Salud mental
Marian Rojas Estapé, psiquiatra: “La ansiedad permanente es la puerta deslizante hacia la depresión”
La especialista advierte del vínculo entre vivir en un estado de alerta constante y el desarrollo de la depresión, una enfermedad que afecta a casi tres millones de personas en España
La depresión, según la psiquiatra Marian Rojas Estapé, no aparece de repente: suele abrirse paso lentamente, empujada por un enemigo silencioso que muchos normalizan sin darse cuenta: la ansiedad permanente. En un reciente mensaje en sus redes sociales titulado “La ansiedad permanente es la puerta deslizante hacia la depresión”, la médica española advierte de cómo el cuerpo y la mente se desgastan cuando permanecen demasiado tiempo en un estado de tensión emocional crónica.
Marian Rojas Estapé, autora de éxitos de divulgación como Cómo hacer que te pasen cosas buenas y Encuentra tu persona vitamina, recuerda que la depresión es una de las grandes epidemias del siglo XXI. “En España la padecen casi tres millones de personas diagnosticadas”, apunta, y los datos lo confirman: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 3,8% de la población mundial sufre este trastorno, que ya se considera una de las principales causas de discapacidad.
Del estrés a la ansiedad, y de la ansiedad a la depresión
La psiquiatra explica que la ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante el peligro o la incertidumbre, pero cuando se mantiene activa durante demasiado tiempo, puede alterar los sistemas neuroquímicos que regulan el estado de ánimo. “Vivir en modo alerta constante agota al cerebro”, señala.
En términos biológicos, la ansiedad sostenida provoca una activación continua del eje hipotálamo-hipófiso-adrenal, responsable de liberar cortisol, la hormona del estrés. Cuando este mecanismo no se desconecta, el organismo se acostumbra a funcionar bajo una sensación de amenaza. Según estudios de la Universidad de Harvard, los niveles crónicamente elevados de cortisol afectan al hipocampo, región clave para la memoria y la regulación emocional, y se asocian con un mayor riesgo de desarrollar depresión.
Esa es la “puerta deslizante” de la que habla Rojas Estapé: un umbral sutil pero peligroso, en el que la ansiedad deja de ser adaptativa y empieza a convertirse en un estado emocional paralizante. “La ansiedad mantenida roba energía, ilusión y concentración; y cuando el cuerpo no puede más, se apaga. Entonces aparece la depresión”, explica.
Los primeros síntomas que no deben ignorarse
En su mensaje, la psiquiatra recuerda que detectar los primeros signos de depresión puede marcar la diferencia entre un cuadro leve y uno grave. Entre ellos menciona:
- Abatimiento y apatía, junto a una falta de energía generalizada.
- Pérdida de interés por las actividades que antes producían placer.
- Problemas de sueño, concentración y memoria.
- Dolores físicos difusos, sin una causa médica clara.
- Aislamiento o retraimiento social.
Estos síntomas, según la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), son más comunes de lo que se cree y tienden a confundirse con cansancio o estrés laboral. Sin embargo, cuando se prolongan durante semanas y afectan al rendimiento o a la vida cotidiana, es esencial buscar ayuda profesional.
“La depresión no es una tristeza pasajera ni una falta de voluntad”, insiste Rojas Estapé. “Es una enfermedad compleja, con múltiples causas y síntomas, que puede afectar a cualquier persona en algún momento de su vida.”
La OMS estima que cerca del 50% de los casos de depresión en el mundo no se diagnostican ni se tratan adecuadamente, en gran parte por el estigma social que aún rodea los trastornos mentales. Los especialistas subrayan que reconocer el problema y acudir a un profesional es el primer paso hacia la recuperación. La terapia psicológica , especialmente la cognitivo-conductual, combinada en algunos casos con medicación, puede lograr una remisión total de los síntomas.
Además, el apoyo social juega un papel determinante. “Buscar ayuda y apoyarse en el círculo más cercano puede marcar una gran diferencia”, señala la psiquiatra. Diversos estudios muestran que las personas con redes sociales sólidas tienen hasta un 40% menos de riesgo de recaída tras superar un episodio depresivo.
La psiquiatra recuerda que el bienestar mental no se construye con grandes gestos, sino con pequeñas decisiones diarias que devuelven al cuerpo la sensación de calma. “No podemos eliminar la ansiedad de nuestras vidas, pero sí aprender a gestionarla. La clave está en evitar que se vuelva permanente”, afirma.