Nuevo estudio
La extraordinaria explicación científica que revela por qué nos gusta el café, a pesar de su sabor
Un estudio determina que algunas personas tienen una predisposición genética a tomar café, que a su vez está relacionada con la predisposición a afecciones psiquiátricas
Ya sean las 7 de la mañana o las 3 de la tarde, tomar una taza de café caliente en una parte integral del día para millones de personas en todo el mundo. Muchas personas recurren esta bebida para combatir la somnolencia, o como puro placer. En España somos muy cafeteros. Cada español consume unos 3,81 kilos de café al año de media. Esto equivale a beber más de 500 tazas anuales. Una cosa es clara con el café: o lo odios o lo amas. Esto ha hace que algunas personas pregunten «y a mí, ¿por qué me gusta el café, si su sabor es realmente amargo?».
Responder a esta curiosidad también ha despertado el interés de la ciencia. ¿Nos gusta el café por qué a nuestros padres también o se debe al entorno? ¿El gusto (y el disgusto) por el café es social o heredado? Ahora, un nuevo estudio científico llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina y Odontología Schulich y de la Universidad de California en San Diego afirma que la genética determina si adoras o detestas el café. Además, el trabajo examinó si el café podría tener beneficios para la salud relacionados con nuestros genes.
Para ello, utilizaron datos genéticos y cifras de consumo de café declaradas por los propios pacientes. Después, elaboraron un exhaustivo estudio de asociación de genoma completo. Este tipo de estudios utilizan grandes volúmenes de datos genéticos para ayudar a los investigadores a identificar variantes genéticas, genes y biología asociadas a una enfermedad concreta o a determinados rasgos de salud.
Una vez realizado, los investigadores compararon los resultados del estudio, realizado en un grupo de 130.153 participantes de Estados Unidos, con una base de datos similar, pero que contenía un número aún mayor de registros de personas del Reino Unido (334.649 residentes).
«Usamos estos datos para identificar regiones en el genoma asociadas con si alguien es más o menos propenso a consumir café, y luego identificar los genes y la biología que podrían subyacer a la ingesta de café», explica Hayley Thorpe, investigadora principal del estudio e investigadora postdoctoral en Medicina y Odontología Schulich de Western.
¿El resultado? Existe una influencia genética en el consumo de café. En otras palabras, las variantes genéticas particulares heredadas de los padres influyen en la cantidad de café que se es propenso a consumir. El estudio se publicó en la revista Neuropsychopharmacology.
El café está relacionado con la obesidad y la depresión
Sin embargo, las conclusiones sobre el efecto saludable de una taza de café no fueron tan definitivas. La comparación reveló asociaciones genéticas positivas consistentes entre el café y los resultados perjudiciales para la salud, como la obesidad y el consumo de sustancias, en ambas poblaciones.
«Esto no significa que alguien que beba café vaya a consumir otras sustancias o a desarrollar obesidad, sino que la predisposición genética al consumo de café está relacionada de algún modo con estos rasgos», señaa Thorpe.
Los hallazgos se complicaron cuando se analizaron las afecciones psiquiátricas. «Fijémonos en la genética de la ansiedad, por ejemplo, o de la bipolaridad y la depresión: En el conjunto de datos de Estados Unidos, tienden a estar positivamente correlacionados genéticamente con la genética de la ingesta de café», apunta Thorpe. «Pero luego, en el Biobanco del Reino Unido, se ve el patrón opuesto, donde están negativamente correlacionados genéticamente. Esto no es lo que esperábamos», confiesa.
Los investigadores observaron otras diferencias entre las poblaciones. «Encontramos asociaciones positivas entre la genética de la ingesta de café medida en el estudio de Estados Unidos con trastornos psiquiátricos, pero estas asociaciones tendieron a ser negativas cuando se examinaron en el Biobanco del Reino Unido», indica, de nuevo, Thorpe. «Estas divergencias podrían deberse a muchas razones, como una compensación entre la ingesta de té y café que difiere entre las personas en los EE UU y el Reino Unido».
Si bien el estudio se suma a la literatura existente y ayuda a comprender mejor cómo el café podría afectar a la salud de un individuo, se necesita más trabajo para comprender la relación entre el café, el consumo de otras sustancias y los problemas de salud a través de entornos únicos, admiteThorpe.
Este estudio también se realizó en colaboración con el profesor de Medicina y Odontología de Schulich Jibran Khokar y los profesores de la UCSD Sandra Sánchez-Roige y Abraham Palmer.
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