Alimentación
Estas son las principales consecuencias del consumo diario de bebidas gaseosas
Todos hemos consumido alguna vez en nuestra vida este tipo de brebajes pero, consumirlas de forma periódica, puede suponer un serio problema para nuestra salud
Este tipo de bebidas, comúnmente conocidas como gaseosa, refresco, o simplemente soda, son un brebaje hecho a base de agua carbonatada, edulcorantes naturales, como la fructosa o la sacarosa, o sintéticos como el ciclamato, entre otras sustancias. En la actualidad, existen infinidad de sabores: cola, naranja, limón, uva, cereza, frambuesa, vainilla, además de sabores propios de algunos países, como el guaraná. Todos hemos consumido alguna vez en nuestra vida estas bebidas, pero consumirlas de formaperiódica puede suponer un serio problema para nuestra salud por su asociación con el azúcar o los edulcorantes, entre otras sustancias.
Principales efectos sobre la salud
Por un lado, el consumo diario de este tipo bebidas altera nuestro metabolismo debido al alto contenido en azúcares de rápida absorción, que se han relacionado con sobrepeso, obesidad y diabetes tipo II. Pero además, algunos refrescos incorporan componentes como la cafeína que es una sustancia que se ha demostrado adictiva. Estas es la razón por la que las compañías, conscientes de la repercusión mediática de los efectos negativos de sus productos, desarrollaron versiones “light”, “zero” o “zero/zero”, libres de azúcar y cafeína. No obstante, algunos de los edulcorantes que se emplean en estos casos se han considerado cancerígenos.
Las bebidas refrescantes están compuestas fundamentalmente por agua a la que se le añaden otros ingredientes como pueden ser zumos, azúcares o edulcorantes, cafeína, anhídrido carbónico, vitaminas y minerales, entre otros. Todos ellos ingredientes seguros y utilizados en numerosos productos. “La industria española de bebidas refrescantes mantiene un firme compromiso con la salud del consumidor y con la seguridad de sus productos. Esto se plasma en ofrecer variedad de refrescos de calidad y seguros, acordes con la legislación vigente y que, además, tengan buen sabor. Como para el resto de los alimentos y bebidas, sus ingredientes son evaluados por las autoridades de seguridad alimentaria y nutrición, la AESAN en España y la EFSA a nivel europeo, de forma periódica y exhaustiva”, explica Josep Puxeu, Director General de la Asociación de Bebidas Refrescantes (ANFABRA).
El problema es que si los consumimos de manera periódica, estamos suministrando a nuestro cuerpo una gran cantidad de edulcorantes y azúcares que pueden llegar a ser perjudiciales para nuestros músculos y huesos. Su ingesta diaria puede reducir la masa ósea, haciendo que nuestros huesos se debiliten y favoreciendo la aparición de lesiones. Estas disminuyen la capacidad de absorción de calcio que podemos llegar a incluir en nuestro organismo por medio de la alimentación. El fósforo, un micronutriente que se puede encontrar en las bebidas tipo cola, es utilizado junto al calcio en el cuerpo humano para crear fosfato de calcio, que es el componente principal del hueso. Sin embargo, la combinación de grandes cantidades de fósforo con muy pocas de calcio puede conducir a una degeneración de la masa ósea. Además, muchos estudios aseguran que la ingesta de este tipo de bebidas, pueden llegar a aumentar las posibilidades de sufrir osteoporosis.
Por otro lado, una gran cantidad de gaseosas son ácidas, al igual que muchas frutas, salsas y otros alimentos. Y su ingesta durante un largo período de tiempo junto con el consumo continuado de alcohol pueden erosionar el esmalte dental. Un estudio realizado en 2007 determinó que algunas bebidas carbonatadas son tan erosivas o más que el jugo de naranja. Por ello es aconsejado por algunos dentistas el uso de una pajita para consumirlas, ya que la bebida no entra en contacto con los dientes. También se ha sugerido que se debe evitar cepillarse los dientes inmediatamente después de tomar bebidas no alcohólicas, ya que esto puede provocar una erosión adicional en los dientes debido a la presencia del ya mencionado ácido.
Un estudio publicado en la revista clínica de la Sociedad Americana de Nefrología en 2013 concluyó que el consumo de gaseosas, continuado en el tiempo, estaba asociado con un riesgo 23% mayor de desarrollar cálculos renales.
Consumirlos de forma obsesiva también puede aumentar la cantidad de grasasdañinas que se acumulan en nuestro cuerpo. En un estudio realizado por investigadores del Instituto de Innovación y Sostenibilidad en la Cadena Agroalimentaria de la Universidad Pública de Navarra, en colaboración con investigadores de la OMS y del Instituto Karolinska se demostró que la ingesta de bebidas azucaradas se asocia con una mayor cantidad de grasa acumulada en el hígado.
Por último, hay que recordar que la base de la nutrición es que “no existen alimentos buenos ni malos sino dietas equilibradas o desequilibradas”. Por tanto, todos, consumidos moderadamente, tienen cabida en un estilo de vida saludable. Lo importante es seguir una dieta equilibrada y variada junto con la práctica de actividad física.
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