
Salud y bienestar
Este alimento está en casi todas las cocinas españolas, pero los nutricionistas desaconsejan su consumo por este motivo
En muchas cocinas españolas hay un producto que se usa a diario para dar sabor a sopas, arroces y guisos, pero que esconde una lista de ingredientes poco recomendables para la salud

Bien es sabido que alimentación equilibrada es, sin duda, indispensable para mantener una buena salud, y aunque muchas personas intentan cuidar lo que comen, no siempre es fácil distinguir qué productos son realmente saludables. En los pasillos de los supermercados, sin embargo, abundan los alimentos ultraprocesados disfrazados de opciones prácticas o “caseras”, que en realidad están cargados de ingredientes perjudiciales, por lo que debemos de limitar su uso y centrarnos en los que de verdad ayudan a nuestro cuerpo y alimentarnos de forma sana.
Uno de los ejemplos más comunes de esto, según el nutricionista Miodrag Borges, conocido en redes como microbiotadesdecero, y lo cierto es que es un producto que la mayoría de los hogares españoles tiene en su cocina sin cuestionar.
Se trata de la clásica pastilla de caldo, en concreto, la popular Avecrem de pollo. Este cubito, utilizado para dar sabor a sopas, guisos y otras preparaciones, esconde tras su aparente sencillez una lista de ingredientes que poco tiene que ver con lo que podríamos considerar saludable, y mucho menos con algo que pueda formar parte habitual de una dieta equilibrada.
¿Por qué hay que evitar las pastillas de caldo?
El primer dato llamativo que destaca el nutricionista es que más del 50% de la composición de esta pastilla es sal, concretamente un 54,3%. Este dato ya es suficiente para alarmar, teniendo en cuenta que el exceso de sodio está directamente relacionado con problemas como la hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares y retención de líquidos. Aunque pequeñas cantidades de sal son necesarias para el organismo, el consumo elevado y continuo supone un riesgo para la salud pública.
A esto se suma la presencia de glutamato monosódico, un aditivo utilizado para intensificar el sabor que, si bien está autorizado por las autoridades sanitarias, ha generado cierta controversia. Su uso excesivo se ha asociado con dolores de cabeza, náuseas y otros síntomas conocidos popularmente como el “síndrome del restaurante chino”. Aunque estos efectos no están plenamente comprobados en todos los casos, sí es cierto que muchas personas presentan sensibilidad a este aditivo.
el aceite de palma, otro ingrediente a evitar
Otro ingrediente que no pasa desapercibido en el análisis de Borges es la grasa vegetal de palma, que constituye un 8% del total. Este tipo de grasa se utiliza por su bajo coste y su capacidad para dar textura y conservación a los productos procesados, pero su perfil nutricional es pobre. Consumida en exceso, puede elevar los niveles de colesterol LDL (el llamado “colesterol malo”) y aumentar el riesgo de enfermedades del corazón.
Sorprendentemente, en un producto que se comercializa como “de pollo”, el contenido real de carne de ave es mínimo: solo un 6%. El resto del sabor se construye a través de aromas y aditivos, lo que significa que el consumidor está comprando más química que ingredientes reales. Las verduras, por su parte, apenas suman un 1% del contenido total, diluidas entre cebolla, puerro, perejil y otras que, más allá de figurar en la etiqueta, aportan escasos beneficios nutricionales.
Con todos estos datos, la conclusión del nutricionista es clara, no merece la pena incorporar este tipo de productos en la dieta habitual. No solo por su composición desequilibrada, sino porque existe una amplia gama de alternativas más saludables. Caldos caseros, preparados con verduras frescas y carnes reales, no solo aportan más nutrientes, sino que además están libres de aditivos innecesarios y contienen menos sal.
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