Entrevista

Laura Jorge: «Vivir a dieta nos cierra en un círculo vicioso con impacto físico y mental»

Entrevista a Laura Jorge, nutricionista experta en salud femenina y autora del libro «El método come sano, vive sano»

Laura Jorge, nutricionista experta en salud femenina y autora del libro «El método come sano, vive sano»
Laura Jorge, nutricionista experta en salud femenina y autora del libro «El método come sano, vive sano»La Razón

Ex deportista de competición, tras superar un trastorno de alimentación, Laura Jorge se dedicó a la nutrición para ayudar a las mujeres a disfrutar de una vida saludable a través de su dieta. Con una dilatada experiencia, acaba de publicar «El método come sano, vive sano» (editorial Zenith, Planeta).

¿Cómo influye ser mujer a la hora de presumir de una buena salud?

Habitualmente tenemos más presión en este tema, sobre todo por la parte estética, de tener que estar delgadas. Muchas veces se relaciona erróneamente delgadez con una buena salud; que no tiene nada que ver una cosa con la otra, pero parece que van de la mano.

¿Hasta qué punto las hormonas femeninas y las emociones marcan esa salud?

Influyen muchísimo, por eso en el libro explico qué hormonas están más elevadas o menos en cada etapa. Por eso abordo este enfoque integral para cuidarnos y hablo tanto de emociones, de hormonas, de cómo va cambiando todo con el paso del tiempo, de la microbiota, de la alimentación, del descanso, del ejercicio, del estrés, del sueño, porque todo se tiene que tener en cuenta a la hora de comer y sobre todo cuando queremos comer sano y tener una buena salud.

¿Cuáles son los trastornos de salud más habituales en la mujer relacionados con nuestra alimentación?

Relacionados con la microbiota y la alimentación serían el estreñimiento, la disbiosis intestinal, el síndrome del intestino irritable, la permeabilidad intestinal aumentada, el sobrecrecimiento bacteriano o SIBO, y las intolerancias alimentarias. Por ejemplo, son súper frecuentes ahora mismo la intolerancia a la fructosa y la intolerancia al sorbitol.

¿Deberíamos adaptar nuestra alimentación al ciclo menstrual?

Sí, considero que es algo importante y que podríamos sacarle mucho partido. El cómo podemos hacerlo va a depender de la fase. En todo momento nos tenemos que dirigir hacia un patrón de alimentación saludable, pero, por ejemplo, es importante incluir alimentos ricos en hierro. También es importante incluir alimentos antiinflamatorios ricos en omega tres, como el pescado azul, las nueces, lino, chía, cáñamo… Así como una buena hidratación, ya que estamos perdiendo sangre. Por otro lado, en la fase folicular es importante incluir alimentos ricos en antioxidantes y zinc, porque en esta fase se está desarrollando el folículo. También podemos incluir crucíferas como brócoli, coliflor o coles de Bruselas, ya que los estrógenos, antes de ser eliminados deben estar inactivos, pues en el caso de no ser desactivados, estos metabolitos pueden llegar a tener un efecto más potente que los estrógenos y causar complicaciones en el ciclo. En la fase lútea disminuye la cantidad de estrógenos, por lo que aumenta el apetito. Es importante incluir alimentos ricos en magnesio: legumbres, frutos secos, cereales, chocolate...

Y cuándo llega la menopausia, ¿cómo debería ser nuestra alimentación?

Podríamos elegir cereales integrales frente a los productos refinados, como dulces, bollería o azúcar de mesa. Priorizar la presencia de pescado a la de carne y tener presente las proteínas de origen vegetal como los garbanzos y la soja. Asegurarnos el aporte proteico en las principales comidas. Un consejo importante es que sigan la estructura del plato saludable, que eviten el alcohol y tengan siempre presente el agua, que se mantengan físicamente activas, con entrenamiento de fuerza dos o tres días a la semana, y que incluyan ejercicios de propiocepción y equilibrio, así como dormir un mínimo de siete horas al día.

El verano propicia la esclavitud de las dietas. ¿Qué consecuencias para la salud implica estar a régimen constante?

Tanto a nivel físico como mental. Es fácil caer en los círculos viciosos de las dietas, en los que la persona o bien por la esclavitud de la silueta o bien por haber tenido excesos durante las vacaciones, empieza a sentirse mal y decide hacer una dieta, pero lo hacen por su cuenta o recurren a dietas milagro o a batidos sustitutivos de comidas, lo que complica que se mantenga en el tiempo, sintiéndose mal por incumplirlo, de ahí que entren en ese círculo vicioso. Lo ideal es que si necesitan hacer un cambio de hábitos o quieren conseguir un objetivo es que lo hagan de la mano de profesionales.

¿Cuáles son las líneas maestras de su método para contrarrestar todo eso?

La clave es dejar de vivir a dieta. Pensar que comer sano es algo que va más allá de una cuestión estética, sino que hablamos de salud física y mental, pero hay que entender que esto no es sencillo y lleva su tiempo. Si vemos que tenemos una mala relación con la comida o que necesitamos adelgazar, o mejorar nuestro rendimiento deportivo, o que no nos encontramos bien porque algo nos está sentando mal, pues hay que acudir al dietista nutricionista.

¿Las vacaciones son un buen momento para ponerse manos a la obra?

Pues sí. Soy partidaria de que esto no es algo temporal, sino que deberíamos hacerlo todo el año. Tenemos que comer sano siempre y, mañana mismo sería un buen momento, aunque estemos en agosto. La parte práctica del libro incluye un plan de ocho semanas para iniciar juntas el camino del cambio de hábitos. Hablo mucho de organización, lista de la compra, leer etiquetas, hacer un menú... Un punto imprescindible es no ir a comprar con hambre e ir con la lista de la compra planificada sabiendo qué es lo que queremos cocinar esa semana.