mayores es prestar especial atención a cualquier signo de deterioro cognitivo. Carmen Sánchez López coordina junto a Francisco Manuel Sánchez Cuellar el SAD de Clece en Adra, en Almería, donde atienden a más de 300 usuarios.
Además de los servicios básicos que ya hemos mencionado, ellos quisieron ir un paso más allá para mejorar la atención. “Comenzamos haciendo reuniones fuera de nuestro horario laboral para compartir nuestras experiencias y contarnos cómo estaban funcionando las actividades en cada caso”, explica Carmen. De estas reuniones surgió la idea de incluir una figura especialista en deterioro cognitivo que pudiera introducir diferentes rutinas para mejorar el día a día de los enfermos con Alzheimer, demencia o Parkinson, entre otras enfermedades. Desde hace unos años una integradora social trabaja mano a mano con los auxiliares, que alertan de posibles casos incipientes o ya diagnosticados. Es ella quien se encarga de proponer actividades y hacer un seguimiento.
Tal y como señala Carmen, es importante tener un trato cercano con ellos para detectar los casos y vigilar su evolución. “Tenemos una gran vocación de servicio: sentimos como nuestro cada caso y por eso estamos siempre innovando y tratando de incluir mejoras”.
Ayuda específica y detección precoz
Clece lleva la gestión de los SAD de los distritos de Retiro, Usera, Puente de Vallecas, Moratalaz, Villaverde, Villa de Vallecas, Vicálvaro y San Blas-Canillejas desde 2012. Recientemente el Ayuntamiento de Madrid ha renovado esta adjudicación y, de cara a este nuevo periodo que acaba de comenzar, se han incluido algunas mejoras para los usuarios. Si bien ya trataban de detectar de forma ágil situaciones de vulnerabilidad y soledad no deseada, ahora disponen de un programa específico que incluye a todos sus profesionales para ofrecer una ayuda más específica.
Elena García Álvarez es la Coordinadora Jefa de este servicio: “se trata de poner en valor esta parte y desarrollarla dentro de un programa concreto”, destaca. Esta no es la única mejora que suman a sus servicios en esta nueva etapa: incluyen ahora la figura de un gestor de trámites para dar soporte a los usuarios en papeleos que puedan resultar complicados, y el servicio “manitas”, para ayudarles en pequeñas reparaciones domésticas. “La idea siempre es fomentar su autonomía, pero de alguna manera acompañarlos en estas situaciones”. Además, siguen con las actividades de animación sociocultural que funcionaron muy bien en el periodo anterior: “Es una manera de motivarles para que salgan, se comuniquen, aprendan a usar las nuevas tecnologías… Esta parte además les ha venido muy bien durante estos meses de confinamiento para poder estar en contacto con sus amigos o familiares y también mantenerse entretenidos”, explica Elena.
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