Salud
Seguir este tipo de dieta se asocia con mayor riesgo de sufrir síntomas depresivos
Los varones y las personas con sobrepeso son más vulnerables a este efecto, según un estudio con más de 28.000 personas
Siete de cada 10 españoles ha seguido alguna vez una dieta para adelgazar, aunque solo el 38% ha consultado al médico para bajar de peso. Además, el 85% de la población se ha sentido alguna vez insatisfecho con su imagen corporal (88% en el caso de las mujeres y 81% en el caso de los hombres), según una reciente encuesta.
Se siguen dietas por muy distintas motivaciones o causas (desde condiciones de salud hasta el simple hecho de verse mejor) y, la mayoría de las veces, al no contar con el asesoramiento profesional adecuado, se producen efectos no deseados. Algunos de estos son en el estado anímico, por ejemplo: se ha demostrado que las dietas hipocalóricas suelen provocar deficiencias nutricionales (en particular, de proteínas, vitaminas y minerales esenciales) e inducir estrés fisiológico, lo que puede exacerbar la sintomatología depresiva, incluidos los síntomas cognitivo-afectivos.
Ahora, una investigación del Departamento de Psiquiatría, Universidad de Toronto (Canadá) ha evidenciado que una dieta baja en calorías está relacionada con un mayor riesgo de sufrir síntomas depresivos, riesgo que es más pronunciado en los varones (por sus mayores necesidades nutricionales) y en las personas con sobrepeso.
Para el estudio se basaron en los resultados de 28.525 adultos (14.329 mujeres y 14.196 hombres) de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) de Estados Unidos, representativa a nivel nacional, que habían completado el Cuestionario de Salud del Paciente-9 (PHQ-9) para la gravedad de los síntomas depresivos.
En total, 2.508 personas (poco menos del 8%) informaron síntomas depresivos, 7.995 participantes (29%) tenían un peso saludable, 9.470 (33%) tenían sobrepeso y 11.060 (38%) eran obesos.
Se preguntó a los participantes si estaban siguiendo alguna dieta en particular, ya fuerra para perder peso o por otros motivos de salud, y, de ser así, cuál era según estos cuatro patrones dietéticos: restrictivos en calorías; restrictivos en nutrientes (bajos en grasas/colesterol, azúcar, sal, fibra o carbohidratos); patrones dietéticos establecidos (adaptados para la diabetes, por ejemplo); y sin dieta. La mayoría de los participantes (25.009, 87%) dijeron que no seguían ninguna dieta específica, mientras que 2.026 (8%) seguían una dieta restrictiva en calorías, 859 (3%) una dieta restrictiva en nutrientes y 631 (2%) un patrón dietético establecido.
Al estratificar por sexo, una mayor proporción de hombres (12.772; 90%) que de mujeres (12.237; 85%) afirmó no seguir dieta. Las personas con obesidad (1.247; 12%) y sobrepeso (594; 8%) informaron con más frencuencia de que seguían dietas con restricción calórica, mientras que la restricción de nutrientes y los patrones dietéticos establecidos fueron los menos comunes.
Las puntuaciones en la escala de síntomas depresivos (PHQ-9) fueron más altas en aquellos con dietas restrictivas en calorías que en aquellos que no seguían ninguna dieta específica, y entre los que tenían sobrepeso y seguían una dieta restrictiva en calorías. Las dietas restrictivas en calorías también se asociaron con puntuaciones más altas de síntomas cognitivos-afectivos (medida de la relación entre pensamientos y sentimientos), mientras que las dietas restrictivas en nutrientes se asociaron con puntuaciones más altas de síntomas somáticos (angustia excesiva y ansiedad acerca de los síntomas físicos).
Estas puntuaciones también variaron según el sexo: una dieta restrictiva en nutrientes se asoció con puntuaciones de síntomas cognitivos-afectivos más altas en los hombres que en las mujeres que no hacían dieta, mientras que los tres tipos de dieta se asociaron con puntuaciones de síntomas somáticos más altas en los hombres.
Para explicar las discrepancias de género observadas, los investigadores señalan que la glucosa y el ácido graso omega-3 son cruciales para la salud cerebral. "Las dietas bajas en carbohidratos (glucosa) o grasas (omega-3) podrían, en teoría, empeorar la función cerebral y exacerbar los síntomas cognitivo-afectivos, especialmente en hombres con mayores necesidades nutricionales", sugieren.