Investigación

Los audífonos reducen a la mitad el riesgo de demencia

Para aquellos con mayor probabilidad de pérdida cognitiva su uso es crucial aunque no los necesiten. Para el resto, no

Audífonos en personas mayores
Audífonos en personas mayoresFreepikFreepik

En 2050 una de cada diez personas en el mundo sufrirá una pérdida de audición discapacitante. Cuando el motivo principal de esta merma es la edad se conoce como presbiacusia y, según la Comisión de Audiología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, afecta al 20% de la población a partir de los 60 años, al 30% entre los 65 y 70 años, y al 70% a partir de los 70.

Se trata de una pérdida gradual, en la que primero desaparecen los sonidos agudos y se dejan de oír consonantes como la «s». Los primeros síntomas que los pacientes empiezan a notar es que oyen, pero no entienden, sobre todo si hay ruido alrededor, y que tienen que subir el volumen de la televisión y la radio. Si no se pone remedio a tiempo, el problema puede ser mayor. No oír bien hace que muchas personas se aíslen socialmente, lo que puede incrementar el riesgo de demencia.

Así, el primer ensayo aleatorizado hecho al respecto, y publicado esta semana en «The Lancet», concluye que los audífonos podrían reducir el deterioro cognitivo en mayores, pero solo en aquellos con mayor riesgo de demencia.

Los investigadores incluyeron en el ensayo a 977 adultos de 70 a 84 años de EE UU: una cohorte con mayor riesgo de deterioro cognitivo por sufrir problemas cardiovasculares y una de voluntarios sanos, y realizaron dos análisis.

Los participantes fueron asignados al azar a una intervención auditiva (asesoramiento auditivo y entrega de audífonos) o a una intervención de control que implicaba un asesoramiento más generalizado sobre el envejecimiento saludable con sesiones sobre enfermedades crónicas y se les hizo un seguimiento dos veces al año durante tres años.

En un primer análisis, al combinar ambos grupos, no detectaron ninguna diferencia en el deterioro cognitivo entre el grupo de participantes a los que se les dio audífonos y el que no.

Sin embargo, en un segundo análisis, se detectó que entre aquellos que tenían un mayor riesgo de deterioro cognitivo hubo un 48% menos de cambios cognitivos durante los tres años del estudio en el grupo que recibió audífonos en comparación con los que no lo tenían.

Estos hallazgos subrayan la importancia de tratar la pérdida auditiva en las personas mayores, ya que puede proteger contra la demencia. «Los resultados son sorprendentes porque los participantes no necesitaban audífono; es decir, tenían solo cierta pérdida auditiva, y se ha demostrado que en aquellos con mayor riesgo de sufrir demencia, como es el caso de las personas con problemas cardiovasculares, es importante llevar audífono para evitar el deterioro cognitivo», explica la doctora Raquel Sánchez del Valle, coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología.

Este estudio, revisado por pares y presentado esta semana durante la Conferencia Internacional de la Asociación del Alzheimer, se suma a la creciente evidencia de que abordar la discapacidad auditiva debería ser un objetivo de salud pública mundial primordial frente a la demencia.

«Estos resultados brindan una evidencia convincente de que el tratamiento de la pérdida auditiva es una herramienta poderosa para proteger la función cognitiva en la vejez y posiblemente, a largo plazo, retrasar un diagnóstico de demencia», afirma Frank Lin, de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.

Más del 5% de la población mundial sufre una pérdida de audición discapacitante. Y en el caso de los mayores de 60 años, más del 65% experimenta cierta pérdida de audición, siendo de grado moderado o alto en casi el 25% de este grupo de edad, según el informe «World Report On Hearing» de la Organización Mundial de la Salud.

Sin embargo, menos de una de cada diez personas con pérdida auditiva en países de ingresos bajos y medios y menos de tres de cada diez en países de ingresos altos utilizan actualmente audífonos.

Y eso pese a que la pérdida de audición no tratada se asocia con un mayor deterioro cognitivo. Así, tal y como concluyó la Comisión Lancet sobre Demencia de 2020, esta pérdida auditiva está asociada al 8% de los casos de demencia en todo el mundo, lo que equivale a 800.000 de los casi 10 millones de nuevos casos de demencia diagnosticados cada año.

Hipótesis

Varios motivos explican esta realidad, como que la pérdida de audición puede hacer que el cerebro trabaje más en entender lo que escucha que en recordar o memorizar, o que la pérdida de audición provoque que el cerebro envejecido se encoja más rápidamente.

Otra posibilidad es que la pérdida de audición haga que las personas sean menos sociables y que la reducción de la estimulación provoque atrofia cerebral.