
Estreno
Una mirada a la discapacidad alrededor del mundo
El 24 de enero llega a los cines «We have a dream», en la que 6 menores explican su día a día en sus países natales

«Me gusta como soy. Soy diferente y tengo una vida estupenda. Hay momentos en los que me he preguntado, sobre todo en el pasado, por qué me tocó a mí y no a mi hermana gemela, pero eso no va a cambiar y para mí es un motivo de fuerza para crecer», explica a este suplemento Maud, una de las seis protagonistas de la película documental «We have a dream», de Pascal Plisson. En ella se muestra la importancia de la familia y de la educación inclusiva a través de la historia de cinco menores de diferentes países que conviven con algún tipo de discapacidad. En el caso de Maud, amante del ballet «aunque últimamente más del baloncesto», es una adolescente francesa a la que nada más nacer los médicos le tuvieron que amputar una pierna y que también sufre sordera profunda. Aun así también toca el violonchelo. «Me gustaría que con esta película se cambie la visión que hay respecto a la discapacidad». Ella tenía curiosidad por saber cómo viven otros chicos su discapacidad alrededor del mundo.
Una curiosidad que también se despertó en Plisson, cuando rodando la película «Camino a la escuela» conoció a uno de sus protagonistas que iba en silla de ruedas. Pese a la distancia de su casa al colegio, «una distancia considerable», sus dos hermanos lo llevaban al colegio y una vez en la escuela le ayudaban sus amigos, «aluciné por cómo este niño era incluido en el colegio». Fue entonces cuando se puso a buscar historias sobre inclusión en diferentes partes del mundo.
Así fue cómo conoció a Xavier (un niño ruandés albino de 14 años que quiere ser médico), Charles (un chico de Kenia de 11 años, ciego y cuyo sueño es convertirse en corredor de fondo), Antonio (un brasileño de 8 años que tiene un trastorno del espectro autista y un TDAH severo), y a Nirmala y Khendo (dos nepalíes de 13 años que se conocieron en el hospital tras el terremoto de 2015 y que les costó una pierna a cada una y que ahora son inseparables), todos ellos protagonistas de «We have a dream», junto a Maud.
«Dos años» desde la idea hasta el rodaje en los que «hemos trabajado con unas 20 historias, niños de todo el mundo. También de Vietnam, Camboya, con niños que han pisado minas. Pero había que elegir, no queríamos que fuera una catálogo», incide Pascal a este suplemento tras la presentación de la película documental distribuida por Yoda Films y Versión Digital, y que cuenta con el aval de la ONG Educo y la Fundación Europamundo.
Un viaje a la discapacidad en la que Plisson ha visto muchas diferencias. Así, «en occidente, en países como Francia o en España, hay protección, ayudas a nivel estatal. El aparato para escuchar de Moud por ejemplo está sufragado por el Estado. Esto no sucede en países como Ruanda. Allí es más difícil» tener una discapacidad, y esa falta de oportunidades «dificulta la integración. Por contra, la integración de los menores en el ámbito educativo es más fácil en países como India que en Francia», detalla.
"En países como Ruada es más difícil tener una discapacidad porque no hay ayudas estatales, lo que dificulta la integración. Por contra, la integración de los menores en el ámbito educativo es más fácil en países como India que en Francia"
Pero sin duda, lo más importante son las familias. Da buena prueba de ello la madre de Xavier, quien reconoce que le quiso al instante nada más nacer. Xavier es feliz yendo a la escuela, para lo cual su madre tuvo que frenar sus miedos lógicos de que le secuestraran para rituales de magia negra en el trayecto, y es que no hay que olvidar que en algunas partes de África, los albinos en vida suelen considerarse una maldición y son secuestrados para asesinarles y amputarles las extremidades, ya que algunos creen que esta barbaridad puede atraer todo tipo de fortuna.
O los padres de Antonio que reconocen que su hijo «les ha enseñado a ser más humanos». Sin este soporte esta realidad sería otra, especialmente en aquellos países en los que las ayudas para estos menores son inexistentes.
La única crítica quizá es que quizá es demasiado bonito, cuando la realidad, desgraciadamente, es que muchas familias en África, por ejemplo, repudian a sus hijos albinos. Pero esa es también la idea, «mandar un mensaje de esperanza sin obviar que detrás de estas vidas también hay mucho drama».
Y es que «todos somos importantes», «la discapacidad no es una incapacidad», incide Charles. Quieren ser un alumno más, y lo cierto es que «merecen tener esa oportunidad, ser la persona que quieren ser», como afirma un profesor en el documental. Motivo por el cual «We have a dream» es una película idónea para promover conciencia y cambiar las cosas, de ahí que los colegios que quieran verla podrán solicitar acudir a precios reducidos a través de https://versiondigital.es/we-have-a-dream/
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