Investigación
Descubren que el color de la flema pronóstica la gravedad de una enfermedad respiratoria
El color del esputo puede predecir el pronóstico de los pacientes con una determinada enfermedad respiratoria al revelar el grado de inflamación de los pulmones, según una investigación realizada en 31 países y que ha sido presentada en el Congreso Internacional de la Sociedad Respiratoria Europea
El color de la flema de los pacientes con bronquiectasias -dilataciones de los bronquios que causan infecciones bronquiales de repetición-, puede indicar el grado de inflamación en los pulmones de los pacientes y predecir sus resultados futuros. Así se desprende de una investigación presentada en el Congreso Internacional de la Sociedad Respiratoria Europea en Milán (Italia).
El estudio, en el que han participado casi 20.000 pacientes de 31 países, ha demostrado por primera vez que el color del esputo proporciona información clínicamente relevante que refleja pronósticos y, por lo tanto, puede ayudar a tomar decisiones sobre el tratamiento.
La bronquiectasia es una afección crónica para la que no existe cura. Una o más de las pequeñas vías respiratorias ramificadas, conocidas como bronquios, se ensanchan y esto conduce a una acumulación de exceso de moco que puede hacer que los pulmones sean más vulnerables a las infecciones.
Con el tiempo, esto puede provocar un empeoramiento gradual del daño a los pulmones. Las causas pueden incluir una infección pulmonar como neumonía o tos ferina, fibrosis quística, problemas subyacentes con el sistema inmunológico que hacen que los bronquios sean más vulnerables a las infecciones o aspergilosis (una alergia a cierto tipo de hongo que hace que los bronquios se vuelvan más vulnerables) y se inflamen si se inhalan esporas de hongos.
La bronquiectasia es una de las tres enfermedades inflamatorias crónicas de las vías respiratorias más comunes (junto con el asma y la EPOC). Tiene una prevalencia de entre 67 y 566 por 100.000 habitantes en Europa, América del Norte, el Reino Unido y los Estados Unidos.
La Dra. Megan Crichton, investigadora postdoctoral de la Universidad de Dundee, en Escocia, que presentó la investigación, explica que "una de las principales características de las bronquiectasias es una tos crónica, y casi tres cuartas partes de los pacientes con bronquiectasias producen esputo diariamente".
"Cuando los pacientes desarrollan infecciones respiratorias, el color del esputo se oscurece y este cambio de color se debe a una proteína llamada mieloperoxidasa o MPO, que se libera de las células inflamadas; por tanto, el color del esputo puede utilizarse como biomarcador de inflamación", añade.
"Sabemos que el nivel de inflamación pulmonar es importante para la salud a largo plazo en las bronquiectasias -prosigue-, por lo que queríamos saber si el color del esputo, cuando se evaluó cuando el paciente está sano y sin infección respiratoria, tenía alguna relación con los resultados a largo plazo, como función pulmonar y frecuencia y gravedad de las exacerbaciones”.
La doctora Critchton y sus colegas registraron el color del esputo en 13.484 de 19.324 pacientes que expectoraban esputo con regularidad y que estaban inscritos en el registro paneuropeo de bronquiectasias: Embarc. Siguieron a los pacientes hasta cinco años para observar la cantidad de exacerbaciones que tenían, su gravedad y cuántas personas murieron.
El esputo se clasifica enmucoide, de aspecto claro, espumoso y de color gris; mucopurulento, que comienza a mostrar un color amarillo cremoso; purulento, donde el color se oscurece hasta convertirse en un amarillo o verde más sucio y la textura se espesa, y purulento severo, que es el más severo y es de un verde más oscuro que se vuelve marrón, incluyendo a veces vetas de sangre.
El 40% de los pacientes productores de esputo (5.541) tenía esputo mucoide, el 40% (5.380) tenía esputo mucopurulento, el 18% (2.486) tenía esputo purulento y el 1% (177) tenía esputo purulento severo.
“Encontramos un mayor riesgo de exacerbaciones, hospitalizaciones y muerte con el esputo más purulento. Por cada aumento de un punto en la purulencia del esputo, había un 12% más de riesgo de muerte”, precisa en un comunicado el doctor Crichton.
"Como se trata de un estudio de gran tamaño realizado en varios países y con cinco años de datos de seguimiento, proporciona evidencia de que el color del esputo refleja el pronóstico. Las muestras de esputo se pueden recolectar fácilmente de la mayoría de los pacientes y el color ha demostrado ser un indicador útil, lo que convierte al esputo en un biomarcador clínico de progresión de la enfermedad fácilmente disponible y fácil de interpretar", incide.
"Creemos que la implementación de este biomarcador en la práctica clínica mejorará el tratamiento y el seguimiento de los pacientes con bronquiectasias", añade.
Además, el muestreo de esputo no es invasivo para los pacientes. "Saber que observar el color de su esputo como medio de autocontrol puede empoderar a los pacientes y darles cierto control sobre su afección, lo cual sabemos que es importante para mejorar la calidad de vida del paciente”, precisa la doctora.
Los investigadores están investigando la introducción de la tabla de colores del esputo en la práctica clínica y la mejor manera de ayudar a los pacientes a utilizarla para controlar la gravedad de su propia enfermedad. Informarán sobre estos nuevos hallazgos para que los pacientes, los médicos y los investigadores sean conscientes de ellos.
"Los hallazgos de este estudio ofrecen a los médicos y pacientes una forma sencilla y no invasiva de controlar sus síntomas. Si esto se implementa en la práctica clínica, podría marcar una diferencia real en el manejo de esta enfermedad y permitir a los médicos intervenir en una etapa más temprana si por el cambio en el color del esputo queda claro que los síntomas de los pacientes están empeorando”, afirma el profesor Carlos Robalo Cordeiro, presidente de la Sociedad Europea de Respiración, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Coimbra y jefe del Departamento de Neumología del Hospital Universitario de Coimbra, en Portugal, que no participó en la investigación.
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