Clasificación
Solo el 25% de los alérgicos a la penicilina realmente lo son
Un estudio liderado por el Hospital Universitario de Bellvitge descubre que esta clasificación es errónea en 3 de cada 4 personas
Si cuando era pequeño le dijeron que usted era alérgico a la penicilina es posible que esta clasificación fuera falsa. De hecho, según un estudio llevado a cabo por el Hospital Universitario de Bellvitge, en Barcelona, esta probabilidad asciende al 75%.
Y es que casi tres de cada cuatro pacientes etiquetados como alérgicos a los antibióticos betalactámicos o penicilinas son falsos positivos. Así lo demuestra un estudio realizado por un grupo clínico encabezado por el doctor Gustavo Molina, especialista del Servicio de Alergología del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB).
Para llegar a esta conclusión se han analizado 249 casos de alérgicos a betalactámicos, procedentes de siete hospitales públicos del Instituto Catalán de la Salud (ICS): Vall d’Hebron, Arnau de Vilanova, Virgen de la Cinta, Germans Trias i Pujol y Joan XXIII, además del ya citado Bellvitge.
En este trabajo, del total de pacientes examinados, en 186 casos –el 74,3% del total– se ha retirado la etiqueta después del estudio alergológico.
Problema de salud
«Las falsas etiquetas de alergia a penicilinas y otros betalactámicos no son un asunto menor, se trata de un problema de salud propia y pública», apunta el doctor Molina.
Así, el sobrediagnóstico de alergias a medicamentos tiene consecuencias graves como el empleo de alternativas terapéuticas más dañinas, más caras y menos eficaces, el incremento de infecciones de heridas quirúrgicas o la subida del tiempo de hospitalización.
Asimismo, también propicia el crecimiento de la resistencia a antibióticos, en un contexto global de aumento de las bacterias multirresistentes, que supone una amenaza cada vez mayor para la salud pública mundial.
La mayoría de falsos positivos son de la infancia pese a que se desarrolla entre los 26 y los 54
La mayoría de los falsos positivos examinados en el estudio proviene de la infancia, pese a existir suficiente evidencia sobre que la alergia a los antibióticos suele desarrollarse entre los 26 y los 54 años. «Los datos muestran la necesidad de aumentar la formación en alergia e hipersensibilidad, para que el personal sanitario mejore competencias en la identificación de reacciones y los efectos adversos esperables de los fármacos», sostiene el especialista del Servicio de Alergología del HUB.
En el análisis, que reafirma los resultados de investigaciones similares, han participado especialistas en Alergología, Farmacología Clínica y Farmacia de los hospitales públicos del ICS.
El estudio multicéntrico en siete hospitales públicos del Instituto Catalán de la Salud, para evaluar si los pacientes etiquetados de alergia a la penicilina lo son realmente o no, ha sido becado con un Fondo de Investigaciones Sanitarias (FIS) por parte del Instituto de Salud Carlos III. Además, con el objetivo de mejorar el diagnóstico en la especialidad, el Servicio de Alergología del Hospital de Bellvitge ha elaborado protocolos de trabajo para armonizar la práctica clínica del centro.
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