Tribuna

Covid-19: ¿Y cuándo estaremos todos vacunados?

Ana Céspedes es directora general mundial de Operaciones de IAVI, Iniciativa Internacional de Vacunas

Ana Céspedes

Es viernes de verano, son las tres de la tarde, en uno de esos puentes largos maravillosos de los que los españoles volveremos a disfrutar pronto… y toda la familia está en el coche camino a la playa. El atasco es monumental. Pero, además, hay un carril cortado por obras… y más adelante, un accidente. Después de cuatro horas aburridos en el coche, tus hijos no paran de preguntar “¿y cuándo llegamos?” Tú, que no tienes ni idea de lo que tardaréis, contestas “ya queda menos y además, pensad que mañana estaremos en la playa disfrutando”. Porque, al final, sabes que llegaréis. Pues bien, así estamos en la campaña de vacunación frente a Covid-19.

Por ello, y aunque es muy difícil predecir cuándo vamos a estar “todos vacunados”, a continuación, te resumo las que a mi juicio son las claves más importantes para entender los tiempos que tenemos por delante.

[1] Gobiernos y organismos reguladores deben dejar de emitir mensajes contradictorios

En el ámbito de medicamentos, las competencias de evaluación científica están separadas de las competencias políticas. Es decir, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) es la responsable de asegurar la eficacia, seguridad y calidad de las vacunas aprobadas. Y no los gobiernos, cuyas competencias se centran en el precio, la financiación y el acceso de los productos ya aprobados.

Sin embargo, y mientras la EMA ha confirmado ya hasta en cuatro ocasiones que “las cuatro vacunas aprobadas tienen un perfil de beneficio/riesgo positivo” y los datos muestran cómo reducen el riesgo de muerte por Covid-19 en un 100%, son ya varios los países en Europa que han parado la vacunación con AstraZeneca o incluso que no la han iniciado con Janssen. Las consecuencias van más allá de la inseguridad y el temor que generan en los ciudadanos. Se está poniendo en riesgo la propia campaña de vacunación mundial. La iniciativa Covax, dirigida a facilitar el acceso de las vacunas en 92 países de bajos y medios-bajos recursos, se apoya en AstraZeneca y Janssen para conseguirlo. ¿Cómo van a poder los gobiernos que financian esta iniciativa convencer a sus aliados mundiales que las vacunas que algunos de ellos rechazan son seguras fuera de sus fronteras?

[2] En este momento, la mejor vacuna de las cuatro aprobadas: la primera a la que tengas acceso

Resulta muy tentador sumergirse en el cada vez más profundo océano de datos de Covid-19: porcentaje de reducción de enfermedad, de infección, segmentado por subpoblaciones, distribuido por grupos de edad, efectividad en condiciones de uso real en cada país, impacto de variantes existentes y potenciales, perfil de seguridad según los datos mensuales de los sistemas de farmacovigilancia… Cada día se publican centenares de artículos relevantes (y probablemente millones con información de ningún valor, o errónea). Y una de las responsabilidades de los organismos reguladores es la de revisar continuamente la nueva evidencia científica disponible y establecer nuevas recomendaciones cuando así sea necesario. Esa no es nuestra responsabilidad, ni estamos cualificados para eso.

Por ello, y dado que nuestros organismos reguladores han confirmado que hay cuatro vacunas eficaces, seguras y de calidad, en este momento, la mejor vacuna es la primera a la que tengas acceso. Un estudio reciente demostraba cómo “hay relativamente pocas situaciones en las que valga la pena renunciar a la primera vacuna de Covid-19 disponible en favor de una vacuna que pudiera estar disponible más adelante, incluso si esta última tiene una eficacia sustancialmente mayor”.

[3] Las tres grandes incógnitas: protección frente a infección, duración de la protección y efecto de variantes

Es muy difícil predecir qué porcentaje de población será necesario vacunar para alcanzar inmunidad de rebaño. Un reciente artículo en Nature incluso anticipa que se trata de un objetivo “potencialmente inalcanzable”. La razón es no sabemos todavía (aunque hay ya datos muy positivos disponibles) si todas las vacunas protegen de infección o sólo de enfermedad, desconocemos cuándo dura la protección más allá de los 6 meses de los que se han presentado datos, y todavía es necesario entender cómo se ve impactada la eficacia de las vacunas existentes con nuevas y futuras potenciales variantes.

Ante ello, las compañías están evaluando el impacto de tres potenciales estrategias, al tiempo que siguen monitorizando los datos de duración de eficacia. La primera opción (y más sencilla) consistiría en administrar una tercera dosis de la misma vacuna. Una segunda opción (más compleja y cara) es la de ir actualizando las dosis de recuerdo, de manera similar a la vacuna antigripal. Y finalmente, se están obteniendo datos sobre la posibilidad de combinar distintos tipos de vacunas con el objetivo de producir una respuesta inmunitaria más diversa y potencialmente, duradera. En cualquier caso, la hipótesis más plausible es que tendremos que vacunarnos regularmente (niños incluidos, quizás desde los seis meses), y al menos durante un tiempo.

[4] Las desigualdades en el acceso aumentan a medida que el mundo alcanza el primer hito de mil millones de dosis

Hemos necesitado 143 días para superar el importante hito de mil millones de dosis administradas a nivel mundial. Y las tasas de vacunación en todo el mundo ahora se han multiplicado casi diez veces, de 2,27 millones de dosis al día al comienzo de la campaña de vacunación (datos de Bloomberg extraídos el 19 de enero) a las 21,1 dosis diarias actuales.

Sin embargo, las desigualdades aumentan cada vez más. América Latina, el 8% de la población mundial, ya representa el 35% de todas las muertes por coronavirus en el mundo y, sin embargo, las tasas de vacunación son alarmantemente bajas. Incluso en países como México (5,8%), Argentina (2,2%), Colombia (3,4%) o Brasil (7,4%). El resto ni siquiera aparece todavía en las estadísticas globales. Con una excepción, Chile, donde el 35,3% de la población está completamente vacunada y el 42,6% ya tenía una dosis administrada. Las implicaciones: los virus viajan libremente de país a país y no podemos perder la visión global cuando hablamos de enfermedades infecciosas.

[5] La vacunación mundial debería ser un esfuerzo global si queremos salir pronto de esto

El 61% de las muertes podrían evitarse si las vacunas de COVID se hubieran distribuido a todos los países en proporción a la población, mientras que sólo el 33% de las muertes se evitarán si los países de ingresos altos acaparan la primera fase de distribución (caso en el que nos encontramos actualmente). Y por si esto fuera poco, se estima que los países de alto y medio-alto nivel económico, se verán expuestos a un impacto económico incremental de entre $203 billones -$5 trillones ante la ausencia de una campaña global de vacunación.

En resumen, el camino va a tener aún más baches, es largo y todavía no sabemos cuándo llegaremos, pero no lo dudes y “mantén tu ánimo positivo y tus test negativos” que ya llegamos…