Gestión

La inauguración del Isabel Zendal confirma el sectarismo de Illa

El ministro debería haber dimitido, pero ahí sigue, por desgracia para los españoles

Illa legó razones de agenda para no acudir a la inauguración del hospital de pandemias
Illa legó razones de agenda para no acudir a la inauguración del hospital de pandemiasPedro Puente HoyosEFE

Construir y poner en marcha un hospital público suele llevar años. Busquen por ejemplo en Google lo que ha tardado en inaugurarse el nuevo Hospital de Toledo para comprender mejor la gesta protagonizada por la Comunidad de Madrid. En poco más de tres meses, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha logrado crear de la nada el Isabel Zendal, un centro de pandemias de más de 30.000 metros cuadrados, 1.008 camas de agudos y 48 de intensivos, algo inimaginable no sólo en España, sino a nivel mundial.

Con un tamaño tres veces mayor que el de Wuhan, que tanta admiración despertó, el nuevo dispositivo descargará de pacientes Covid a los hospitales convencionales y les permitirá volcarse en otras patologías para reducir las listas de espera, mucho menores, por cierto, en Madrid, que en el resto de España. También servirá para auxiliar a otras autonomías en caso de necesidad.

Estos y otros hechos deberían haber constituido motivo más que suficiente para que Salvador Illa, el ministro que nada crea y sólo sabe prohibir, hubiera acudido a la inauguración oficial. Sin embargo, alegó razones de agenda para no hacerlo, lo que corrobora la sensación que ha cundido sobre él durante los nueve meses de esta guerra: la de un sectarismo impropio del máximo responsable de la cartera sanitaria.

Illa debería haber dimitido hace muchos meses por una gestión nefasta que ha llevado a España a convertirse en farolillo rojo del mundo, y por muchas de las compras con sobreprecios injustificables que ha hecho su departamento. Lamentablemente, ahí sigue, para desgracia de los españoles y para sonrojo de muchos sanitarios socialistas honestos, que no dan crédito ante lo que ven.