Pediatría

¿Qué hacer cuando mojar la cama limita el desarrollo social de los menores?

La enuresis, o hacerse pis por la noche, afecta al 10% de los niños de cinco años y al 3% de los adolescentes

El verano aumenta las salidas fuera de casa, lo que eleva la ansiedad en menores con este trastorno
El verano aumenta las salidas fuera de casa, lo que eleva la ansiedad en menores con este trastornoDreamstimeDreamstime

Mojar la cama por la noche o hacerse pis en alguna ocasión puntual puede interpretarse como una cosa de niños. «Por consenso, se consideran “normales” o no patológicos los escapes urinarios durante el sueño que se producen hasta los cinco años de edad, teniendo en cuenta que, habitualmente, el control de esfínteres nocturno se alcanza antes, entorno a los tres años», asegura Almudena Sánchez Vázquez, pediatra del Centro de Atención Primaria de Les Hortes (Barcelona).

Sin embargo, cuando esos escapes nocturnos se alargan en el tiempo y no se tratan de manera adecuada, pueden acabar convirtiéndose en un problema con nombre propio: enuresis, una patología que afecta al 10% de los niños de cinco años; al 8% de los de siete años; al 5% de los de 10 años y al 3% de los adolescentes, según datos de la Asociación Española de Psiquiatría de la Infancia y la Adolescencia. De hecho, si nos fijamos en las cifras que aporta el Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 270.000 menores mojan la cama, de los más de 5,7 millones de niños y adolescentes censados en España, según los porcentajes de incidencia anteriores.

La aparición de este trastorno afecta a la esfera física y emocional de los más pequeños de la casa, algo que se acrecienta durante el verano, pues se trata de la época más propicia para realizar actividades que incluyen dormir fuera de casa. Con la llegada de las vacaciones, los padres suelen recurrir a campamentos, colonias y viajes de estudios para que sus hijos desarrollen actividades mientras ellos continúan con su jornada laboral, algo que también suele complementarse con la visita a familiares o conocidos. Sin embargo, esta opción divertida y emocionante para la mayoría de los menores puede convertirse en un calvario para aquellos que sufren enuresis, lo que complica la conciliación familiar y merma el desarrollo del niño.

Tal y como advierte Sánchez Vázquez, «los pequeños que mojan la cama presentan dificultades en su relación con los iguales y baja autoestima. Ello deriva en ocasiones en bajo rendimiento académico y fracaso escolar. Sienten ansiedad frente a actividades lúdicas y sociales que conlleven dormir fuera de casa, como ir de colonias o campamentos o acudir a “fiestas de pijama” en casa de amigos. El entorno familiar también se ve afectado por la sobrecarga económica (gasto en pañales, cambios frecuentes de colchón, gasto eléctrico y de agua por el lavado frecuente de sábanas), la sobrecarga de trabajo dentro del hogar».

Para el doctor Venancio Martínez, pediatra en el Principado de Asturias y profesor en la Universidad de Oviedo, «el niño y los padres evitan actividades fuera de casa; esa actitud ante la enuresis debe ser conocida por el pediatra, que puede intervenir, pues se trata de un trastorno con múltiples consecuencias, pero tiene solución y, en muchos de los casos, se eliminan totalmente. Hay niños que, cuando tienen una salida de este tipo, para pasar unos días fuera de casa, acuden a la consulta de su médico para que les ayude a afrontar la situación y los resultados que se observan son francamente buenos. Además, se logra una motivación del menor y de la familia muy grande y, eso es parte esencial en la curación de la enuresis».

Por ello, Sánchez Vázquez coincide en afirmar que «lo ideal es tratar la enuresis cuanto antes mejor, para evitar los daños derivados en la esfera de lo emocional. Es por ello que el personal sanitario debe actuar de manera proactiva en su detección. Sin duda, cuando el menor verbaliza su preocupación o su angustia frente a los escapes urinarios, no puede retrasarse la intervención». A partir de los cinco años, la enuresis tiene una tasa de curación espontánea alta, pero distintos estudios indican claramente que una intervención temprana hace que los niños dejen de mojar la cama antes y que sus complicaciones sean más leves y desaparezcan antes. Por lo que, acudir al pediatra anticipadamente ayuda a un mejor diagnóstico del niño y favorece la resolución de esta compleja situación.

Dos terapias con eficacia demostrada

Según explica Sánchez Vázquez, «existen dos opciones de tratamiento cuya efectividad goza de buena evidencia: las alarmas de enuresis, que son dispositivos electrónicos cuyo efecto se basa en el aprendizaje por condicionamiento clásico, y el tratamiento farmacológico, que reduce la diuresis nocturna, ya que este trastorno tiene una base fisiopatológica relacionada con un exceso de producción de orina durante la noche. Ambos suelen requerirse varios meses pero la mayoría de niños superarán la enfermedad».