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Alimentación
La corteza del queso tiene una función protectora frente a los agentes externos y permite que madure y se conserve adecuadamente. Además, evita la aparición de mohos indeseados y hace que la humedad permanezca en su interior sin secarse. Cuando se trata de la corteza del queso, existen muchas dudas acerca de si son comestibles o no. Y la verdad es que no existe una respuesta sencilla:
En cuanto a su composición, podemos distinguir esencialmente entre dos tipos:
Ambas son comestibles. Es decir, ninguno de los tipos de corteza es tóxico, y su consumo no derivará en ninguna afección de gravedad. Ahora bien, los expertos recomiendan no ingerir las cortezas artificiales. En cambio, las cortezas naturales no solo son aptas para el consumo, sino que además son ricas en bacterias y mohos que pueden resultar beneficiosos para la salud.
Ahora bien, debemos tener cuidado si estos quesos (por muy naturales que sean) han pasado por muchas manos. La composición misma de la cobertura no es en absoluto perjudicial, pero sí lo son las manos del tendero que lleva varias horas toqueteando monedas, fumando, etc. Y lo mismo ocurre con las del transportista o con las de las decenas de personas que han entrado en contacto con el queso. Y esto es importante para cualquier producto alimenticio: si vamos a comerlo entero y sin discriminar, mejor que venga en un envoltorio adecuado.
Otra precaución que también debemos tener en cuenta es que la etiqueta no esté pegada directamente sobre la superficie del queso, porque los pegamentos pueden dejar alguna sustancia perjudicial para nuestra salud.
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