El Gobierno no desaprovecha la ocasión de hacer propaganda con la pandemia para intentardisimular la nefasta gestión que ha hecho de ella, con las honrosas excepciones del Ministerio de Defensa y de la Agencia Española del Medicamento, que sí han estado a la altura del reto al que se enfrentaban. Después de presumir del éxito de la campaña de vacunación cuando fue un mero intermediario entre la Comisión Europea y las autonomías, el Ejecutivo –con el Ministerio de Sanidad y el propio Pedro Sánchez a la cabeza–, se ha descolgado ahora con otro cliché de fácil venta: el de que España liderará el debate sobre la «gripalización» de la pandemia, algo a lo que se oponen la OMS y la Agencia Europea del Medicamento, porque ambas enfermedades no son iguales.

El eufemismo empleado encierra trampa. Con el cambio de «estrategia», anunciado en pleno récord de contagios, las UCIS llenas y centenares de muertes semanales, el Ejecutivo se ahorraría tener que ofrecer a diario el parte de guerra de la covid, como ocurre con la gripe. El principio que pretende aplicar se basa en que todo deja de existir si no se informa de ello. Tiene gracia también que el Gobierno hable ahora de liderar nada, después de dormirse en los laureles con la tercera dosis, lo que ha hecho que España vaya aún rezagada con respecto a Europa.

También la tiene que presuma de su saber hacer en Salud Pública y de un enfoque visionario, tras negar la llegada de una sexta ola por boca de Fernando Simón, como ocurrió con la primera, y comandar un país que está en el «top diez» de contagios de todo el planeta, sólo por detrás de estados mucho más poblados. La gestión es tan mala que España carece aún de los antivirales contra la covid que sí supieron comprar gobiernos más avispados. ¿Qué va a liderar si hasta llega tarde en eso?