Alimentación

Ni el pan engorda ni la zanahoria mejora la vista: 7 falsos mitos sobre la alimentación

La demonización o eliminación de ciertos alimentos y la sobreestimación de los beneficios de otros puede ser el origen de trastornos alimenticios o déficits nutricionales

Una mujer lavando las zanahorias antes de prepararlas (Foto de ARCHIVO)2/10/2014
Una mujer lavando las zanahorias antes de prepararlas larazon

La preocupación por la alimentación ha ido en aumento en los últimos años. Son cada vez más las personas que buscan llenar la nevera con productos saludables. Sin embargo, a medida que el interés de la población se incrementa, también lo hace la información al respecto y lo cierto es que no siempre es correcta. Los mitos sobre la alimentación siguen muy presentes en nuestra sociedad y se debe a una falta de educación alimentaria. Recurrir a internet o a las redes sociales no siempre es la mejor idea cuando se trata de cuidar la salud e incluso puede dar lugar a concepciones erróneas sobre la nutrición y a malos hábitos.

"Si bien la conciencia social sobre la importancia de una buena alimentación es, sin duda, una buena noticia, ha sido también el punto de origen de muchos falsos mitos. La demonización o eliminación de ciertos alimentos, la sobreestimación de los beneficios de otros o la aparición de nuevas dietas milagro y modas alimentarias no solo puede perjudicar la salud física, sino que también puede ser el origen de trastornos alimenticios o déficits nutricionales", explica Nuria Cañas, nutricionista de BluaU de Sanitas.

Ante esta situación, lo ideal es acudir siempre a un profesional, de forma presencial o a través de videoconsulta, que ofrezca unas pautas alimenticias adecuadas para cada persona. "Para asegurarse de llevar una alimentación correcta y saludable es necesario conocer la situación del paciente. Aspectos como la existencia de patologías, intolerancias o alergias, así como los posibles déficits de vitaminas y minerales son cuestiones a tener en cuenta a la hora de seguir una dieta adecuada", añade.

Repasamos algunos de los falsos mitos más extendidos que, aunque pueden partir de alguna premisa real, no tienen ninguna evidencia científica.

- La zanahoria mejora la vista. Es quizá una de las creencias más antiguas y, aunque es cierto que la zanahoria es una buena fuente de vitamina A, directamente relacionada con la salud ocular, no hay evidencia de que el consumo de este alimento por sí solo pueda llegar a mejorar la vista.

- El pan engorda. El pan es uno de los alimentos más demonizados cuando se habla de dietas adelgazantes. Sin embargo, no tiene sentido eliminarlo de los menús diarios, aunque es recomendable ajustar la cantidad según nuestras necesidades, es decir, si somos personas activas o sedentarias, por ejemplo. Además, si elegimos un pan cuyo porcentaje de harina integral sea elevado, superior a un 80%, será una opción más saludable, que nos saciará más y que tendrá mayor valor nutricional.

- La fruta después de la comida empeora la digestión. No hay un mejor o peor momento del día para tomar fruta. Lo cierto es que puede consumirse en cualquier momento, aunque elegirla a modo de postre o snack es lo más habitual. Además de ser un alimento rico en vitaminas y minerales, la fruta contribuye a la salud intestinal y estomacal, aportando fibra, agua y nutrientes.

- El huevo aumenta el colesterol. Hay pocos alimentos tan completos como el huevo. Aporta proteínas de alto valor biológico, vitamina B12, D, A y E; zinc o hierro. El aumento del colesterol no es una consecuencia directa del consumo de huevo, aunque su yema nos aporte una importante cantidad de colesterol, por lo que a la semana es perfectamente recomendable consumir unos 5 huevos.

- Los alimentos integrales ayudan a adelgazar. Muchas veces se tiende a escoger alimentos integrales por creer que tienen menos calorías y esto no es cierto. De hecho, la mayoría de las veces tienen las mismas e incluso más que su versión blanca (refinada). La composición de los productos integrales es la misma, lo que cambia es la cantidad de fibra que contiene y que supone, sin duda, un beneficio para la salud intestinal y general.

- Es necesario tomar suplementos alimenticios. La suplementación alimenticia ha ganado popularidad en los últimos años, ya sea para mejorar la forma física, para adelgazar o para ganar salud. Sin embargo, los suplementos alimenticios no son necesarios en dietas variadas y equilibradas. Tan solo serán necesarios cuando un profesional así lo indique en casos de déficits nutricionales importantes derivados de ciertas patologías. También se popularizó su uso - especialmente durante la pandemia de covid- para tratar "catarros" o cuadros gripales, pero la ciencia muestra que la suplementación con micronutrientes no necesariamente es capaz de evitar las infecciones, ni de curarlas, aunque puede ayudar a disminuir los síntomas y facilitar la recuperación.

- Dormir engorda. "Es justamente lo contrario. De hecho, las personas que duermen menos de cinco horas tienen muchas más probabilidades de tener sobrepeso u obesidad que aquellas que duermen alrededor de siete horas. Además, la calidad del sueño es fundamental para prevenir la obesidad. Las personas que duermen menos de cuatro horas pueden tener un incremento del 70% de la probabilidad de desarrollar sobrepeso u obesidad y esta se reduce al 25% cuando duermen menos de seis horas. El organismo es capaz de quemar aproximadamente una caloría por kilo de peso y hora de sueño. Teniendo en cuenta que si una persona pesa 80 kilos (80 calorías por 7 horas), aproximadamente quemaría 560 calorías durante el sueño. Durmiendo quemamos más calorías que estando tumbados despiertos sin hacer nada", explica Francisco Javier Carrasco, internista de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).