Covid-19

Sanidad olvida priorizar la vacunación en jóvenes con obesidad y cáncer

Los expertos urgen a crear un comité multidisciplinar que defina en detalle los grupos de riesgo a la hora de inmunizar

La compañía recibió la aprobación de la Comisión Europea para su inyección este miércoles
La compañía recibió la aprobación de la Comisión Europea para su inyección este miércolesServicio Ilustrado (Automático)DAVID TALUKDAR / ZUMA PRESS / CO

La ansiada vacuna de la Covid-19 comienza a ser una realidad casi al alcance de los dedos de la mano. Si todo va bien, según las previsiones del Ministerio de Sanidad, las inmunizaciones comenzarán en nuestro país durante las primeras semanas del año 2021, dando prioridad a los ancianos que viven en residencias, así como al personal sanitario. Ambos colectivos resultan, según todos los expertos consultados por LA RAZÓN, obvios candidatos a esta inmunidad inicial. Sin embargo, no serían los únicos.

«Sanidad ha planteado una lista de 15 categorías de población que irán vacunándose de forma progresiva, pero se deja para la segunda fase a los grupos de riesgo, siendo éste un concepto muy vago y dando preferencia siempre a los más mayores. Parece que en esta primera etapa se han dejado por el camino a algunos pacientes muy vulnerables cuya prioridad también debe ser inmediata, como es el caso de los jóvenes con obesidad elevada, con patología oncológica, inmunodeprimidos o con enfermedad respiratoria mal controlada. En estos casos, hay otros criterios de más peso que la propia edad», advierte Salvador Macip, genetista e investigador de la Universidad de Leicester, en Reino Unido y profesor de la UOC, quien hace hincapié en que «a día de hoy, el concepto de pacientes de riesgo es un cajón de sastre demasiado confuso. No se ha hecho un análisis a fondo de las necesidades y sería oportuno que un comité multidisciplinar avalara esa decisión».

Grupos de riesgo
Grupos de riesgoTania Nieto

Esta proposición, defendida por la mayoría de sociedades científicas, debe ser urgente, «ya que, si realmente las vacunas comienzan a llegar a principios de año, el tiempo apremia. Ya debería estar hablándose de esto, pero lo cierto es que desde el Ministerio de Sanidad todavía no se nos ha pedido ninguna opinión ni dato al respecto», asegura Álvaro Rodríguez-Lescure, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), quien recuerda que «en el caso de hablar de pacientes oncológicos sería un error generalizar, pues dentro de este colectivo pueden darse muchas variables que habría que tener en cuenta, más allá de la edad, como el tipo de tumor, siendo más vulnerables los oncohematológicos, el estadío en el que se encuentra el cáncer o la situación funcional del organismo».

Y Rodríguez-Lescure no es el único que lo reconoce, ya que los máximos responsables de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo), de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) o de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) también apuntan a la necesidad de formar parte de ese hipotético equipo multidisciplinar que serviría para desgranar con objetividad y de forma práctica cómo deben priorizarse las vacunas entre la población, sin dejar en el olvido a grupos vulnerables.

«Resulta evidente que los ancianos de las residencias y el personal sanitario deben ser prioritarios, pero la edad avanzada no tiene que ser el único criterio, porque hay mayores de 70 o 75 años con un estado de salud envidiable, frente a jóvenes con condicionantes adicionales como patologías respiratorias de base en forma de fibrosis quística, una EPOC grave mal controlada o una bronquiectasia que les hace ser dependientes de oxígeno y de ventilación y, por tanto, muy vulnerables frente a un posible contagio por SARS-CoV-2», argumenta Eusebi Chiner, neumólogo y coordinador de SeparPacientes, quien insiste en que «el Ministerio de Sanidad debería aclarar ya esos factores a tener en cuenta a la hora de iniciar el proceso de vacunación, sobre todo durante los primeros meses, cuando las dosis sean escasas».

Es ahí, precisamente durante el inicio de 2021, donde el criterio de prioridad va a resultar decisivo. «Lo que evitamos al poner la vacuna es dar paso a la enfermedad, es decir, eso no nos va a garantizar que eliminemos el virus, pero sí al menos servirá para potenciar el sistema inmune de las personas más vulnerables y, por tanto, reducir la posibilidad de que enfermen gravemente por Covid-19 e incluso que mueran por culpa de ella», asegura Marcos López, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), quien pone sobre la mesa la «necesidad de priorizar a personas con patología respiratoria mal controlada, pero también a trasplantados, oncológicos, individuos con enfermedades inmunitarias y con obesidad, que son los colectivos más olvidados», reconoce.

Obesos jóvenes, los grandes olvidados

Después de más de diez meses conviviendo con el SARS-CoV-2 la ciencia ya ha podido demostrar que la obesidad es un factor de riesgo decisivo en la Covid-19. «Los datos no dejan lugar a dudas: las personas con exceso de peso tienen un 46% más riesgo de contagiarse de coronavirus, un 113% más de hospitalización por Covid-19, un 78% más posibilidades de ingreso en UCI respecto a la población con normopeso, y el riesgo de mortalidad es un 48% superior», asegura Albert Lecube, vicepresidente de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo), quien recuerda que «a pesar de todo ello, en nuestro país no hay directrices específicas que consideren la obesidad como una enfermedad crónica y está siendo la gran olvidada en la pandemia, también ahora cuando ya se habla de una inminente posibilidad de inmunización». Y este «pequeño olvido» podría suponer un grave error, ya que, tal y como advierte Javier Escalada, presidente de la SEEN, «la obesidad más extrema, es decir, con un índice de masa corporal por encima de 40, en pacientes menores de 50 años que presentan Covid-19 multiplica por 15 el riesgo de tener una mala evolución de la enfermedad, por eso creemos esencial que estos jóvenes sean considerados prioritarios a la hora de iniciar la vacunación».

Personas trasplantadas

En esa lista de preferencias tampoco deberían faltar los pacientes trasplantados, «ya que por su condición de inmunosupresión deberían ser considerados una población de riesgo, pues sabemos que tienen una incidencia dos veces mayor de la Covid-19 en comparación con la población general y hemos visto que el curso de la enfermedad resulta más grave, con un índice de letalidad del 27%, muy por encima de la media en población sana», detalla Beatriz Domínguez-Gil, directora general de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), quien detalla que, ante la tesitura de establecer un orden dentro de este colectivo, «habría que tener en cuenta que los trasplantados de pulmón han mostrado un curso más agresivo de la Covid-19, por lo que serían más vulnerables, mientras que también influye la proximidad del trasplante, sobre todo en caso renal».