Descanso
Siesta en verano: cuándo es beneficiosa y cuándo es perjudicial
¿Quién no se ha echado una siesta para descansar? Te explicamos los beneficios y riesgos de esta practica tan extendida
La siesta es una tradición profundamente arraigada en la cultura española, especialmente durante los calurosos meses de verano. Este breve descanso después del almuerzo puede ser una herramienta poderosa para revitalizar el cuerpo y la mente, pero también puede tener efectos negativos si no se realiza adecuadamente.
Exploramos los beneficios y perjuicios de la siesta veraniega, ofreciendo recomendaciones prácticas para aprovechar al máximo este hábito sin comprometer la salud.
Beneficios de una siesta corta en verano
Una siesta breve, de aproximadamente 20 minutos, puede ser extremadamente beneficiosa para la salud. Este tipo de descanso ayuda a disminuir la fatiga, aumentar la energía y mejorar la memoria y el estado de ánimo.
Una siesta corta permite al cuerpo producir endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad, que generan una sensación de bienestar. Además, este breve descanso mejora la digestión al permitir que el cuerpo se relaje y se concentre en procesar los alimentos. Para maximizar estos beneficios, es recomendable tomar la siesta a primera hora de la tarde y no inmediatamente después de comer, para evitar problemas de reflujo y acidez gástrica.
Perjuicios de una siesta prolongada
Por otro lado, una siesta prolongada puede tener efectos negativos significativos. Dormir más de 30 minutos puede llevar a la "inercia del sueño", una sensación de aturdimiento y desorientación al despertar. Este tipo de siesta también puede interferir con el sueño nocturno, especialmente en personas que ya sufren de insomnio o mala calidad del sueño.
Además, estudios han demostrado que las siestas largas pueden aumentar el riesgo de obesidad y enfermedades como la Diabetes tipo II. Por lo tanto, es crucial limitar la duración de la siesta para evitar estos efectos adversos y mantener un patrón de sueño saludable.
La siesta en verano puede ser una herramienta valiosa para mejorar la salud y el bienestar, siempre y cuando se realice de manera adecuada. Una siesta corta de 20 minutos a primera hora de la tarde puede revitalizar el cuerpo y la mente, mejorando la energía, la memoria y el estado de ánimo.
Sin embargo, una siesta prolongada puede tener efectos negativos, como la inercia del sueño y la interferencia con el sueño nocturno, además de aumentar el riesgo de ciertas enfermedades. Por lo tanto, es importante encontrar un equilibrio y adaptar la siesta a las necesidades individuales para aprovechar al máximo sus beneficios sin comprometer la salud.
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